"Sueños"

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Esos malditos ojos color miel, esos desdichados ojos cautivadores y admirables.

                                 ***

-Ale, ya tocaron para salir al descanso-
Afirmó el poniendo su mano sobre mí hombro.

En mi escuela después de cada 50 minutos de clase hay un descanso para comprar, comer o ir al banco.

-¿vas a ir a la cafetería?-le pregunté a Manuel.

-si, tengo hambre y aparte ya van a dar las nueve- dijo el con tono preocupado.

- bueno, te acompaño- dije.

Él y yo nos paramos y nos dirigimos al mismo tiempo a la puerta, pero en la entrada nos quedamos parados. Muchas chicas estaban estorbando el camino porque estaba pasando el profe de álgebra.

-viendolo​ bien está guapo- ésa era la voz de una de mis compañeras del salón.

-bueno está un poco guapo-afirmo Sara-pero no es mi tipo.

-Sara pensé que estarías con tus amigas- dijo Manuel.

-No, esté descanso la pasaré con ustedes- dijo ella riéndose al final.

-y por qué tanta amabilidad-dijo Manuel agarrando la pequeña cabeza de Sara.

-immm...tengo un compromiso a la hora de la salida-respondió.

-¿qué?- le dije.

- tengo ir comprar algo con mis amigas.

-bueno, vamos a comprar- dijo Manuel caminando y medio empujando a la chicas que estorbaban el paso.

-¿Qué le ven al profesor?- pensé.

En ese momento alce la mirada para verlo pero en eso el profesor y yo nos quedamos viendo cara a cara, el me miraba con ojos llenos de preocupación o eso pensaba porque el me sonrió y me guiño el ojo.

Yo me sonroje y agaché la mirada.

-¿Era para mí esa sonrisa?- pensé.

- oye, apresúrate-era la voz de Manuel.

-si-dije yo, mi entras Manuel agarraba mi mano para ir a la cafetería.

Cuando llegamos a la cafetería Manuel compro unas galletas y Sara un jugo.

- te ves un poco rojo, ¿estás bien?- dijo Manuel tocando me la frente.

- estoy bien- afirmé.

Cuando tocaron para ir a clases la horas y las clases pasaron rápido, al punto de que tocaron para salir de clases.

-ya vámonos- grito Manuel.

- si, vámonos-dije.

En el camino para ir a casa le dije a Manuel que no le dijera a Sara nada de lo que pasó y el acepto pero con una condición:

- El día que tú te declares a alguien​ sea quién sea me lo debes de decir primero, ¿va?- en ese momento su voz alegre desapareció por una una voz triste.

- ehhhh...¿por qué?- pregunté.

-tengo algo que decirte, pero te lo diré ese día- dijo él.

- bueno- respondí.

Después de esa plática el camino se volvió silencio.

- aquí nos esperamos adiós- dijo Manuel.

- adiós.
     
                            ***

Cuando llegue a mi casa me subí rápidamente a mi habitación cerré con seguro la puerta y me puse a llorar por lo que había pasado, me acosté en mi cama agarré un cojín, me lo puse en mi cara y comencé a llorar.

-¿ por qué a mí?- pensé, en ese momento me acordé del profesor y su hermosa sonrisa.

- ¿ahhhh?, ¿por qué estoy pensando en su sonrisa?- dije aventando el cojín a la puerta de mi habitación.
Me levanté me vi en espejo más cercano y  estaba sonrojado.

-hijo ábreme -se escuchaba una voz, estaba tocando la puerta.

Me limpié mis lágrimas y fui a abrir, era mi madre, olía a alcohol y sus ojos los tenía rojos.

-¿qué pasó?- le pregunté.

-¿ ya es hora de comer?-dijo

-lo siento no tengo apetito pero tú come.

Cerré la puerta y pensé.

-lo que le dije fue algo duro, ella no tiene la culpa de mi debilidad.

Abrí la puerta rápido y fui a la habitación de mi madre.

- horita no tengo apetito, pero ¿qué tal si cenamos juntos?- pregunté.

-¡si!- respondió con mucha felicidad.

Cuando volví a mi habitación hice mi tarea y me acosté al punto de quedarme dormido.

*Ring-ring*

-¿qué es ese ruido?-dije entre sueños.

*Ring-ring*

-¡ay! No me quiero despertar.

*Ring-ring*

-le voy a contestar-dije entre dientes y un poco molesto.

Cuando veo mi celular era un mensaje de Manuel que decía:

-wey, mañana llévame la tarea de geografía, por favor.

Ignore el mensaje, vi la hora y ya eran las nueve de la noche.

-ya es tarde. Voy a buscar a mamá.

Cuando abrí el cuarto mi hermana estaba justo ahí.

-¿necesitas algo o por qué estabas a punto de tocar la puerta?- dije un poco enojado.

- papá trajo la cena así que baja y también lleva a tú madre alcohólica- dijo ella dirigiéndose a las escaleras.

-es nuestra madre- pensé.

Fui a buscar a mi madre y bajamos al comedor para cenar. Cenamos y ayudé a subir a mi madre a su habitación.

-gracias hijo- dijo ella.

Cerré la puerta de su habitación, me dirigí al baño, me lavé los dientes y me dirigí a mi cuarto.

-ya me voy a dormir- apegue la luz y me acosté en mi cama y me puse a pensar.

Pensaba en lo bien que se veía el maestro, esos ojos color miel, ese cabello color negro, esa tez de piel demaciado blanca y su estatura era como de 1.82.

-¿por qué estoy pensando en el otra vez?- pensé.

De tanto pensar me quedé dormido, ya no me acordaba de aquél problema que pasó en la clase de álgebra, lo único que se me venía a la mente era ese maldito profesor.



¿Por qué a mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora