¿Donde Están Los Libros?

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Después de darnos una ducha, Sean se fue a la cafetería para buscar algo de comer, mientras mi cabeza estaba pasando por una crisis!
¿Qué va a pasar ahora? ¿Vamos a tener sexo todos los días? ¿Donde están mis libros? ¿Qué pasó con mi celular?
Todas esas preguntas rondaban mi cabeza una y otra y otra vez...
-Hey, traje una pizza.
-Eh, está bien...
-Qué tienes?
-El viernes perdí mis libros de política internacional y mi teléfono móvil...
-Pues de comer podemos buscarlos...
-Bueno...
Fue el almuerzo más incómodo que tuve en mi vida, lo único en lo que podía pensar era en Sean, encima mío, desnudo y cubierto de sudor y semen, realmente no se si es una buena idea acostarse con tu nuevo compañero de habitación al día siguiente de haberlo conocido...
-Bueno, ya que tu no tienes muchas ganas de comer, vamos a buscar tus dichosos libros.
-De acuerdo...
Nos dirigimos hacía el aula 203, y misteriosamente había una caja en el lugar que siempre usaba en las que pasaba en esa aula, tomé la caja y ¡SORPRESA! estaban mis libros y mi teléfono móvil, pero había algo más...
¡UNA NOTA!
" ENCONTRÉ TUS LIBROS Y TÚ CELULAR, NO SABÍA CÓMO DEVOLVERLOS ASÍ QUE LOS DEJÉ EN ESTA CAJA"
                                              "Anónimo"
-Pues ahí está, todas tus cosas sanas y salvas.
-Eh, pues si pero....
-Tranquilo, vámonos a descansar, luego podremos buscar a tu "admirador secreto"...
Noté algo diferente a Sean, después de leer la carta, no se si eran celos, pero definitivamente estaba algo extraño conmigo.
De regreso a "nuestro" dormitorio, Sean me pidió un poco de espacio en el armario para poder guardar sus cosas, yo me de mala gana accedí, mientras el ponía en orden todas sus cosas yo sólo podía pensar en la nota, no tenía la menor idea de quién podría haber dejado esa nota, tenía varias amigas, pero ninguna de ellas dejaría mis cosas en una caja, debía ser alguien que no conocía... Ó tal vez si?.
*7 pm.*
-Michael...
-Qué sucede?
-Qué es lo qué piensas de mi?
-Acabo de conocerte, no te puedo dar una opinión sincera sobre esa pregunta...
-Oh, tienes razon...
Noté un leve cambio de actitud hacia mi, a partir de esa pregunta.
Pasaban los días y Sean era cada vez más atento conmigo, se preocupaba por mi, me traía comida, me ayuda en las clases en las que no era muy bueno, pero lo más importante para mi, es que el me hacía sonreír...

Ya pasó un mes, desde que Sean se mudó conmigo, la Universidad jamás trajo su cama, así que dormimos juntos desde el día 1, no me puedo quejar, Sean es increíble, es muy atento y dulce conmigo, además que es excelente a la hora de tener sexo.
Realmente no se como llegué a este punto de paz mental, me siento bien conmigo mismo, es algo que ni había sentido en mucho tiempo, estoy ¡FELIZ!
*Tocan a la puerta*
-Sean, podrías abrir por favor?
-Claro!
*escucho una voz bastante familiar*
-Quién es Sean?
-Es William, dice que es amigo tuyo y que necesita hablar contigo...
-Willi...
Me quedé pasmado, Will, mi amor platónico estaba parado en la puerta de habitación, estaba con una camiseta que dejaba ver sus costillas, un Jean negro que le marcaba el pene y unas zapatillas converse negras que combinaban perfecto con su look.
-Will, qué haces aquí?
-Necesito hablar contigo...
-Claro, pasa...
-Eh, en privado si no te molesta...
En ese momento noté como la expresión del rostro de Sean cambió totalmente, de una sonrisa pasó a una mueca completamente horrible, sentía su ira hacia Will, y sentía como me reprochaba internamente...
-Sean, te molesta si salgo por unos minutos?
No se porque le pregunté eso, ni se porque rostro cambio de esa horrible mueca a una sonrisa tierna, imagino que la pregunta la hice por respeto a la persona que venía haciéndome feliz por el último mes, y el se sintió bien por el echo de que le estuviera pidiendo algo así como "permiso" para salir con un desconocido, en fin...
-Claro que puedes salir.
-Regreso lo más pronto posible...
Se acercó a mi y me dio un beso en los labios.
En ese instante sentí cierta molestia por parte de Will, realmente no me importaba, Sean estaba siendo cariñoso conmigo y yo amaba eso.
-A donde quieres ir a hablar?
-Te parece si vamos a mi dormitorio?
-Claro, no tengo ningún problema...
Nos dirigimos a su habitación, en el trayecto nuestras manos se tocaron, hice caso omiso a aquella situación.
-Llegamos, pasa por favor.
Entré a su cuarto, realmente estaba bastante limpio y ordenado, algo que jamás hubiera esperado de un joven heterosexual de 23 años, que tiene una novia estúpidamente sexy, y que se la vive de fiesta en fiesta, también pude notar el aroma del perfume de Charlotte, era una mezcla de miel con rosas, algo un poco exagerado diría yo.
-Bueno, Michael, quisiera saber que está pasando entre tu y mi novia...

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