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Hubieses querido al cielo ir
pero ya no hay voluntad
para perseguir los sueños;
no quieres dar marcha atrás.

Pero, querida, no tengas miedo,
hay segunda oportunidad.
Si lo intentas, yo lo intento,
haremos que vuelvas a brillar.

La esperanza que hay en tu corazón
se apaga sin cesar.
Falta que te hagan despertar
de tu letargo, hundido en el mar.

En tu estrella ya no hay razón
para existir nunca más.
Pero tiéndeme la mano;
dos brillan más que una.

La caída es lo que más duele:
ya probé el malestar.
Mas quien forma a las personas
no es el miedo, es la voluntad.

Si hace frío iré a refugiar
y tu alma calentar.
Pero sé que eres fuerte
y tú misma aguantarás.

Porque lo has pasado todo
y vacunada estás.
Eres más de lo que creíste,
y cada vez más serás.

Palomas BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora