VII (Editado)

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Durante todo su camino a casa no pudo dejar de pensar en aquella conversación. E irónicamente se sentía frustrada, tanto o más de lo que se había sentido antes. No esperaba salir con tantas dudas, su idea de todo aquello era que sus dudas se resolvieran no acabar vuelta un mar de confusión mayor. Por otro lado, era gratificante saber que no era un fenómeno como le habían hecho creer. Andrés le había prometido ayudarla a controlar su poder, y aquello le hacía feliz.

Los pensamientos sobre su padre no salían de su mente, persistían en quedarse allí. Lisa no era estúpida, la idea de tener un padre la asustaba. Comenzando por el hecho de que esperaba que el hombre no fuera Barton, pero a la vez si deseaba que lo fuera. Era confuso. Porque si era Barton significaba que estaban cerca, compartiendo la misma ciudad y si aquello era cierto, ¿por qué nunca la había buscado? Su madre le había dicho que su padre no las había abandonado, pero aun así no podía evitar pensar que tenia la posibilidad de acercarse más no lo había hecho.

Estaba a dos bloques de su casa cuando sintió aquella presencia cerca de ella. Un escalofrío recorrió su espalda, estaba cerca, más cerca de lo que alguna vez había estado y además estaba enojado. Lo pervivía y sentía de una manera que le era imposible explicar, pero que le asustaba con facilidad. Un escalofrío recorrió su espalda. Miró hacia atrás para intentar localizar a la persona que le perseguía, un tipo vestido de negro estaba a unos metros detrás de ella, cuando sus miradas se conectaron supo que era él. El hombre se detuvo, la parte inferior de su rostro estaba cubierta con un pañuelo, su abrigo cubría todo su torso, el gorro que llevaba puesto cubría su cabeza. De todos modos, sus manos dejaban claro que su piel era morena, como el color canela que tienen las personas del caribe, era tan alto como Andrés. De su rostro solo podía ver sus ojos color ámbar y a pesar de ser preciosos tenían una intensidad tan grande que lo único que pudo sentir al verlos fue temor. Dio unos pasos hacia delante sin despegar sus ojos de los de ella, por puro instinto dio media vuelta, corriendo lo más rápido que pudo. Sus pasos se escuchaban a poca distancia suya, su corazón empezó a latir con rapidez por el esfuerzo y por el miedo que estaba provocando ese tipo en ella.

Intento aumentar la velocidad, corrió lo más rápido que pudo porque no podía permitir que aquella persona le hiciera daño. Pero tenia tanto miedo, mientras más cerca estaba de su casa más solitarias eran las calles. Rara vez se veían personas transitando por allí, los autos no pasaba con mucha regularidad. Estaba cansada, la rodilla comenzó a dolerle horriblemente y sentía un malestar en el pecho. Corría con mucha dificultad, aquello solo era una señal de que a la larga o la corta aquel hombre la atraparía.

De repente una niebla cubrió el lugar, tan espesa que era difícil ver a través de ella. Lisa se detuvo, desorientada giró sobre sus talones en círculos. Escuchaba sus jadeos, escuchaba la respiración pesada de su perseguidor. Se dio cuenta que su mejor opción era quedarse tranquila e inmóvil, si ella no veía nada probablemente aquel hombre tampoco. Después de unos poco minutos escuchó unos pasos detrás de ella, muy cerca, tan cerca que la respiración de aquella persona chocaba con su cuello. Alguien la tomó por el codo y puso una mano sobre su boca, intentando evitar que gritara. Intentó desprenderse y correr, pero la persona en cuestión no se lo permitió, suavizo su agarre e hizo que ella diera media vuelta para situarle cara a cara. Aquel no era quien la perseguía, sintió un gran alivio cuando descubrió de quien se trataba. Sus ojos risueños estaban serios, con delicadeza soltó el codo de Lisa y le hizo señas para que guardara silencio.

Le indicó con un movimiento de cabeza que le siguiera, sin pensarlo dos veces así lo hizo. Ojos Risueños le había salvado una vez, aquella seria la segunda. Aunque no le conocía, seguirle era mil veces mejor que quedarse en aquella niebla a la espera de que alguien le atrapara. Se adentraron en un callejón, la niebla parecía que formaba parte de ellos puesto que les rodeaba conforme se movía.

Pottens I: El Secreto de los Clanes (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora