2.

468 57 10
                                    

Ambos eramos demasiado pasionales, demasiado impulsivos.Tú estabas frustrado y lo entiendo.No ver tus sueños con respecto a ser artista cumplirse, ver que tus pinturas y tus mezclas e incluso tus canciones eran rechazadas te estresaba demasiado.Además, estabas trabajando de algo que no te hacía feliz.Ser repartidor ya te estaba cansando y no veías salida a la situación, no veías que tu arte remontara o diera sus frutos.Te sentías imponente cada noche que llegabas, te quitabas el uniforme y te arrojabas a la cama.Pronto, te habías cerrado del mundo.Dejaste de tener aquel brillo en tus ojos, un cigarro siempre se encontraba entre tus labios y te negabas a decirme lo que te sucedía.A menudo te quejabas del estado del apartamento y nuestra situación.

Una mañana, mientras yo me ponía el uniforme de la universidad de enfermería y tomaba mis cosas, te escuché maldecir.Al llegar a la cocina, te vi atacando al refrigerador con fuertes patadas.Te dejé hacerlo, sabiendo que de alguna manera te estabas descargando, pero no por ello me preocupé menos.Esperé hasta que te detuviste con la respiración agitada y deslizaste tus dedos a través de tu cabello.

Ésta porquería, ¿cúando va a funcionar? Estoy cansado de éste lugar.Tu pecho se movía violentamente y tu mandíbula estaba fuertemente presionada.

Yo sabía que no era el refrigerador el problema.Ese jamás había sido el problema.Había un elefante en la habitación y ya no podíamos ignorarlo.

¿Cómo voy a darte algo mejor si no puedo vender ninguna de mis pinturas? Maldita sea.¿Cómo puedo ser mejor y no resignarme al mismo tiempo, Lee Sun? Dime cómo.¿Debería vivir en una oficina como mi padre, acaso? ¿Debería vestir traje y fingir ser alguien que no soy? Porque estoy seguro de que si tuviera la capacidad de torcer el brazo tú y yo estaríamos mejor.Tus padres estarían contentos conmigo y viviríamos en un lugar mejor que éste.

Intenté decirte algo.Sin embargo, me interrumpiste.

No lo digas.Ya sé lo que vas a decirme, Lee Sun.Tus cejas se fruncieronPero comienzo a creer que ambos estamos mal.Comienzo a pensar que ya no es correr o morir, nena.

Yo intenté abrazarte, pero te negaste, escapándote de mis brazos.Eso me dolió como un puñetazo en el pecho.E'Dawn, ¿acaso no lo viste? ¿Desde cuándo eramos así?

Las cosas fueron en picada rápidamente.Y eso es lo gracioso de la felicidad, ¿sabes? La tragedia siempre le pisa los talones.Tan rápido como subes, algo sale mal y derrapas.Cuando más alto estás más fuerte caes, ¿cierto? Pero son las vueltas de la vida.Tú estabas demasiado frustrado, demasiado molesto con la vida, y yo demasiado cansada de que mis palabras fueran a parar a oídos sordos.No importa cuantas veces jurara que no había nada más que necesitara, que pronto estaríamos mejor, que ésta solo era una situación pasajera.Tú no querías creerlo.

Vaya que es duro crecer y darse cuenta de que las responsabilidades a veces son mucho más grandes que nosotros, ¿verdad? Pagar cuentas, trabajar, estudiar hasta desfallecer...las personas cambian con el paso del tiempo.No eramos los mismos niños que eramos antes, sin las presiones de una vida de adultos.Ambos cambiamos demasiado, comenzamos a formarnos como personas, y repentinamente nada nos funcionaba.Las cosas no podían seguir así.Tú, increíblemente infeliz porque tus sueños se veían truncados y porque creías que yo iba a alejarme.Y yo, tan empeñada en concentrarme en ti que me estaba olvidando de la universidad y mis planes de vida.Tan preocupados el uno por el otro que acabamos distanciándonos, peleando por tonterías, golpeando puertas.

Las discotecas y las carreras por las calles se acabaron, todas las luces se apagaron.Ambos eramos adultos ahora, incapaces de sostener al otro mientras intentábamos descubrir quién demonios eramos y cuál era nuestro lugar en el mundo.Ya no solo nos bastaba con saber que estábamos uno junto al otro.

Rush » HyojongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora