El reflejo en el espejo

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El receso daba comienzo con el sonido de la campana, los jovenes estudiantes iban saliendo uno a uno de sus aulas. En general la mayoría iba fuera del campus para almorzar pero esa tarde de primavera estaba especialmente fría. La cafetería se había congestionado y con ello el bullicio apenas permitía tener una conversación entre pares.

En una mesa en particular, cerca de la puerta de entrada, un muchacho de espalda ancha, piel pálida y cabellos naranja oscuro jugaba con sus cubiertos sobre un plato de carne. Sus mejillas algo infladas y sus ojos abrumados.

—No entiendo por qué no venden lamion, ¿qué clase de lugar no vende la mejor comida del mundo?— Hablaba indignado, mirando a un lado, en donde un pequeño chico de cabellos negros y mirada distante revolvía su plato de arroz. No parecía muy interesado en responderle, se metía bocados lentos y tranquilos. Pasando por completo de él.

—¡Changkyun-ah! Te estoy hablando. ¿No ves que aquí hay un problema serio? No puede ser miércoles, día de usar rosa y comer lamion y que yo tenga que ponerme un buzo negro que tenía en el casillero y comer carne. ¡Esto va contra las reglas!

Su gritito había hecho levantar la mirada ajena, Changkyun -como lo habían nombrado- le miraba cansado y con expresión complaciente. Negó con una sonrisa cuando notó que el peli naranja estaba por volver a hablar. Sus morros inflados que daban una apariencia infantil. Nada parecida a su cuerpo bien formado.

—En la noche pediremos ramen. Hoy hace frío para salir al bar y usted se enferma demasiado rápido, hyung.

Su voz era gruesa, casi platónica, Hoseok no pudo evitar enmarcar su sonrisa al escucharlo. Dientes blancos y encías rosadas. Changkyun alteraba todos sus sentidos, pocas veces lograba una contestación apropiada del muchacho tres años menor y eso lo dejaba feliz por casi todo el día.

No dudó en asentir muchas veces y sonreírle tan coqueto como le fuese posible, moviendo sus caderas sobre la silla, contorneándose inconscientemente como un gato en su mejor noche. Hoseok siempre parecía bailar a su alrededor. Changkyun no le tomó demasiada importancia, volviendo a su comida como si nada, dejando al más alto con la expresión a medias.

Minutos más tarde un pelirrojo caminaba apurado hacia la mesa, haciéndose paso entre la gente mientras que por detrás le seguía un chico de pelos albinos, ojos muy rasgados y mirada agitada.

—¡Shin Hoseok! No me esperaste para almorzar. Oh. Oh... Bueno. Nos sentaremos aquí igualmente porque esta todo lleno.

El peli naranja les miraba con susto, sus ojitos brillosos y algo decepcionados por tener una invasión en su hora con Changkyun. En seguida trató de arreglarlo, sonriéndole a ambos en lo que se sentaban alrededor de la mesa. No le gustaba ser mal educado.

—Changkyunnie salió antes de su clase, no podía dejarlo comiendo solo. ¿Recién salieron? Hace frío fuera, el invierno no se quiere ir, me cae mal.

Su voz gangosa y algo exaltada vibraba alrededor de los cuatro, el pelirrojo dejó escapar una risa mientras se disponía a acomodar su almuerzo. En poco tiempo empezó a engullir como la bestia adolescente que era.

—¿No pudiste obligarlo a ir al restaurante? Deberías dejar de molestar a Changkyun, ¡mira su cara de afligido!

Jooheon, el albino que estaba a su lado, negaba con la cabeza, comiendo bocados de su revuelto de verduras. Su novio era demasiado extrovertido y tenía poca idea del tacto, suponía que por esas mismas razones había comenzado a salir con él hacía casi un año.

Los dos más grandes hablaban enérgicamente sobre las clases que acababan de cursar y solo faltó un momento más para que el sonido de una silla moviéndose los hiciera voltear a los cuatro. Un castaño acomodándose como si nada. Con expresión dormida y mareada. Parecía estar sonámbulo.

The man from 4 walls [Wonkyun|Showhyung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora