The man from 4 walls [Wonkyun|Showhyung]

Desconocimiento - Wonkyun

Las luces incandescentes emanaban más calor que un sauna, los colores bajando y subiendo como si tuviesen peso en los párpados de las personas. Hoseok bailaba al ritmo de la música, apoyándose en la espalda de uno de sus amigos, riéndose con las encías totalmente expuestas. Parecía disfrutar con excitación de esa noche de sábado. Pero su falsa sonrisa se esfumó cuando observó como en frente y a un lado su mejor amigo se devoraba a su novio. La envidia subiéndole como un volcán sin sentido del clima.

Minhyuk tenía ambas manos agarrando, no las nalgas, sino los enormes y fornidos muslos de su novio desde atrás, prácticamente dejándolo en el aire. Medio alzándolo medio subiéndosele arriba. Jooheon solo mantenía sus brazos enrollados en el cuello ajeno, acariciando los sedosos cabellos rojos, apretándole un poco la nuca. El colorado reía de a ratos, murmurándole cosas en la boca, logrando sonrisitas tímidas de Jooheon a quien se le marcaban los hoyuelos a más no poder.

—¡Vashan a un telo! ¡D-ejen de comer frente a los pobles!

La pareja observó en cámara lenta como su amigo se aproximaba a ellos. Hoseok estaba bastante pasado de copas. Pero parecía poder mantenerse en pie bastante bien, aunque ese deslice de letras daba mala espina. Como si hubiese tomado más martinis sucios de los que su cuerpo podía. Minhyuk se separó, riendo bajo mientras le daba su celular a Jooheon y murmuraba un par de palabras, haciendo que se fuese a un lado. Los morritos de su novio muy firmes y molestos.

—¿Quieres que te de algunos besitos? No estoy seguro de poder contra toda esta montaña de hombre pero si te dejas Honey estará encantado de mirar.

La broma logró que las mejillas del chico se incendiaran. Hoseok golpeó con sus pies el suelo un par de veces y negó frustrado, sus pomposos labios en trompa y muy rojos por el alcohol en sangre. Minhyuk no pudo hacer otra cosa más que largar un sonido de ternura, acercándose a su amigo para sujetarle el rostro por los lados.

—Hagamos una cosa, entretenme afuera si no quieres que me vaya a beber de mi mielcita. Venga, Señor Shin.

Hoseok estaba jodidamente abrumado, su ceño muy fruncido, sus puños apretados. Pero su amigo no tenia ni una pizca de miedo y por el contrario se estiró para sujetarle el brazo y empezar a caminar por la discoteca. Se movían lento entre la gente y cuando salieron al patio del lugar el clima frío les golpeó con fuerzas. Minhyuk miraba a ambos lados buscando a su novio y no se percató cuando su amigo se fue de su lado. Hoseok había ido directo a la barra de tragos que había en esa zona y volvía bebiendo otro margarita, su cabeza moviéndose coquetamente a los lados, al ritmo de la música.

—¿Qué crees que haces? Hoseokkie, creo que ya bebiste suficiente.

Minhyuk no era tonto, no atinó en absoluto a quitarle el trago, pero le miraba asombrado y no pudo hacer otra cosa más que reír cuando Hoseok comenzó a bailar. Se movía en círculos chorreando al suelo un poco de su vaso, bebiendo del popote negro que quedaba muy mal en ese trago de copa alta, sus labios estirados succionando. Sus preciosas caderas se notaban porque su remera era condenadamente corta y ya varios se habían volteado a mirar. Por su lado, había quedado en el mismo trance que las demás personas y fue el brazo suave y ancho de su novio lo que lo despertó.

—¿De dónde sacó otro trago?— la voz melodiosa y a su vez sorprendida de Jooheon terminó de hacerle quitar los ojos de esa carne. Minhyuk alzó la vista y luego los hombros, sonriendo con una picardía que el otro ya conocía.

—Bueno, dejémoslo así, ya lo están por venir a buscar. Y estamos cerca de la puerta, ¿tienes frío?

El muchacho pasó sus brazos alrededor de la cintura ajena y ambos se quedaron controlando al mayor de ambos, Hoseok bailaba, reía por los comentarios y seguía tomando como si nada fuese de importancia en el mundo. Sus ajustados pantalones de cuero habían enloquecido a la mitad de los presentes y su remera de tela delgada y corta no se quedaba atrás, logrando que mujeres y hombres se quedaran observando su torneado cuerpo y su pequeño y formado lunar al lado del ombligo, como si fuese agua para el desierto.