"Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad"
—Guy de Maupassant
Tras escuchar la respuesta afirmativa de Casey lo primero que pensó fue en cuestionarla sobre la importancia de que ella supiera aquello, quería preguntarle que tan grave era ser como ellos eran y porque era un secreto. Pero luego el enojo la invadió, sintió tanta rabia consigo misma por aceptar ese trato como bueno, como válido. Desde luego Casey no era la culpable, Diego tampoco e incluso Miriam debía de estar libre de culpa. Ella misma había aceptado ser tratada como menos, ella misma se había dejado gobernar de todos y había aceptado ser lo que los demás querían que ella fuera.
Lisa dio media vuelta mientras corría hacia ninguna parte en concreto, solo quería salir de allí, correr lo más rápido posible y alejarse de la escuela. No quería llegar a casa tampoco, no deseaba estar encerrada en aquellas paredes lilas de su habitación y mucho menos estar cerca de aquel sofá azul, no le era necesario en aquel momento donde sus sentimientos estaban tan a flor de piel. Ella sabía que podía ser peligroso, ya había hecho daños irreparables y no quería repetir la historia.
Cuando se hubo calmado, tomó su celular para mandar un mensaje a su madre y luego emprendió su camino a casa. Mientras caminaba pensó en esa conversación con Diego. Muchas de las cosas que decía eran ciertas. Ella también pensaba que Andrés Soler no era exactamente normal, pero ella tampoco lo era así que no podía juzgarle. Se preguntó porque no estaba con ellos. ¿Acaso había muchas más personas como ella? ¿Donde estaban? ¿Por qué le mantenía todo en secreto?
"Esconde algo"
Las palabras de Diego no salían de su cabeza. Andrés Soler era un misterio, lo peor era que no estaba asustada, no provocaba que ella quisiera alejarse. Era como un imán, había encontrado a alguien como ella, era la oportunidad perfecta. Con su familia y con los muchachos de la escuela era imposible hablar, más quizás Andrés podría descubrir algo. No, no, Lisa. ¿En qué estás pensando? Era una total y completa estupidez, estaría violando todos los puntos de la promesa con querer investigar, con querer acercarse a ese muchacho.
Llegó a casa tras caminar durante aproximadamente una hora. Su intranquilidad era tal que no sabía cómo podría fingir delante de Miriam que las cosas estaban normales. Entró a la cocina, buscó un vaso y lo llenó con agua. Tomó asiento a la mesa y observó al frente donde se encontraba el refrigerador. Había post-it que Miriam solía utilizar todos los días para recordarle a Helena lo que debía hacer, había un dibujo que Lisa había hecho de su madre y una foto en la que Lisa debía de tener unos siete años, su madre la llevaba en brazos y Miriam estaba junto a ellas, seria con brazos cruzados frente a su pecho. Ellas tres vivían en una comunidad de clase media, en una casa muy bonita que pertenece a su tía, Miriam. Su madre y ella estaban allí desde siempre. Simplemente era así. Helena, su madre, y Miriam siempre había estado unidas. Sus padres habían muerto hacía muchos años, por causas que le eran desconocidas, el tema de las muertes de sus abuelos era un punto que no se hablaba, estaba prohibido tocarse. Con tristeza desvío la mirada. Su familia estaba llena de secretos, con muchos temas que no se debían tocar. Sus anormalidades, sus abuelos, el porque de su relación con Diego Robles y, lo más doloroso, quién era su padre. Ella no tenía idea de quién era, no sabía si estaba vivo o si estaba muerto. No hablaban de él, a Miriam no le gustaba y a su madre le atemorizaba hablar del asunto. Helena era del tipo de persona que vivía sin voluntad, siempre hacía o dejaba de hacer algo según los deseos de Miriam. Con el tiempo Lisa fue adquiriendo la costumbre.
Estaba en su habitación haciendo los deberes para poder distraer su mente, evitando pensar en promesas, en cosas que habían pasado hacía años, todos los problemas y misterios que envolvía la persona de Soler. Escuchó la puerta de entrada abrirse, se dirigió con rapidez hacia la sala con la esperanza de encontrar a Helena.
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Pottens I: El Secreto de los Clanes (Pausada)
Science FictionTodo inició en el momento en el que el corazón del hombre nació la necesidad de sublevar a otro, provocando que la unidad se rompiera y se formaron bandos. Dos clanes que miraban el mundo de una forma diferente, que tenían ideales, propósitos distin...