Un novio raro

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Me desperte con el sol entrando a raudales por la ventana. Me desperece y poco a poco me levante de la cama. Miré el despertador. Eran las 6:30 de la mañana. Bien, hoy no llegaría tarde al instituto.

Cuando llegué a la cocina encontré una nota de mi madre encima de la mesa. Me incliné un poco para poder leerla. Y casi de inmediato me dieron ganas de reír. Parece que a mi madre le ha vuelto el instinto de madre. La nota básicamente ponía "Hoy llegaré mas tarde que de costumbre. No te olvides de desayunar". Arrugué la nota y la tiré a la basura. Decidí hacerle caso a mi madre y cogí una mandarina del cesto de fruta y salí por la puerta.

Dos segundos después volvía a entrar. Me había dejado el movil. Lo busqué durante un rato hasta que al final lo encontré en el baño. Mi madre me lo había comprado hace unos meses para tenerme siempre localizada, al principio solía llamarme a todas horas para saber donde estaba, pero, ahora es raro que me llame. Lo suele hacer para pedirme que vaya a comprar algo que se le ha olvidado o a recoger alguna carta a correos.

Eché a correr nada mas salir de casa, con el tema del movil había perdido diez minutos y si no me daba prisa perdería el bus. 

Al llegar a la parada me encontré allí a Amelia, una de mis mejores amigas.

-¡Hey Val!-me saludó nada mas llegar-¿Y eso que hoy no vas en moto?

Mi moto. Estaba en el taller, pero mi madre no lo sabia, sino, tendría que decirle que hace tres días tuve un accidente y que me negué a entrar en la ambulancia y arrastré la moto hasta el taller mas cercano para que ella no se enterase de lo que había pasado. Sin embargo, no le dije nada de eso a Amelia.

-No me apetecía.

Era la peor mentira que había dicho en toda mi vida. Ella frunció el ceño, como si no me creyese, si fue así, no lo demostró, ya que no dijo nada.Lo agradece, posiblemente Amelia es la persona que mejor me conoce (excepto Cuatro), sabe siempre que me pasa y siempre sabe que decir para animarme en cualquier momento. Raro sería que no tuviera nada que decir, siempre esta hablando, de cualquier tema. Recuerdo una vez que estábamos en el aeropuerto para las vacaciones de verano, yo me negué a hablarle y escucharle porque me enfadé y ella paso la hora y media que nos faltaba para embarcar hablando con un chico que se había sentado al lado nuestra. Se llamaba Oscar, después de eso quedaron unas cuantas veces mas. Se gustaron tanto que empezaron a salir. Desafortunadamente hace apenas un año el falleció. Aun recuerdo las noches que me quede con ella en su casa, no dejaba de llorar, se encerró en su casa y no salía para nada. En un arrebato que tuvo cuando estábamos ella, yo y Yena en su casa se tiño el pelo de verde. Y no se como logro convencernos de que nos lo tiñéramos Yena y yo también, así que por eso ahora tengo el pelo azul y Yena de rosa. Le costo mucho superarlo, pero al final lo supero, salió de su casa y volvió a ir al instituto como antes, como si nada hubiera pasado.

Sentí una mano sobre el hombro y me giré. Me topé con la mirada esmeralda de Yena, que me sonreía. Nos abrazamos con fuerza y, a los pocos segundos Amelia se nos unió.

Juntas, las tres, somos inseparables, las mejores amigas, "el trio calavera",como nos llaman la mayoría de profesores. Nos sentamos juntas en clase, al fondo, para que(según Amelia) no nos miren el culo.

Llegamos al instituto acompañadas por los silbidos de lobo de los chicos mayores.

Le lancé un beso a uno de ellos y nos echamos a reír al ver la cara de asombro que puso.

Al llegar a clase nos sentamos encima de la mesas.

-¿Habeis visto la cara de Patrick?-preguntó Yena.

Yo asentí y sonreí. Si, había visto la cara de asombro del chico mas guapo y popular de todo el instituto. Aunque nunca admitiría eso en voz alta. Tengo novio, él si que es el chico mas guapo del instituto, rubio con los ojos azules, espalda ancha, jugador de futbol, en el equipo del instituto. Bastante popular, (aunque no tanto como Patrick).Aun me acuerdo la primera vez que nos vimos. Fue hace un año.

Me acababan de mandar a dirección porque había gritado a la profesora cuando me humillo por suspender el examen mas importante del curso. Iba por el pasillo cuando me choqué con él y acabé en el suelo. Parecía cabreado.

-Ten mas cuidado por donde vas mocosa-mas que hablar escupía las palabras- y ten cuidado de no volver a chocarte conmigo, porque la próxima vez no sere tan amable.

Sus palabras me impactaron tanto que me quedé clavada en el sitio, ni siquiera me molesté en levantarme.

-Haz el favor y levántate-me espetó

Me levanté de golpe y me puse a su altura, en esos momentos yo era la chica mas rebelde de todo el instituto, todos me conocían por las travesuras que yo hacía (y sigo haciendo). Me enfadé  con él por atreverse a hablarme tan mal como lo había hecho que le miré con mi mejor cara asesina y me crucé de brazos.

-¿Como te atreves a hablarme así?-le espeté

El se sorprendió, no esperaba escuchar esas palabras de mi boca.

Me sonrío y me tendió la mano, no se la estreché, solo lo miré con el ceño fruncido.

-Me caes bien- dijo- tienes carácter.

Eso para mi era un cumplido así que le estreché la mano y le di mi mejor sonrisa.

-¿Y a donde vas?-me preguntó-tendrías que estar en clases

Yo sonreí con suficiencia.

-A dirección.

-¿Y eso?

Parecia interesado.

-La profesora es una puta-dije solamente.

Él estalló en carcajadas y me paso el brazo por los hombros. Nos pusimos a andar, pero no hacia dirección,entendí enseguida. Nos dirigíamos a las puertas principales.

-¿A donde me llevas?-pregunté con curiosidad.

No me respondió, seguimos avanzando hasta llegar a una moto estacionada en el parking. Me paso el casco que saco de el asiento y me lo tendió, acto seguido se subió a la moto y me hizo un gesto para que subiera tras él.

Me crucé de brazos, no pensaba montarme en la moto con un desconocido, ademas ese desconocido daba mal rollo.

-No. me muevo de aquí hasta que me digas a donde vamos.

Él sonrió con suficiencia, levantando las cejas.

-A mi casa-respondió con sencillez 

 Se me escapó una carcajada.

-¿De verdad te crees que voy a ir contigo a tu casa? Ni siquiera te conozco.

-¡Oh! Venga, creí que eras distinta, no eres como dice la gente que eres.

Acto seguido me quito el casco de lástima manos, se lo puso y arranco la moto, yéndose sin mirar atrás.

Al día siguiente, mientras comía en la cafetería,vino por detrás y me susurró al oído que si quería conservar mi reputación le hiciera caso a lo que me ordenaba. Me convertí en su marioneta,iba con él a todas partes, me hizo fingir que éramos pareja. Aunque debo admitir que gracias a él me convertí en la chica más popular del instituto. Al principio le odiaba por obligarme,pero a medida que pasaron las semanas me fui enamorando de él,y él de mi.

traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora