I (Editado)

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"Pocos ven lo que somos, pero muchos ven lo que aparentamos"

-Nicholas Maquiavelo

Motus, 2008.

Se despertó con el corazón en la boca cuando sintió la cama temblar. Sus ojos se posaron en todos los objetos que iban de un lado a otro sin control en la habitación. Los volvió a cerrar con fuerza, se llevó ambas manos a los oídos para dejar de escuchar el sonido que producían sus cosas volando por los aires. Pensó en colores, azul cielo mezclado con gris, tardes de lluvia y bebidas calientes, pequeñas gotas cafés danzando en su cabeza, calmando sus latidos, tranquilizando su mente.

En el preciso momento en el que los latidos de su corazón volvían a su ritmo normal, los objetos de su habitación caían produciendo un gran estruendo. Se levantó con rapidez para cerrar la puerta con llave, la oscuridad reinante en aquella habitación indicaba que el amanecer no se encontraba a la vuelta de la esquina y que al igual que los días anteriores Lisa volvería a desvelarse. Miró la hora en su celular, eran las cuatro de la madrugada, tenía mucho trabajo que hacer si quería dejar la habitación organizada antes de que su tía o madre se despertaran.

Aproximadamente una hora después, su habitación lucía tal como la había dejado la noche anterior, a excepción de unas tazas rotas que utilizaba para guardar pinceles y una grieta que comenzaba desde el extremo izquierdo de su espejo y continuaba hasta la mitad de este. Estaba cansada, se acostó nueva vez, pero el temor de volver a tener una pesadilla la mantuvo en vela hasta la hora en la que debía de comenzar su rutina.

Al salir de la ducha se quedó observando su reflejo en el espejo, ella tenía la apariencia de una joven normal. Quizás demasiada alta en comparación con las demás jóvenes de su clase, pero normal, a fin de cuentas. Normal, como todo aquello que se mueve en un medio natural.

Pero no era natural lo había dentro de ella. Y aunque su reflejo en el espejo le aseguraba que si, sabía que dentro de sí algo anormal se movía.

Con irritación bajó la vista hacia sus manos. Esa mañana las cosas se habían salido de control nueva vez, cosa que estaba sucediendo con mayor frecuencia. Antes solía pasar mientras pensaba en aquel día, cerraba los ojos unos segundos y cuando los volvía a abrir toda la habitación era un caos. Pero ahora cualquier situación de sumo estrés, enojo o molestia hacía que las cosas se tornaran extrañas. Hasta las pesadillas provocan que sucediera, como si el ambiente estuviera consciente de lo que ella estaba viviendo en ese momento. El miedo se estaba abriendo paso en su interior, las cosas estaban tomando un aire de seriedad y complejidad. ¿Qué pasaría si sucedía en algún lugar público? ¿Un lugar donde alguien pudiera salir herido?

Se atrevió a pensar en aquella promesa un segundo, recordó porque lo hacía y que podría ocurrir si llegaba a fallar. Su mente se desvió por un camino peligroso cuando una imagen de su pesadilla apareció de repente en ella, siempre veía al mismo hombre siendo golpeado una y otra vez en contra de esas paredes cremas y cayendo en aquel mueble azul. El sonido de algo temblando detrás de ella la devolvió a la realidad, obligándola a sacar todo aquello de su mente antes de que fuera demasiado tarde.

*

Había algo inusual aquella mañana. Se dio cuenta cuando pasó su mirada un par de veces por aquel salón y descubrió que en efecto aquella muchacha no estaba allí. De haberlo estado aquella energía que percibía tendría explicación, sin embargo, no lo estaba y aquello lo inquietaba.

Pasó su mirada una tercera vez. Sus compañeros de clases eran unos 25 en total, un numero demasiado alto como para saber con exactitud cual de todos ellos era el enemigo. Diego se concentró en la voz de la profesora pero aquella energía era demasiado fuerte, tanto o más que la de Lisa Daza, y eso le asustaba.

Pottens I: El Secreto de los Clanes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora