La llegada de mis padres

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¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

¿Quién osa a interrumpir mis mas profundos pensamientos?

 ¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!


  — ¿Mi niña? Despierta, esta listo el desayuno —  Ay conchita, lo que menos quiero es comer, no me entra nada al estomago  


  — Ahora bajo nana—  Digo. 


Me levanto de mi cama, y me meto al baño, después de hacer mis necesidades, lavo mis manos y no pasan desapersividas mis ojeras, junto con el morado de mi ojo y mi raja en el labio.

¡Diablos estoy hecha un desastre!  

las marcas de mis brazos y piernas aún no se van, pero espero que lo hagan porque solo me recuerdan lo asquerosa que soy. Suerte que mi pantalón flojo y mi sudadera me cubre, no quiero dar explicaciones

 

Bajo con mis pocas ganas de vivir, en la cocina esta conchita haciendo el desayuno, yo mientras tomo asiento.


  — ¿Qué se te antoja de desayunar mi niña? — Dice mi nana muy alegre.


Siempre admire que mi nana a pesar de todo y todos fuera muy alegre, de chiquita siempre me ponía feliz a mi también, sus sonrisas son tan sinceras y llenas de calma que te hacen viajar a un mundo lleno de paz, y no se digan sus abrazos o sus besos cariñosos, Amo mucho a mi nana, daría mi vida por ella. 

  

No tengo hambre nana, solo quiero un poco de jugo por favor—  Me brinda una mirada que muestra preocupación, y me sirve el baso con jugo

 

  — Mi niña me preocupas, ayer no quisiste cenar y hoy no tienes hambre de nuevo, eso no es bueno ¿sabias? además ve nada mas las ojeras que tienes — Me miro un momento en silencio.— ¿Si sabes que puedes confiar en mi y que yo nunca te dejaré sola verdad?—  Asentí, sintiendo de nuevo ese ardor en mis ojos que se estaba haciendo tan familiar para mi. — ¿Entonces?, ¿Por qué no me cuentas que te pasa?, me duele que no me tengas confianza mi niña—  Y ese, ese fue el detonante para que lagrimas de desbordaran de mis ojos.


No quería que mi nana, la única persona por la que daría mi vida, se sintiera triste por mi culpa. Así que me pare y la abrace, ella me abrazo mas fuerte transmitiendome esa confianza y ese amor que siempre me ha dado. 


  — Perdóname nana— Solloce. — Perdóname por hacerte sentir mal, por haberte fallado, perdón—  Mi llanto aumentaba y ella me abrazaba fuerte


  — No tengo nada que perdonarte mi niña, por favor ya no llores que me parte el alma verte así—  Me regalo una mirada cálida y reconfortante. — Mejor vamos a que te des un baño caliente y te pongas guapa para recibir a tus papás—  ¿mis padres? ¡a sí! como si a ellos les agradará verme 


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"Tal vez la vida no es para todos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora