Capítulo 02; "Palabras"

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POV; Akabane Karma.

          Los tres toques separados por solo segundos dirigidos a la puerta de mi habitación fueron suficientes para que dejará el libro que me encontraba leyendo; Y en cambió, fijará mi mirada en la perilla de la puerta, la cuál empezó a moverse con vacile.

—Puedes pasar.— Comenté lo suficientemente alto para ser escuchado.

La perilla se removió con más seguridad, pronto se abrió dejando así, el paso libre de Maehara directo a mi habitación.

—Joven Karma, solo venía a ver cómo se encontraba.— Me hizo una reverencia de cortesía después de cerrar lenta y silenciosamente la puerta de madera.
Rodé mis ojos en aquel momento y suspiré.
Su tono tan respetuoso y elegante era uno que odiaba.

—Oye, mi viejo no se encuentra en la casa. Así que deja de actuar como mi sirviente, ¿de acuerdo?

Hiroto suspiró con alivió inmediatamente tras escuchar mis palabras. Y dejando su buena postura de lado, se dejó caer directamente en mi cama que recién había sido tendida.

—¡Hombre! Tu padre si que da miedo.— Desacomodando las suaves mantas al instante, Hiroto se volvió a levantar. Dejó parte de su peso recargado en sus codos mientras su mirada recaía en mí. —. Sé que es el rey más aclamado y codiciado del momento, pero, por dios, su actitud es casi igual a la de un perro rabioso. ¡Me pone los pelos de punta solo verlo entrar!

A pesar de no darle la razón con palabras, en mi mente me repetía una y otra vez lo cierto que era su comentario.
Pues él... Él solía ser así, una persona déspota, siendo aquella palabra corto para lo que de verdad era; Malvado.

Compartía los pensamientos de Maehara a pesar de no decirlo a viva voz.

Únicamente asentí como respuesta.

—A propósito, ¿dónde está él?— Con suma curiosidad mientras se envolvía en las mantas, Hiroto preguntó tras arrastrarse unos cuántos centímetros hasta la cabecera de mi cama.

—Ah pasado más de una media hora en la que se fue, y sin embargo, ¿A penas te das cuenta de ello?— Molestó, le di la espalda para volver mi atención a los libros que yacían en mi escritorio. —. Fue a recibir a los Bidesí.

—¡Oh! Los arrimados del reino de Klero.

Hoy llegarían los siguientes habitantes del reino vecino, mi padre especialmente recibía a cada uno de ellos.

Con una sonrisa y falsa alegría de la cual repudiaba.

Sus falsas acciones de armonía y paz, eran suficientes como para provocarme náuseas. Siendo que sólo buscaba su fortuna a base de la desdicha de otros.

—Sí.— Apile los libros en una esquina del escritorio. Acomodándolos por orden alfabético seguí escuchando el parloteo de Maehara.

—Me encantaría ir a verlos, supongo que no ha de faltar mucho para que lleguen.

—Las carrozas salieron hoy en la mañana por lo que mi viejo me comentó, ya son las dos con diecisiete. Falta menos de media hora para que la nueva carga llegué.— Señalé el reloj una vez que miré sus ojos por una vez más. —. Podríamos ir, pero dudo que mi padre quiera eso.

Mi amado rey.© [Ansatsu Kyoushitsu]. EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora