Clockwork - The killer

331 44 36
                                    

Me levanté con el sonidito de siempre, ese que me hace aparecer de la nada. Una sonata realmente interesante, la misma que tiene Alex en la graciosa película de la naranja mecánica. Con la diferencia que no hay nada de dolor cuando la escucho, por el contrario, me siento más vivo y revitalizado que nunca. La dejo sonar un rato hasta atenderla y allí escucho la voz de mi jefe. Decirle de otra forma sería estupido, otros le dirían 'mi creador' pero la gente suele querer a sus creaciones, no tratar de hacerlas desaparecer.

—Necesito que vengas urgente, tenemos que arreglar un problema de última hora.

La voz del tipo sonaba realmente, realmente frustrada. Me lo imaginé con sus pelos blancos enmarañados por haberlos tironeado y la gota de sudor bajándole por la frente. Mi jefe era un tipo blando y por eso me tenía a mi. Así que supuse que tendría que tratarse de algo más que una baja en los números o deudas sin arreglar. Alguien le estaba haciendo un ajuste de cuentas. Mi instinto me lo decía. Ni siquiera entiendo a qué se debe la facilidad de comprensión que tengo ante esas cosas, pero disfruto de ver como tengo razón. Así que no respondo, corto la llamada y me levanto.

La ducha fría termina por relajarme. Él sabía que la necesitaba, así que no me preocupé por el tiempo. Disfruté el líquido que bajaba por mi cuerpo y me acaricié cada parte de mi ser.

Algunas veces me olvido que soy humano. Supongo que los sentimientos me lo recuerdan, cuando tienen el tupé de aparecerse.

Terminé de asearme con más rapidez de lo que debería. Estoy ansioso -siempre lo estoy-, quiero sangre y muerte. Hace un tiempo que no me usan. Aparentemente hay sospechas en mis trabajos, pero estoy seguro que nadie las puede asegurar. Solo son eso: sospechas, intuiciones, acusaciones falsas de personas que no confían en sus habilidades.

Hacen bien.

Sonrío para mí mismo y salgo de donde estoy. Voy en búsqueda de mi nueva misión con más ganas que nunca. Trato de recordar mantener la compostura. Soy un asesino, no un bruto enfermo de sangre. Asiento para convencerme para luego tocar la puerta. Repitiéndome las palabras como un mantra, recordando una cara angelical para mantener la compostura. ¿Por qué esa cara siempre me tranquiliza?

Sus ojos arrugados me reciben con la misma emoción de siempre, tiene la expresión un poco nerviosa y supongo que necesita algo ya. Niego mientras voy directo a la silla, para poder jugar con el reloj de arena de siempre. Amo ese reloj de arena, creo que lo pediré para la paga. Él me mira y suspira, parece que no le gusta tener que usarme otra vez. Yo le miro con una mueca triste, odio que él en realidad me odie. Lo entiendo, cualquiera odiaría a un asesino.

Es lo correcto.

—Me han mandado esto. Necesito que lo soluciones... Lo antes posible. No podemos dejarnos intimidar.

Lo miré un rato, alzando la ceja, estaba muy encabronado, como si pudiese ser capaz de patear a un bonito perro de la calle. Y eso nunca lo permitiría.

Con los animales no. Él no me lo permite.

Estiré los dedos, tomé el papel en mis manos mientras seguía con los ojos clavados en él y lentamente pasé a la hoja. Era una de esas escenas tensionadas de los dramas. Solo que está era la vida real y yo manchaba mis manos destruyendo la capacidad de respirar de cualquiera. La muerte no era tan bonita, el olor que largaban los cadáveres no era a perfume y todavía podía recordar mi primera impresión cuando el olor de la mierda salía de los pantalones del muerto.

Y entonces leí. Y lo sentí.

El calor por todo mi cuerpo.

Él quería salir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 25, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The man from 4 walls [Wonkyun|Showhyung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora