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La nieve lo azoto con algo de fuerza. No recordaba haber salido de su casa por lo que debía ser una pesadilla.

Cual de todas ellas era difícil de averiguar, aunque seguro no iba a ser del agrado del esqueleto, quien aun dudaba si esto era o no un sueño.

Decidido, siguió adelante con la esperanza de encontrar un lugar en el que cubrirse de la fuerte tormenta.

Pero por mas que buscaba no encontraba nada y lo peor, su habilidad del teleport era ineficaz.

(-Ah genial, voy a tener los huesos congelados) -se dijo el comediante manteniendo una sonrisa y siguiendo hacia delante.

Su sonrisa, de no estar permanentemente en su cara, se habría borrado al observar a una figura similar pero a la vez diferente a el.

La figura era casi imposible de ver, únicamente destacando su vestimenta negra con la cual ya era algo más visible entre la tormenta de nieve.

Hubo un pequeño concurso de miradas entre ambos esqueletos y fue el misterioso y alto esqueleto quien rompió el silencio:

-Porque sigues aferrándote a tu pasado, sabiendo que todos me han olvidado?-respondió la figura mientras que el espacio alrededor de ellos se distorsionaba, convirtiéndose en una sala dorada.

Sans recordaba este lugar. Aquí fue donde su anterior pesadilla tuvo lugar...donde el humano acabo con su vida.

-Gaster, hacia tiempo que no te veía.-respondió el esqueleto, algo alterado ya que aun no se acostumbraba a las habilidades de su amigo.

-Me ha sido algo imposible.-respondió Gaster con una sonrisa algo siniestra.-Como te ha ido?

-Fuera de algunas cosas bastante bien.-respondió el esqueleto mientras se dirigía a uno de los pilares para apoyarse en ellos.

-Aun sigues igual de flojo que siempre por lo que veo.-respondió Gaster mientras que Sans, quien ya se encontraba sentado en el suelo, solo inclinaba sus hombros.

-Lo compensó con mi inteligencia.-respondió Sans con una sonrisa algo picara.-En fin mi día no habrá sido tan interesante como el tuyo, o me equivoco?

-No es momento para bromas Sans.-respondió Gaster haciendo que Sans lo mirase de una manera algo curiosa.-Se acerca un posible mal mayor que cualquier guerra vista por un monstruo.

-Jeje para que te alarme debe de ser algo importante no?

Sans únicamente lo miraba esperando una respuesta por parte de su tutor, quien se mantenía de pie con una sonrisa algo macabra.

-Como has dormido Sans?

La pregunta hizo que el fanático de las bromas se alterase un poco, se notaba tan solo viendo las gotas de sudor que salían de su cabeza, pero aun así mantuvo la compostura.

Esta situación le hacia recordar a cuando el y Gaster solían hablar, haciéndolo con el objetivo de probar la inteligencia del joven Sans.

-Jeje mis sueños han ido bastante bien la verdad...

-Eso no es lo que he visto.-respondía el tutor de Sans, el cual este seguía sudando un poco.-Sans te conozco desde que eras un niño y se cuando mientes...Ahora dime que te ha pasado?

◇◇◇

Contar de nuevo sus pesadillas no era muy del agrado del esqueleto. El tutor seguía en la misma posición, escuchando las palabras de su alumno, con una cara algo pensativa.

-Que crees que puede ser estas pesadillas Gaster?.-el tutor aun mantenía una cara pensativa, mientras admiraba una de las grandes ventanas de la sala.

-Creo que estas pesadillas.-se dijo para el mismo.-Ningún esqueleto ha mostrado esa habilidad desde hace años.

-Oye G sabes que soy un esqueleto y a menos que grites mas no podré escucharte.-dijo haciendo que el tutor se girase y empezase a moverse hacia el.

-Debes volver a las ruinas

Un silencio muy incomodo se formo en la sala y fue el fanático de las bromas quien rompió el silencio:

-Jeje buena broma G había olvidado que se te daban bien las...

-Sabes que no lo digo como si fuese un chiste.-Gaster se sentó a su lado mientras que Sans se sujetaba las piernas con ambas manos.-Debes volver a hablar con esa voz.

-Le tengo miedo G, no sabes como la temo. Temo que me haga recordar de nuevo la muerte de Paps y la mía también.

Sans empezó a llorar presa del miedo y la desesperación debido a que no podía mas. Llevaba meses aguantando esas lagrimas y al final se tuvo que desahogar.

Un sentimiento de amor fue el que Sans sintió cuando Gaster paso su brazo izquierdo rodeando a Sans y acercándolo a su cuerpo.

-Esta bien llorar Sans. Desahógate.

Y ahí estaban los dos, mostrando la gran unión que tenían tutor y alumno.

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