S e i s

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Por fin regreso, chingus.
Los quiero y tendrán maratón.

Narra Yon:

Vi que subió Jimin a la camioneta, el terror estaba dominando mi mente, no sabía que iba hacer ese imbécil, al parecer iban dos hombres más trepados a la camioneta. Me moví un poco pero al parecer un hombre fuerte, de cabello color castaño claro se dió cuenta de mi movimiento, al instante me levantó y me quiso vendar los ojos, yo luché para que no pudiera hacer la acción.

Déjame. —Grité fuertemente, retorciendo mi cuerpo como un gusano y queriendo ver la manija de la puerta para escaparme.

Cállate, Yon. —Dijo Jimin con fastidio mientras miraba por la ventana los árboles.

Tú no me callas, pendejo. —Mi furia se elevó y le di un codazo en la estúpida cara del hombre que quería vendarme los ojos, fui hacia la manija de la puerta y la abrí.

¡Yon! —Grita Jimin— No lo hagas, no ocasiones problemas. —Intenta pasarse a los asientos de atrás y voltea a ver rápido al hombre que golpeé— Eres un tremendo idiota, Sehun.

—Escuché el nombre, se me hizo conocido pero no le tomé importancia, lo que quería hacer era aventarme del auto— Buena suerte, Jimin.

Estás idiota. —Me jala de los cabellos, a lo cual yo pego un grito, en un movimiento rápido Jimin cierra la puerta.— Hiro, pon seguro en las puertas y aumenta la velocidad.

—Traté de gritar pero Jimin tenía su mano derecha sobre mi boca, pataleaba en cualquier lugar, intentaba jalarle los cabellos a Jimin pero era más rápido y echaba su cabeza hacia atrás, quería pegarle en los huevos pero no lo hacía porque le podría sólo pegar con mis manos y que asco. En un momento puso un pañuelo muy cerca de mis fosas nasales, sentía que me quemaba, en unos minutos mi vista se puso en negro y caí desmayada.



Desperté en una habitación pintada de color gris, alumbraba un foco que daba luz blanca, tardé en acostumbrar mi vista a la luz que había ahí, quise estirar mis brazos pero algo lo impedía y sí, estaba atada, igual que de los pies, grité de desesperación y me quedé en silencio al escuchar abrirse la puerta de la habitación, esperé a que dijera una palabra pero no, sólo se paró donde yo estaba y pude reconocerlo, era Sehun, lo miré con odio y él sólo dio una risa sarcástica.

Así que eres muy ruda, ¿eh? —Dice mientras mira mi cuerpo.

Eso a ti qué te importa. —Grité lo más fuerte que pude. Él en un movimiento rápido se puso encima de mi, mientras se inclinaba para rozar sus labios con los míos.

Tranquila, calladita, por favor. —Dice en un tono burlón mientras pone sus manos en mi cintura.— Coopera y lo disfrutarás.

No. —Dije firme y sería, en cualquier momento gritaría, abrí mi boca para tomar una bocada de aire para estar apunto de hacerlo, él sólo la tapó con su mano izquierda.

No grites, te he deseado por mucho tiempo, no quiero que Jimin te escuche. —Escupe cada palabra con odio, yo sólo lo miro aterrada y confundida. — Te he deseado desde que íbamos en secundaria.

Eres tú, hijo de puta. —Apenas y pude hablar, le mordí la mano a Sehun, él sólo se quejó y me dió una bofetada.

AYUDA. —Grité fuertemente, en eso escucho la puerta abrirse y así seguí gritando.

Prohibido enamorarse. | Jimin de BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora