XVIII Bajo nuestro árbol

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El patio del castillo estaba iluminado por lámparas esféricas estilo asiático, dándole luz al pacifico estanque. La música solo era emitida por un piano y un violín tocados a la perfección por los gemelos. Unas tres o cuatro mesas formaban un circulo alrededor de la fuente de comida, solo un chef estaba a cargo del banquete, un par de meseros atendían al grupo que no pasaba la docena de personas, el rey Felipe reía con Dominica y Piero. Bruno charlaba amenamente con Nina. Mientras que Dimitri bailaba con su amiga Annabeth en el pequeño espacio entarimado que habían diseñado para la ocasión, la pieza termino y los aplausos para los gemelos no sé hicieron esperar. Casi de inmediato comenzaron a tocar otra melodía pero esta vez el puesto de Dimitri fue reemplazado por Geovanny

- ¿me permite?

- Claro, hermano y una vez más felicidades - tomo la mano de Annabeth y puso la otra en su cintura, ella sé acomodo en su hombro y no hablaron por unos momentos

- ¿recuerdas...? - menciono el - ¿nuestro primer baile?

- ¿a los seis años? ¿Cuándo me tiraste al fango? - sé separo de ella y le lanzo una mirada de reproche

- ¿Qué? No me mires así, esa fue la primera vez

- No, esa no, cuando volviste a Megalion

- ¿Cómo olvidarlo?

- Es decir, princesa...a pesar de lo que paso. Yo ese día supe que habría algo diferente y lo pude confirmar la segunda vez, cuando vine aquí y bailamos nuevamente esa noche, sin saber que me enamoraría de ti

- Si alguien, cuando era una niña me hubiera dicho que me casaría contigo voluntariamente, seguro me hubiera reído en su cara, y ahora mírame, acabo de hacerlo, pero dime una cosa ¿estás seguro que quieres que me quede con tu reliquia?

- Absolutamente, tu padre lo hizo con la suya y fue por mucho una buena decisión, además tú y yo siempre estaremos juntos ¿no? - ella sonrió

- De eso no hay ninguna duda

- Te amo Annabeth Jean D'Angelo

- Mmm...a pesar de todo sé escucha bien, aunque extrañare el Boacera

- Usted señorita nunca dejara de ser una Boacera - les interrumpió Felipe - ¿será que puedo tener una pieza con la novia?

- Claro... - y Felipe tomo el lugar de Geovanny quien se unió a la plática de Bruno y Nina que desde su regreso sé habían hecho muy cercanos.

- Hubiéramos hecho una gran fiesta - dijo con reproche el rey

- Papá...

- Es que eres mi única hija y pues...

- Yo lo único que quería era compartir este momento, con ustedes mi familia, no necesito nada más

- Está bien, dime ¿Cuándo viajaras a Zeimilion?

- Luego que venga de la luna de miel me pondré a trabajar en ello inmediatamente

- Bueno, ¿y de verdad crees que es una buena idea?

- Si claro papá, ya es hora de dejar el pasado atrás.

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El viaje a Zeimilion fue definitivamente más corto esta vez, ya que las circunstancias eran totalmente diferentes, manejó hasta llegar a las parcelas del Rio esmeralda. Siguió el camino pedregoso y sé estaciono cerca de una pequeña casa. Al bajarse de su camioneta, el gato amarillo estaba en la puerta de la cerca y se dejó acariciar como la primera vez, cruzó la vereda y vio a una mujer cortando unas cuantas hierbas del arriate al lado de la ventana

DANDELIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora