3

252 22 13
                                    

Esa mañana llovía como ninguna otra desde hacía tiempo, era uno de esos días gris en los que solo se podía quedar en casa sin hacer nada, pero tenía cosas que hacer y debía llegar a chester antes del anochecer. Lord Damian miraba inquieto por la ventana de su recámara, podía caer el agua mas grande pero aun así eso no impediría que se marchase ese día.

No solo eran los asuntos que tenia pendiente los que lo hacia querer salir corriendo, sino la hermosa joven que se había hecho hueco en su cabeza.

Alguien llamó a la puerta sacándolo de sus pensamientos y solo de pensar que era alguna criada lo ponía irritante. Cuando la puerta se abrió dando paso a la mujer de servicio, esta agachó la cabeza como forma de saludo.

-Disculpe, señor. Se le espera abajo para desayunar.

-no tengo apetito, mas bien pida que me preparen mi coche para dentro de una hora.

-si señor. - la mujer retrocedió con intención de marcharse cuando Damian la detuvo antes de abrir la puerta.

-una cosa mas, podría pedirle a la señorita Eleonor que me gustaría verle antes de marcharme.

-la señorita se encuentra indispuesta en esta mañana, señor.

-¿por que? - pregunto con autoridad.

-la señorita ha agarrado un resfrío y no es recomendable verle en estos momentos.

Sabia que se enfermería luego del tremendo baño la noche anterior, no era para menos.

-pida entonces que mi cochero este preparado para lo mas rápido posible.

-si, señor - ésta salio a toda prisa a cumplir con la orden.

******

-te has enfermado a propósito, Eleonor. Nuestros padres te esperaban para hoy, pero ya he enviado un mensaje explicando tu demora.

Podía verla pasear por la habitación de un lado hacia otro y regañándome. la que decía ser mi hermana parecía tan preocupada por no poder ir ... Donde quiera que fuera, pero aun estaba desconcertada, por lo visto nada había sido un sueño y por si fuera poco me sentía muy mal, mis fosas nasales estaban tapadas y no paraba de toser. Todos estaban de acuerdo en que debía permanecer en cama.

-sabes que esto no retrasara tu boda ¿Verdad? - la escuche y retuve el escaso aliento de mi boca. Acaso escuche mal o dijo boda.

-¿Que boda, de que estas hablando?

-hay querida ¿estas tan mal? Llamaremos un medico. Que no recuerdes que te vas a casar es grave, creo que el resfrío te esta afectando – lo dijo en tono dulce y preocupante.

-no, no puedo casarme.

-creo que ya he escuchado eso antes, pero no puedes evitarlo, Eleonor, y de verdad lo siento mucho cariño - se sentó al borde de la cama y tomo mi mano - se que Sir Henry no te agrada, merecías casarte por amor como yo. Lo que no entiendo es por que nuestros padres de un monto a otro han tomado la desición de esa repentina boda.

No se por que pero algo en sus palabras toco mi sensibilidad asi que eché mi cabeza a un lado y dos lagrimas rodaron por mis mejillas, quizás si me este afectando el resfrío, pero no la memoria, mas bien las emociones.

En que mundo tan retorcido había caído como para ser casada con un desconocido y ahora mi prioridad se remontaba en descubrir quien era Eleonor y el misterio del espejo, y si para lograrlo tenia que jugar jugaría a ser la Eleonor que todos llamaban.

-quiero estar sola - pedí con poca cortesía.

- si, enseguida enviare a Esthel para que te haga compañía y te pueda ayudar en lo que necesites.

-dije sola, por favor - y esta vez la miré con algo más que tristeza, la miré como a una hermana que quizás comprendiera lo que le estaba pidiendo. Ella asintió con la cabeza, se levanto de la cama y caminó hacía puerta dejándome sola como le había pedido.

Que más daba, las cosas nunca pasaban como una esperaba, pero si tan solo pudiera yo recordar mi nombre todo sería más fácil ¿O no? ¿sería acaso más complicado?. Y exhalé con fuerza pensando en la futura posibilidad de evitar una boda. No podía casarme, simplemente no puedo; por dos razones: la primera es que no soy de esta época y la segunda no menos importante es que no se quién soy o creía ser.

Estas cosas eran solo de locos, porque solo a una desequilibrada mental le pasaban lo que me está pasando. Bueno al menos podía respirar tranquila porque al parecer mis pensamientos e ideas locas habían venido conmigo. Entonces comencé reír de forma histérica por la situación, que al parecer no tenía salida a menos que encontrara el espejo, y evaluado desde mi punto de vista no sabría por donde empezar.

De la risa pasé al llanto desconsolado, frustrada al pensar en mis ideales y no recordar una cosa tan sencilla como lo era mi nombre ¿Cómo a una se le olvidan esas cosas? algo tan imprescindible e identificativo de una persona, si ya sé, solo a mí.

****

Nunca había visto a su hermana en aquel estado tan deplorable y sin mencionar que se le veía capaz de hacer cualquier cosa con tal de evitar esa boda tan repentina que le era impuesta.

Bajaba las escaleras cuando escuchó el revuelo de su esposo más bien parecía escandalizado por algo.

–¿Frack? ¿Sucede algo? – le preguntó a medida que se iba acercando al pequeño salón donde le encontró con el periódico en mano.

–no creerás los cosas que hay aquí – dijo respondiendo su pregunta y haciendo ímpetu al periódico.

Suzette se acercó intriga por saber aquello que inquietaba su marido a la vez se sentía inquieta porque solo tenía que ser algo muy serio como para que el quisiera que ella le prestará atención o diera alguna opinión ya que nunca le habían gustado los temas de política.

El periódico the times no hablaba solo de políticas, sinó que también tenía temas populares y uno que otros escándalos de sociedades que nunca le interesó leer. Tomó la gaceta en la mano y al leer el titular se llevó una mano a la boca para evitar lanzar alguna exclamación ofensiva.

"¡El escándalo del año!"
Damicela en apuros nada desnuda para huir de matrimonio.

No solo era el titular sinó el dibujo por el que estaba acompañado. Era una mujer desnuda Y no cualquier mujer era su hermana porque si el pecado llevaba nombre en ese momento era Eleonor Carrington.










A Través De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora