III

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La mañana se anunciaba tras la dulce salida del sol, despertando al lobo de su letargo.

Sousuke repetía la misma rutina mañanera que tenía desde que empezó a vivir en ese departamento, una vez acabada salió y se dirigía al trabajo cuando recordó el compromiso de esta tarde. Era la primera vez que iba a comer con alguien en mucho tiempo, se sentía bien pues ya no comería solo, pero después de todo era su jefe con el que lo iba a hacer y no podía dar una mala impresión, no solo porque era su jefe, sino porque era una persona especial para el y se había ganado su cariño.

Sousuke no podía creer que solo habían pasado unos días desde que lo conoció, el sentía que llevaba años de conocer a Kuro. Sousuke salió de sus pensamientos al encontrarse con Kuro al entrar a la oficina.

-Buenos días Sousuke, ¿listo para esta tarde?- dijo el león con un tono amable.

-Si, realmente estoy ansioso por ver lo que cocinaste.- respondió Sousuke.

-Espero que te guste, me esforcé cocinándolo.-

-Apuesto que me encantará- decía Sousuke mientras caminaban por los pasillos hacia la oficina de Kuro.

-Eso espero, pero por ahora a trabajar.-

-¡Si señor!- decía Sousuke mientras hacía un saludo militar.

Kuro soltó una pequeña risa, Sousuke no pudo evitar admirarla con ternura mientras sonreía.

El día de trabajo fue normal y todo era como habitual, calmado, no hubo mucha plática entre el lobo y el león aparte de unos pequeños coqueteos indirectos de parte de Sousuke, los cuales Kuro no parecía captar. El día de trabajo había terminado, Sousuke y Kuro iban saliendo de la oficina mientras hablaban un poco acerca de lo de esa tarde.

-¿Estas listo?- preguntaba Kuro.

-Antes que nada, Kuro, ¿puedo pedirte un favor?-

-Claro, ¿qué necesitas?-

-¿Podrías llevarme a mi departamento?, es que quiero cambiarme.-

-No hay necesidad, te ves muy guapo con eso, pero claro, yo te llevo.-

-Gracias.- decía con un pequeño tono rojizo en sus mejillas.

El león condujo a Sousuke hasta su departamento, donde Sousuke lo invitó a pasar.

-Insisto, tienes un muy bonito departamento.-

-No se compara tu casa, es hermosa.-

-Pero se siente muy vacía estando yo solo allí, aquí es más acogedor.-

-Gracias, voy a cambiarme, no tardo.-

Sousuke había preparado su atuendo desde la noche anterior, quería verse bien, estar cómodo y no perder el toque formal. Sousuke se cambió rápidamente y salió para encontrar al león sentado en su sillón.

-Wow, te ves muy bien, bueno más de lo habitual.- decía Kuro un poco nervioso.

-Gracias.- decía Sousuke un poco avergonzado y sonrojado tras escuchar las palabras del león.

-Tendré qué ponerme guapo yo también.- decía Kuro

-Ya lo eres..., no hay necesidad.- decía Sousuke sin pensarlo.

Ambos estaban parados y sin saber que decir, no podían verse a los ojos ni hacer ningún clase de contacto de lo avergonzados que estaban.

-Deberíamos irnos ya.- decía Kuro rompiendo con el momento incómodo.

-Si, se nos va a hacer tarde.-

Ambos salieron del departamento, subieron al auto de Kuro y se dirigieron a su casa. No solamente la casa era hermosa, también lo eran sus alrededores llenos de flora espectacular, esta hacía que el viaje de camino fuera aún mejor.

AMOR DE OFICINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora