Cuando me cansé de estudiar inglés llame a mi BFD(Mejor amigo a distancia). Mientras sonaban los tonos pensé en que iba a decirle. Llevaba bastante tiempo son llamarlo y a lo mejor estaba molesto conmigo. Al quinto tono contestó.
-Hey Nueve, cuanto tiempo- No parecía molesto.
-Hallo Cuatro.
En realidad no nos llamamos Nueve y Cuatro, solo son apodos. Un día que nos aburríamos, nos dio por ponernos un mote y decidimos fijarnos en nuestros números de teléfono para hacerlo.
-¿Sabes qué se que no tendrías que estar llamándome no?
Por la franja horaria, el vive en otro país, en Perú, y ahí son siete horas antes. Con lo que mientras aquí es de madrugada ahí a penas es mediodía.
-Es que te echaba de menos, los exámenes no me han dejado tiempo para llamarte.
Es una mala excusa, en realidad no he estado nada ocupada y los exámenes globales acabaron la semana pasada. Es solo que necesitaba pensar. El es mi mejor amigo, pero llevo separada de él físicamente desde hace casi cinco años y lo echo muchísimo de menos.
-¿Hola?¿Nueve?
Apenas oigo su pregunta, estoy ensimismada en mis pensamientos.
-¿Es por tu madre?-insiste.
Mi madre, ella me odia. Desde que se divorció de mi padre. Cuando los tres vivíamos en Perú, con mis tíos y mis primos, con Cuatro y su familia...
Era una buena vida, hasta que mis padres empezaron a discutir por las noches, ya ni se hablaban y un día cuando tenía trece años y volví del colegio me encontré a mi madre fuera de casa y con dos maletas en las manos, estaba llorando.
Fue la primera vez y la última que le vi llorar. Me agarro y me arrastro hasta el coche. Nos llevo directamente al aeropuerto y huimos a España, donde vivimos actualmente. Me separo a la fuerza de mi familia, de mis amigos, de mi vida, de mi padre.
Más adelante me contó que tuvo que huir, que mi padre se quería quedar conmigo y dejarla totalmente sola. En esos momentos odiaba a mi padre por querer hacerle eso. Luego me di cuenta de que no era cierto, era ella la que le quería dejar solo a él. Arrebatarme de su lado para hacerle sufrir por echarla.
Oigo un suspiro prolongado al otro lado de le línea. Cuatro está esperando mi respuesta.
-No-tartamudeo- sólo es que estoy cansada y...
-Me estoy quedando dormida- acaba la frase por mi.
Ambos nos echamos a reír, siempre consigue decir lo que yo estoy pensando. Es que somos inseparables, nacimos el mismo día, y nuestros padres son muy amigos así que prácticamente me crié con su familia. Mis padres trabajaban mucho así que, la madre de Cuatro propuso a mi madre quedarse conmigo por la tarde en vez de contratar un canguro. A mi madre le encanto la idea y accedió.
-Bueno Nueve, creo que es hora de que te vayas a la cama y yo a echarme la siesta.
Volví a reír, accediendo, y colgué.
Recogí todos los libros de la cama y me dormí en seguida.
Me encontraba en un túnel oscuro, no podía ver nada, pero oí una respiración cerca de mi oido, sin pensarlo dos veces empecé a correr en la otra dirección. Solo había dado un par de pasos cuando me choqué contra lo que parecía una pared.
Volví a oír la respiración, grité todo lo fuerte que pude.
De repente me desperté, sobresaltada. Al principio pensé que seguía soñando, no me encontraba en mi habitación, sino en la cocina. Mire a mi alrededor, mi madre estaba junto a mi. En su cara había una mueca de preocupación que nunca había visto antes.
Por un momento me imaginé a mi misma, sonámbula, recorriendo toda la casa y gritando, chocándome contra las sillas, que estaban tiradas por el suelo.
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, yo solía ser sonámbula, cuando nos mudamos a España todas las noches me dormía y despertaba en un sitio distinto. Los médicos lo asociaron al trauma por el divorcio y la mudanza.
Tras unos meses paró, volvía a ser como antes.
Lo de esta noche solo podían significar problemas, solo me pasaba cuando estaba muy estresada por algún tema en particular, pero mi madre no se podía enterar de que era lo que me pasaba, lo que había logrado averiguar con la ayuda de Cuatro en estos meses. Yo no se lo iba a contar a mi madre, no se lo merecía.
-Vamos- me instó mi madre- es hora de seguir durmiendo.
Me acompañó hasta mi cuarto y me ayudó a tumbarme, eso me sorprendió mucho viniendo de ella, no solía preocuparse por mi y si lo hacia des de luego no lo demostraba.
Una vez estuve acurrucada bajo las mantas ella empezó a retroceder poco a poco hasta llegar a la puerta, parecía que quería decirme algo.
-Dentro de poco habrá cambios en nuestras vidas- dijo solamente y salió de mi habitación sin mirar atrás.
Decidí no darle muchas vueltas al tema, estaba muy cansada y mañana tenía que madrugar para ir al instituto.
ESTÁS LEYENDO
traiciones
Teen FictionUna chica llamada Valeria se ve superada cuando se encuentra con un misterio mas antiguo que la vida misma. Su primo no es de mucha ayuda y antiguos amigos le harán la vida imposible. Gente que creía que le apoyaba la traicionarán y se tendrá que en...