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Entré a la habitación seguido de Esthel estaba dispuesta a que me contase todo lo que estaba ocurriendo. Seré la puerta tras de mi y me apoyé en ella para no desrrumbarme en aquel instante.
No creo estar conmocionada por lo que afirmaba Esthel. No recuerdo nada es cierto, pero eso no quiere decir que halla perdido la cordura.

_¿dime qué ocurre? No recuerdo mucho - dije mirando a la muchacha que estaba algo asustada.

-milady, solo la deje sola un segundo y fui a lo que me mandó y cuando regresé ya no estaba, entonces salí a buscarla y...

-¿que te envie a buscar? - la interrumpí.

-¿no se acuerda? - me dijo como con los ojos bien abiertos - me dijo que no podía dormir y me envió por un vaso con leche.

Me sentí peor, esa explicación no me decía nada a excepción de que aquella chica parecía mi perro guardián que una mucama, sirvienta, doncella o lo que fuese.

-¿sa... Sabes si llevaba un espejo?

-si recuerdo su espejo de manos, pero no se si lo llevaba cuando el lord la encontró.

-bien, entonces será mejor que duerma un poco a lo mejor si descanso me acuerde de algo.
Camine hacia el centro de aquella habitación extraña para mi, tenia una amplia cama con dorsal y las sabanas algo revueltas parecían suaves.

-¿necesita algo más, milady?

-no - la mire pero esta vez bajó su cabeza -¿por qué?

-me refería a si necesita ayuda para vestirse.

-no, deberías ir tú también a dormir.

-pero, milady...

-no me llames asi, mi nombre es... Es... - y no lo recordé por mas que rebusqué en mi cabeza.

- Eleonor, señorita - me dijo Esthel aun sin mirarme y verla allí parada con la vista clavada al suelo me pereció de lo mas normal pero a la vez ajeno a mi. Esa no era yo y aunque no recordase mi nombre sabía que esa vida no me pertenecía.

-ese no es mi nombre, solo es que no lo recuerdo aun.

-¿puedo retirarme, señorita?

-no, solo tengo una pregunta más ¿en qué época estamos?

-¿época? - me dijo algo desconcertada.

-si, en que año estamos?

-estamos en junio, señorita de 1802.

-Dios, lo sabía, pero esto debe de ser un error o me estare volviendo loca.

Me toque la cabeza y tome asiento al borde de la cama, mire a Esthel que esta vez si me miraba con cara de sorprendida y de seguro que lo hacia por la cara que debía de estar viendo en aquellos Momentos, inclusive yo podía imaginar mi rostro de desquiciada.

-tal vez solo necesite dormir - me sugirió algo impaciente.

-si, pienso hacerlo - Esthel me dio la espalda y comenzó a caminar hacia la puerta - una cosa más ¿Napoleón existe?

-si, señorita - esta vez me lo dijo algo divertida - que pase buenas noches.

Sin mas abrió la puerta y salió dejandome allí en medio de las sombras que proyectaban las velas.

*****

Le había llevado hasta allí y ya estaba mas que arrepentida de haberlo hecho. Eleonor Carrintong veía el fruto del espejo ante sí, solo que para ella nada había salido como esperaba. Se había quedado en un lugar paralelo como si fuese un fantasma al cual nadie podía ver. Solo le quedaba la esperanza de encontrar el espejo que había utilizado.

Algo había salido mal y no sabía qué era. Se harcercó a la cama donde dormía ella pero sabía que era la chica del espejo. Ella nunca le había visto tan de cerca y por si fuese poco tenía falta de memoria, al parecer había olvidado su vida para adaptarse a la nueva que se le imponía.

Eleonor nunca supo el nombre de su sustituta solo sabia que existía de otro mundo diferente al suyo y por ello ahora estaba pagando.

Recordaba haber ido hasta el lago con el espejo. Apuntó a la luna y alguien la había empujado. En el camino debió perder el espejo y nunca llegó a su destino pero aquella chica si lo habia conseguido y ahora estaba absorbiendo su vida que mientras mas lo hacía sentia que mas se desbanecia, era como si al tomar su lugar se convierten en una, solo que había espacio para una de ellas y era más que evidente que para la verdadera Eleonor habían pocas posibilidades. Solo habia una persona que sabia de todo aquello, esa persona era la que la habia ayudado con toda aquella locura.

Se alejó de la cama y salió de la habicion tal vez si intentase que alguien la viera o por lo menos intentar que la vean seria mas tranquilisador y solo alguien la habia visto aquella noche correr hacia el lago: lord Damian.

El espectro de Eleonor salio en su busca y recordó aquella tarde cuando le conocio, era cierto que era muy guapo pero no le atraia, más bien le chocaban los hombres asi, con su arrogacia y su porte de oveja mansa pero ella sabia que ocultaba el lobo dentro de sí, listo para atacar.

Avanzó por el largo pasillo en penumbras. Toda la casa esba en silencio lo que indicaba que sus residentes estaban todos dormidos. Al encontrar la habitacion de lord Damian, avanzó hacia ella; esto le era muy facil ya que si Proyectaba en sus pensamientos atravesar una puerta simplemente aparecía al otro lado.

*****

Lord Damian dormia algo inquieto, no dejaba de dar vueltas en aquella cama. Alguien ocupaba mente y esta vez no era Jane Norboth.

Maldita fuera Eleonor Carrintong maldijo para sí golpeando con un puño la almohada. No podía dormir y no lo haría, asi que sin mas preámbulo Damian se sentó en la cama y al hacerlo se habia espantado al creer que inclusive la veia delante de si.

Serró lo s ojos con fuerza, no podia creer que su imagen lo acosava de tal manera como para mantenerlo despierto imaginandosela en la oscurirad de la habitación. Al abrir los ojos nuevamente miró a su alrededor aquel espacio solo iluminado por la luz de la luna que se colaba por la ventana. La noche era fria, sin embargo se habia tirado sobre la cama solo con los calzones puestos. Su cuerpo ardía victima de la acosadora que había salvado de morir ahogada y desnuda.

Damian sonrio al pensar en la desnudes de Eleonor Carrintong, tirada sobre la tierra húmeda con el pelo revuelto, las mejillas sonrosadas por el frio, los pechos blancos de pezones claros y el centro de su feminidad calva y sus larguisimas piernas blancas que hasta parecia acabada de tener un revolcon y solo de pensarlo ya estaba duro debajo de las sabanas. De lo que si estaba seguro era del poco pudor de la joven y de su deseo mutuo. No dejayria pasar desapercibida la forma coqueta de mirarlo horas atras, ante la cual se sintió tentado, pero a la vez furioso consigomismo por estar sintiendo cosas que lo podían estar induciendo a una trampa.

Aquella señorita ya estaba comprometida y lo sabia por lo que le había contado su amigo, ella era la prometida de sir Henrry y era de saberse que la joven no estaba muy contenta con todo aquello.

😍😍 Espero que les guste tanto como a mi porque aunque no lo crean me he enamorado de esta historia.

A Través De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora