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Desde ese entonces se me hizo costumbre reunirme con Kardia en el bosque a altas horas de la noche. Platicábamos y nos contábamos nuestros secretos. Nos hicimos muy grandes amigos, gracias a mi olvidó a Freya. Le conté que me gustaba alguien, se puso bastante celoso.

Un día falte a una de nuestras reuniones. Fue justamente ese día cuando me le declaré a Kagaho, aún recuerdo nuestro primer beso. Siempre lo recordaré junto con los demás que nos dimos.

Lo extraño, lo extraño demasiado. Su rostro, sus besos, sus abrazos, su olor, su voz, su amor. Extraño aquellos momentos en los que jugábamos en el lago, luchábamos con lodo, éramos regañados por Pandora por besarnos frente a los espectros y cuando huíamos de Minos después de hacerle una broma. Un día incluso le hicimos una broma a los dioses gemelos. Le pusimos sal a su té en lugar de azúcar. Nunca se enteraron de que habíamos sido nosotros, pero se molestaron una semana entera. Le dieron una regañiza a las sirvientas.

Kagaho, con el simple hecho de pensar en su nombre me dan ganas de llorar. De hecho ahora lo estoy haciendo. Veo a Hades llegar y cuando se da cuenta de que estoy llorando corre hacia mí y me da besos por toda la cara, limpiando mis lágrimas.

-Gracias, por estar conmigo-le digo desde el fondo de mi corazón. Lo quiero mucho, ojalá que él nunca se separe de mí.

| Hélène | Saint Seiya: The Lost CanvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora