Como si hubiese tenido un puzle en sus narices todo el rato al que solo le faltaba una minúscula pieza para completarlo, y al verla junto a Octavia allí en su cafetería lo comprendió todo. El porqué de su sonrisa triste, el evitar hablar de ella, el uso del pasado en las pocas menciones que había hecho en todas las veces que se habían visto. Lexa era la amiga de Octavia y a ella le costaba respirar un poquito más mientras le dedicaba una sonrisa un tanto forzada a la castaña a través de la barra de la cafetería. Desvió un momento la vista hacia la morena y su amiga mostraba el mismo gesto también, aunque el suyo estaba cargado de diversión, seguramente estuviera pensando en la casualidad que era que Lexa la hubiese llevado allí, justo en el sitio donde ella trabajaba.
Pensó en Kyle, y le pesó más el corazón dentro del pecho, porque aquel pequeño tan adorable y con los ojos grises, seguramente herencia de Juliet, no conocería a una de sus madres, y no se podía imaginar lo duro que debía ser para Lexa cargar con ese pensamiento y con todo lo que conllevaba la pérdida de alguien tan importante como sería su mujer para ella. Se preguntó muchas cosas en ese instante, entre ellas, por qué su nueva amiga no se lo había contado, y llegó a la conclusión en ese mismo segundo que era por la misma razón que ella tenía para no hablarle de Dan: ella era para Lexa esa desconexión que la castaña suponía para ella.
Atendió a la chica que iba delante de ellas lo más rápido posible y cuando tuvo a Lexa delante de nuevo, le dieron ganas de salir de detrás de la barra para abrazarla, decirle que lo sentía mucho porque, aunque no conocía las exactas circunstancias en las que había fallecido Juliet, suponía que había tenido que ser lo más duro que le había pasado en la vida, y es que aquella chica solo se merecía cosas buenas. Tan solo por cómo le había ayudado en el poco tiempo que llevaban hablando, podía decir que en el interior de Lexa Woods no había sitio para la maldad, y se le formó un pequeño nudo en la garganta al darse cuenta de que, pese a que todo aquello estaba aún muy reciente, su amiga siempre tenía una sonrisa en el rostro y bromas para que quien estuviera con ella sonriese también. Desconocía por completo cómo se comportaría ella si algo similar le sucedía, pero estaba segura de que le costaría millones actuar cómo lo hacía ella. Imaginaba que la castaña pensaría en Kyle y en que tenía que seguir adelante por él, y su admiración por ella aumentó por millones en un solo segundo.
—Lexa Woods y Octavia Blake juntas, nada bueno puede salir de esto —bromeó alternando su vista entre las dos.
—Menuda casualidad que os conozcáis, me ha dicho que te conocía en cuanto hemos entrado y he alucinado —comentó la morena.
—Bueno, Portland no es tan grande —aportó Lexa, y ella estuvo de acuerdo.
—¿Té verde o café? —le preguntó a la castaña.
—Café, por favor, y...
—Un croissant, descuida —completó la frase, porque con que le hubiese dicho una vez que eran su debilidad ya lo recordaba, y la chica le sonrió de forma divertida.
—Yo quiero un capuccino y un muffin de chocolate, Clarkie —le pidió a continuación Octavia y ella le pasó el pedido de las bebidas a su compañero, que se encargaba de servirlas.
—Ve a coger mesa, O, ya pago yo —propuso Lexa y en cuanto la morena se dio la vuelta, buscando en la concurrida cafetería una mesa, ella le sonrió nuevamente a la que se acababa de quedar con ella.
—¿Ha sido una completa casualidad que hayáis acabado aquí o estás volviendo a traicionar al Courier a conciencia? —inquirió mientras cogía con unas pinzas las piezas de bollerías que sus dos amigas le habían pedido.
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Come Home
FanfictionDespués de ocho años en la gran manzana y dejando una relación fallida atrás, Clarke vuelve a su Portland natal, sin esperanzas ni rumbo fijo en su vida, y con la ignorancia de que allí encontrará un nuevo significado para la palabra 'hogar'.