II

1.7K 368 124
                                    

JiSung está tan ocupado chillando por TaeYong, que no le presta ni la más mínima atención al rostro excesivamente sonriente del hyung que lo trajo.

Pero, para cuando el show termina, DongHyuck es plenamente consciente de que Mark Lee le ha sonreído en un par de ocasiones.

Es una buena técnica publicitaria coquetearle al público, piensa DongHyuck, mientras ve a los muchachos guapos sobre el escenario dando saltos mientras rapean una canción super enérgica que, supone, es el cierre del show.

JiSung parece saberse la canción de memoria, porque la grita tan emocionado como el resto del público.

Cuando el show se termina, DongHyuck se lamenta de que no vendan buzos conmemorativos porque se está muriendo de frío. JiSung le había dicho que solo serían un par de números así que no pensó en cambiarse y ponerse una ropa más abrigada.

Pero, en plena madrugada, maldecía al mocoso rubio. Cruzado de brazos en un pobre intento de mantener el calor, ni el frío parecía borrar la sonrisa brillante en el rostro del menor y lo envidiaba un poco por eso.

Quizá porque iban caminando muy lento y no se quedaron a tomar como la mayoría del público, fue que JiSung se puso a gritar, sacudiendo sus manos cuando una vagoneta negra con un logo extraño pasó al lado de ellos.

La alegre bocina hizo que JiSung saltara de la emoción.

— ¡Era su coche!

— Ya que estabas tan emocionado gritando pudiste haberles pedido que nos llevaran.  

Lamentándose por tener que gastar en un taxi, fue feliz porque en veinte minutos estuvo en la calidez de su casa. Con JiSung seguro y sano entregado directo en los brazos de su madre, quien insistió en darle un poco de dinero por el taxi. Pero él se negó.

Duchado, porque tenía demasiado olor a sustancias poco sanas, y cambiado por su cómodo pijama que consistía en unos pantalones holgados y una remera del año cero, tomó su teléfono para revisar redes sociales un rato antes de dormir.

Sus dedos, traicioneros, buscaron "Mark Lee" en Spotify. Y su mente, aún más traicionera, disfruto de la música que el muchacho castaño componía. La foto en su cuenta parecía tomada por una Polaroid por la calidad y los lentes de contacto por detrás de los anteojos le daban cierto aspecto exótico.

No tenía cara de rapero malo de los barrios bajos. Tenía cara de cachorrito... Un cachorrito que tenía una gran habilidad para maldecir en inglés y hacerlo sonar sexy.

...

Mark, con el rostro hundido en el colchón se despertó. La cabeza la dolía horrores y maldijo a Yuta con su excelente idea de "Vamos a festejar porque llenamos el pub más grande de la ciudad".

El japonés, radiante como siempre, lo levantó amorosamente abriendo las cortinas de dos en dos y gritando como si no hubiera un mañana.

— ¿Qué haces en mi casa? — masculló, con la voz ronca.

— Vengo a despegar al bello durmiente.

Mark encarcó una ceja.

— Bueno, bueno. En realidad. Una de las bailarinas que nos acompañaron anoche me ha gustado y quería saber si tenías el número de ella.

MinHyung quiso matarlo porque lo había despertado solo para usarlo para sus coqueteos.

— ¿¡Qué!? Tú eres el que tiene contactos con ese estudio.

— No, yo no. Es Lucas. Es la primera vez que actuamos con ellas por esa mierda de que YukHei les agradece que siempre lo hayan apoyado y esta es su forma de devolverles el favor.

— Oh, oh. ¿Oops?

Iips. Vete de aquí, Nakamoto, antes de que te mate y por favor, deja de entrar a mi casa sin permiso. Le diré a TaeYong que le robas su llave de repuesto.

Y por más que Yuta se va, él no puede dormirse de nuevo y lo lamenta, porque su cuerpo en verdad lo necesita.

Mark piensa en la sonrisa del chico de la esquina y es maravilloso que el alcohol no haya disuelto ese recuerdo.  Sintiéndose de pronto de buen humor, toma su teléfono.

Moshi moshi.

— Porque soy muy misericordioso y porque sé que YukHei no te dará el número de una noona suya solo para que te revuelques con ella. Puedo mostrarte dónde queda el estudio. 

¿En serio? ¿Quién eres tú y que hiciste con Makurin?

MinHyung pone los ojos en blanco.

— Una vez fui con él al estudio pero me quedé en la vagoneta. Vamos antes de que me arrepienta.

Escucha el grito de júbilo de Yuta.

— En tu coche. Y me compras comida.

heart attack / markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora