Bandidos y Asesinos. Parte: 1.

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Un motociclista es alguien que se atrevió a hacer algo que todos sueñan con hacer: Enviar todo al demonio, pero pocos se atreven. ~

Apenas llevaba una semana como prospecto y sentía como si hubiera tenido que combatir toda una guerra. Lincoln se contempló en el reflejo de unas botas a las que estaba tratando de lustrar, sentía que ya estaba agarrando ritmo.

Pasó justo lo que imaginaba, aunque aumentado un poco. En realidad, aumentado bastante. Prácticamente lo trataban como a un esclavo, haciéndolo lustrar botas, trapear el piso, limpiar baños y prácticamente cualquier trabajo humillante o que nadie desea hacer.

Pero eso no lo iba a desanimar. Para nada. Si Bobby había pasado por eso, si el padre de Bobby lo había soportado, él también podría. Él sería un verdadero hijo de la anarquía.

— Hey, perra. — Le gritó uno de los Sons, caminando en dirección a la barra para pedir un trago. — Alguien hizo un desastre en el baño, ve a limpiar.

Lincoln sintió una punzada de ira, pero se fue rápido al ver los parches que adornaban su chaqueta. Miraba eso y ya podía imaginarse a él mismo, con sus propios parches, conduciendo por la carretera sobre su moto.

Su moto..., aún no la conseguía. Consiguió trabajo en Flip's: Comida y Combustible, pero el sueldo era tan miserable que había considerado seriamente robarla. O tal vez robar la propia tienda donde trabajaba.

— Eh, sí señor, ya voy. — Lincoln respondió tratando de no parecer tan molesto por lo que uno de los hombres de mayor rango del club le pidió hacer.

— Y cuando termines necesito que limpies las motos, y a la de ya, qué hoy mismo voy a salir por mi chica, puto blanquito de mierda. — Volvió a decir convocando un poco más la ira del joven Lincoln... Pero si quería ascender debía hacer todo lo qué le pedían sin chistar.

— Sí señor...— Lincoln respondió aguantándose de decirle. "Imbécil" Algo que no debía decirle en ese preciso instante. Lo tenía en la punta de la lengua, pero si lo decía lo más probable era que se ganará una paliza. Lincoln comenzó a ponerse sus guantes para lo que sabía era limpiar un cagadero.

Era peor de lo que había imaginado, superando por mucho a cualquier desastre que hubiera hecho Lily cuando era bebé.

Pensar eso hizo que involuntariamente se riera, y el aire apestoso hizo que casi se atragantara. Había un olor a putrefacción tal que ni Lana estaría tranquila ahí.

Comenzó a trapear rápidamente, no quería pasar demasiado tiempo ahí, y encima debía limpiar las motos. Eso era demasiado complicado para él pues debía tratarlas con el respeto que merecían. Su peor pesadilla es que alguna se le cayera mientras la lavaba, si pasaba eso podía darse por muerto. Pero valdría la pena cuando obtuviera sus parches, vaya que lo valdría. Había buscado modelos de motocicleta en revistas y páginas web, pero aún no había hallado una que lo convenciera. Debía buscar en tiendas, ahí encontraría la moto que sin duda robaría su corazón.

Una yegua de acero del que esperaba ser digno.

Lincoln se había imaginado montar una Motocicleta como los demás en el club. Sí le costaría uno y la mitad del otro, y quizás tendría que trabajar como un maldito esclavo para obtenerla. Pero soñar no costaba nada.

Igual él era el chico con un plan. Sabría qué hacer para conseguirla en algún momento de su vida.

Pero mientras pensaba en eso seguía tratando de destapar la cañería, y sí el olor a mierda ya era insoportable eso era inhumano. ¿Quién sería capaz de hacer tal monstruo de Mierda?

The Loud House: S.A.M.C.R.O. Libro 1: El Capítulo Gris. (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora