Papá

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Me desperté con un ruido de máquinas de fondo. Abrí los ojos, desorientada y me topé con los ojos de una enfermera bastante joven, con una sonrisa encantadora.

-Buenos días princesa-exclamó al ver que estaba despierta

Yo le sonreí, aún un poco atontada, sobra decir que me cuesta despejarme cuando me acabo de despertar.

-Te tengo un trato

Sentía curiosidad por ese trato, nunca me habían gustado los hospitales, ni las enfermeras, pero no tenía nada mejor que hacer ni nada que perder.

Asentí dándole  entender que la escuchaba.

-Si comes sin necesitar la mascarilla, cuando acabes te doy el alta

Me guiñó un ojo,cómplice.Me quedé en shock, podía salir de aquí hoy mismo, pero¿Quería salir de aquí?¿Volver a mi casa, al instituto?¿A volver a ver a mi madre? Que no había venido a verme, por lo que se ve.

-¿Y bien?-insistió la enfermera

Yo asentí, tarde o temprano tendría que salir de aquí. Salió de la habitación, pero regresó al poco tiempo, la miré, extrañada. A lo mejor se había olvidado de algo

-Hay alguien que quiere verte

¿Quien sería?¿No se supone que ya ha acabado el horario de visitas y que no puede entrar nadie?

Al ver que no reaccionaba hizo pasar a un hombre, de cuarenta y pico, con el pelo color caoba, cortado bastante corto y una mirada tan azul que parecía desafiar al cielo, iba vestido con un esmoquin negro, camisa blanca y una corbata igualmente negra, zapatos negros, brillantes. Iba impecable.La enfermera se retiró discretamente.

Estuve a punto de gritar de la alegría, llevaba más de una semana sin verle y le echaba muchísimo de menos. Ahora si que me quité la mascarilla y me incorporé, ajena al dolor que sentía en el pecho.

Él se acercó a mi y me envolvió en un abrazo de oso, pero dejándome respirar.

-No se que habría hecho si te hubiera llegado a pasar algo

Se separó para examinarme mejor y sonrió, claramente aliviado. Yo le devolví la sonrisa, dándole a entender que me encontraba bien

-Hoy me darán ya el alta-Dije orgullosa

Me volvió a abrazar

-De verdad, no se que hubiera hecho si te hubiera vuelto a perder, no quiero volver a pasar por eso

-Tranquilo papá, eso no pasará, no me voy a ir a ninguna parte, y no me voy a separa de ti, nunca  más, te lo prometo 

Lo escuché reír

-Dios te oiga hija, Dios te oiga.

Yo reí con él, hasta que me faltó el aire y empecé a toser. No podía parar, mi padre se separó de mi, preocupado.

Enseguida llegó una enfermera, otra distinta, no la de antes, me fijé. Hizo que papá se fuera de la habitación, me miró una última vez, yo le devolví la mirada, intentando de decirle que el no tenía la culpa de nada de lo que había pasado. Salió de la habitación, con el semblante sombrío.

Me pusieron la mascarilla y me tumbaron en la camilla


traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora