II La fuente

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Dimitri esperaba impaciente a su amiga cerca del camino que solo él y ella conocían para entrar y salir a escondidas del castillo, después del Hospital conducía tan rápido como podía a encontrarse con ella para que pensaran que venían juntos, Annabeth había inventado actividades extracurriculares para no levantar sospechas, ya sé estaba volviendo más difícil cubrirla ante su padre pero no podía negarse a ayudarle, la quería como una hermana, además era la única cosa que sé permitía hacer por su cuenta, desde que su madre murió hace ocho años ella se había convertido en la 'señora de la casa' cuidaba a sus hermanos, se encargaba de todo en el castillo y no era que la obligarán lo hacía con gusto, sentía que de esa manera ayudaba a su padre, pero también quería ayudar a la gente de un pequeño pueblo muy humilde, en las afueras de su reino la maestra del lugar estaba enferma y Annabeth se había ofrecido voluntariamente a reemplazarla por un tiempo, estudiaba para ser maestra así que lo vió como una práctica, que se convirtió en una estadía permanente ese año pero nadie en el pueblo sabían que ella era una princesa, sé había presentado ahí como la señorita Jean (su segundo nombre) que venía de otra provincia a ayudar y todos se habían encariñado con ella por su noble labor.

Annabeth enseñaba a los niños a sumar con unas manzanas que había comprado, no tenían escuela se reunían en la pequeña fuente al centro del pueblito, había soñado en grande con una escuela como sé debía, iba pedírselo a su padre, pero con esto tendría que decirle la verdad, que sé escabullía tres veces por semana para ayudar a esos niños, un día tendría el valor suficiente. No era que tuviera miedo de su padre, pero sé había vuelto muy sobreprotector desde que perdió a su mamá.

El coche del príncipe del clan D'Angelo tenía inoportunas averías, acercándose a los límites de Dandelion, se acercaron a un pequeño pueblo para conseguir agua, a Geovanny sé le antojaron unas manzanas, le compro algunas a una mujer, fue ahí cuando vió a la chica en la fuente, sé le hacía familiar, ese cabello negro, esa sonrisa, ¿era ella? muchísimo más hermosa de lo que la recordaba, iba a acercarse pero un alboroto por unos estantes quebrados lo interrumpió y se volvió a ayudar a la mujer en aprietos, solo alcanzó a ver como la chica agrupo a sus niños y sé perdió entre los puestos de vendedores. Pero estaba convencido que era ella, su chofer lo llamó, el coche estaba listo podían seguir su camino. Hace mucho no venía a Dandelion, ocho años para ser exactos, esta vez su padre lo había enviado para ver los pormenores de un proyecto con el rey Felipe, estaba ansioso y ahora mucho más con lo que había visto.

Annabeth dejo a los chicos al darse cuenta que sé hacia tarde, y corrió en el camino usual que tomaba para llegar a encontrarse con Dimitri, quien ya la esperaba

- ¡Te tardaste! - reclamo Dimitri que se había convertido en un joven alto y varonil, a sus ojos azules y pequeños les acompañaban unas ojeras, debido al desvelo de sus últimos años de estudiante, solo esperaban su graduación y decidirse por su especialidad

- No me tarde tanto

- Annabeth algún día tu padre nos descubrirá y ciertamente me va fusilar

- No seas dramático, y no te preocupes, estoy decidida a decírselo pronto, necesitamos la escuela, el invierno viene y ya no puedo dar clases en la fuente

- Pues mucha suerte con eso

- ¿Cómo te fue hoy? ¿te decidiste por la especialización?

- Pues aún no...sigo indeciso y a esta altura debo de decidirme para empezar a estudiar

- Yo sé que pronto tomaras la mejor decisión

Entraron sin problemas al castillo, le pareció extraño ver entrar y salir a un catering y sé encontró en el vestíbulo a su papá

- ¡Hija! ¡Annabeth llevo buscándote un rato!

- Oh papá recuerda que lunes me quedo en la Universidad más tiempo además vine con Dimitri, pero dime ¿Qué pasa? ¿porque hay un servicio de catering?

DANDELIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora