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-¡Despierta!- grito una voz masculina cerca de mi oreja, no podía moverme, mi cansancio emocional era demasiado fuerte como para levantarme.

Los gritos cesaron, pero un liquido helado cayó sobre mi cuerpo consiguiendo que abriera los ojos en un intento fallido por culpa de la luz proveniente de la calle, ¿donde estaba?

Sentí un pinchazo en mi brazo que consiguió que me estremeciera de dolor.
Pero mi cansancio pareció desaparecer pocos segundos después, ya que mi cuerpo comenzó a moverse sin que mi cerebro lo hubiese dado ordenes.

Lo primero que mis ojos captaron fue un suelo lleno de arena, en la cual estaba tirada. Intente levantarme consiguiéndolo por fin después de tres días estando en un sucio rincón, sin agua ni comida. Al parecer en esos días se habían olvidado de mi existencia.

Una vez de pie encaré al individuo que me había tirado agua encima. Me sorpredí al ver a uno de los trabajadores mas jóvenes de mi padre.

Aleix.

Sus oscuros ojos me miraban con una especie de compasion, pero a la vez parecía declararme la guerra en esa mirada.
Su excualido cuerpo estaba cubierto por andrajosos trapos negros, parecía que aquí, todos vestían de negro. En ello me incluían, ya que mi roto vestido había sido sustituido por ropas semejantes.

-¿Qué haces tú aquí?-pregunté en tono brusco consiguiendo una falsa sonrisa de su parte.

-Trabajo aquí-dijo mientras me miraban de arriba abajo-bonita- las pocas veces anteriores que lo había visto nunca mostró ser nada parecido a esto.

Volví a mirar a mis al rededores quitándole un poco de atención al farsante y así comprobar en que sitio estaba. Cientos de dianas se esparcían por él terreno de arena, algunos bancos llenos de armas en los mas alejados rincones.
Algunas personas desconocidas para mi se dedicaban a lanzar cuchillos a las dianas. Pocos tenían pistolas, pero parecía que estas no eran reales, ya que disparaban bolas de lo que parecía ser plástico en vez de balas.

-¿Qué queréis ahora?- pregunté mientras volvía mi vista a donde había estado segundos antes.

-Aquí, mi querida Leila- contesto señalando con ambas manos sus alrededores de forma orgullosa- aprenderás a matar.

Mis ojos se abrieron como platos ante aquella contestación. No me esperaba esto, sabía que me enseñarían a manejar algunas armas peto, ¿matar? Yo no era capaz ni de matar un insecto.

-Aleix- su mano se poso en mi boca rápidamente en signo de mandarme callar.

-No soy Aleix- exclamó fijando su vista en mis ojos de nuevo- Soy Red.

Quito su mano de mi boca para que volviera a hablar, pero no lo hice, demasiado información por el momento.
Esperaría a que el chico que me secuestró me explicara las cosas. Hasta entonces, no preguntaria nada a nadie.
Su cuerpo se alejo del mio dedicándome una última sonrisa malévola antes de irse.

¿Qué debía hacer?

-Tú- Dijo una voz masculina en mi dirección-ven conmigo- dijo justo cuando observe al chico alto de cuerpo fornido que se acercaba a grandes pasos. No podía diferenciar bien su cara puesto que un oscuro pañuelo tapaba su nariz y boca.

Lo que si puede ver fueron sus ojos, de diferentes tonalidades. No supe diferenciar cuales, pero juraría que eran verde y gris.

Me cogió del brazo para arrastrarme hasta una de las dianas ¿Que manía tenia aquí la gente de arrastrar a otra?

-Oye, me haces daño- dije forcejeando con él chico de extraños ojos.

Para mi sorpresa su agarre cedió, pensé que apretaría mas, pero no lo hizo.

-Lo siento, a veces no mido mi fuerza- dijo a lo que yo le mire sorprendida.

Lo menos que me esperaba en este sitio era una disculpa de alguien.

Le dedique un intento de sonrisa a lo que él no contesto de ninguna forma.

Me agarro por los hombros para situarme enfrente de la diana, detrás de una linea rojo pintada en la arena.

-Tienes que intentar dar en el blanco- dijo a la vez que dejaba un cuchillo sobre la palma de mi mano- cuando lo consigas, comerás algo que no sea sopa.

Su cuerpo nunca se alejo del mío, su cercanía me incomodaba. Pero seguramente estaba aquí procurando que no escapase.

Levante el brazo con el cuchillo en la que suponía que era la misma altura que la diana para lanzar cuchillo lejos. Me sorprendí al ver que el resultado no fue tan malo como esperaba, ya que esta acabo clavada en una de las esquinas de la cuadrada diana.

-Ve por el cuchillo y lo haces de nuevo, así sucesivamente- habló él chico a mis espaldas. Debía reconocer que tenia una voz preciosa, era suave, tranquilizaba escucharle.

Corrí hacia el cuchillo para volver a mi sitio y lanzaro de nuevo. Y así pase aquel día

La noche parecía hacer presencia con su oscuridad, la gente de los al rededores recogían sus armas, parecía que las practicas terminaban cuando el cielo adquiría ese tono oscuro.

-Lo has hecho bien- Dijo él chico que había estado conmigo todo el día.
No se como no se canso de estar ahí, pero seria su trabajo, vigilarme a toda costa.

-Gracias -respondí mirando en su dirección.

Todavía llevaba ese pañuelo cubriéndole la mitad de cara, quería preguntar, pero no debía. No quería meterme en líos con nadie. Y aun que él fuese una de las personas que mejor me había tratado aquí, no quería parecer chismosa.

-Ahora quiero mi comida- dije en tono serio.

El simplemente asintió con la cabeza mientras cogía el cuchillo de mi mano y lo guardaba en uno de sus bolsillos.

Volvió a agarrarme del brazo para llevarme en dirección a una puerta naranja chillón que no había visto antes.

-¡Eh!-grito una voz femenina a nuestras espaldas.

El joven se dio la vuelta para mirar que pasaba, Eris venia en nuestra dirección con el entrecejo arrugado, parecía estar enfadada.

-¿Qué pasa, Eris?- preguntó.

-¿Donde te la llevas?- pregunto a la vez que se paraba y miraba en mi dirección para después señalar mi cuerpo.

-A cenar- Contestó.

-Pero ella no cena con nosotros, llevatela al calabozo y luego ya se le dará comida- Dijo entre gritos y protestas. Sabia lo que venía ahora. Eris vendaria mis ojos, me cogería del brazo fuertemente hincando sus uñas en mi delicada piel y me arrastraría de nuevo.

-Le hice una promesa, al vivir aquí, tiene tantos derechos como tú o yo- habló consiguiendo que tanto Eris y yo mirásemos en su dirección-Aquí no es la hija de ese mal nacido.

-¿Qué dices Bluees?- Nunca había escuchado ese nombre, pero era realmente bonito. Me gustó.

-Si él jefe dice algo, la llevaré al calabozo mientras tanto, cenará con nosotros-¿Por que hacia eso por mi? ¿tan buena persona era?

-Entonces yo no iré- amenazó.

-Haz lo que quieras- zanjó el tema dándose la vuelta para volver a llevarme por el camino de antes.

Nadie me dijo nada esa noche, ni siquiera me miraron.

Pero fue la primera cena decente que tuve dese que llegué y todo gracias a Bluees.

N/A

Siento no publicar tanto como antes pero, entre unas cosas y otras....seguramente esta historia no la actualice tan seguido como "my dream is you" pero cada vez que pueda lo haré.

¡Os invento a pasaros por mi otra historia si os apetece!

Muchas gracias a todxs los que me leéis. Muchos muchos besos😚😚😚😚😚😚😚😚😚😚

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⏰ Última actualización: May 31, 2018 ⏰

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Marea negra. (#Wattys2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora