Me gustaba cuando no hablabas

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Harry


Eres libre como el pájaro que vuela sobre el atardecer, el viento que sopla sin ningún rumbo fijo, la lluvia que moja todo lo que está debajo de ella. Eres simplemente tú. Abre tus alas y extiéndelas a tu encuentro infinito, cabellos radiantes de fuego revolotean por doquier cubriendo tu rostro de porcelana sin la más mínima imperfección. Dios, es un pecado mirar a esos pozos profundos tan grises, tan vacíos de rencor, pero tan llenos de añoranza a lo imposible. No merezco ni la sombra de tu mirada, tu sonrisa se convirtió en mi droga favorita y no he encontrado otra que la reemplace, ruego al universo por volver a nacer y encontrarme contigo de nuevo. Merezco que me atormentes hasta el final de los tiempos. Pues, yo no te merecía.

Despierto con un ligero sudor cubriéndome la frente y la respiración descontrolada, cuando al fin me acoplo a lo que está a mi alrededor tomo asiento en mi cama. Mi mirada recae en el pequeño escritorio cubierto con algo de polvo por el poco uso que le he dado, me levanto tomando asiento en este, comenzando a escribir sobre el tormento que llevo dentro.

Una vez que termino de describir las imágenes que se repetían una y otra vez en mi sueño las lágrimas descontroladas no tardan en mojar mi cuaderno negro, pero podría importarme menos. Observo lo escrito con la mente en blanco por un momento. ¡Maldita sea! Mando todo al diablo tirando lo que hay en el escritorio. Paso las manos por mi cabello tirando de él con desesperación. Salgo al balcón ignorando la nieve que entra con un frío desgarrador, tomo asiento abrazando mis rodillas, enciendo un cigarrillo meciéndome hacia adelante y atrás. Libero lo toxico retenido en mis pulmones como si fuese una chimenea exhalando humo por todos lados. -suspiro derrotado-, todo sería más fácil si yo no la fuera conocido.

Dirijo mi mirada al cielo empañado lleno de estrellas, sonrío con nostalgia haciendo que mis labios agrietados se lastimen. Una ligera capa de copos de nieve comienza a cubrirme, deben de ser aproximadamente las tres de la mañana, retiro el cigarrillo arrojándolo lejos cuando ya mis manos están entumecidas, comienzo a sentir el horrible frío abrazador tratando de robar el calor en mí. Antes amaba la soledad, disfrutaba cada momento solo, odiaba estar rodeado de personas desde pequeño. Pero después de que me había acostumbrado a su cercanía y se fue lo mande todo a la mierda. Ya estar solo se me hace imposible, cada minuto sin escuchar su respiración se hace sofocante. Cada noche que puede se entromete en mis sueños y me hace verla para torturarme, para recordarme que soy un desgraciado y merezco todo lo malo. Bendigo y maldigo el día que te conocí.

Mis pensamientos me llevan a la chica fantasma, hago una mueca al recordar las estúpidas palabras de esos vejestorios. Siento lastima por ella, supongo que eso debieron de haber sentido los demás por mí. Comienzo a castañear los dientes y eso es todo lo que necesito para irme de allí. Cierro el balcón, busco con mi mirada sobre el desastre el rastro del sobre con las fotos que me había entregado Jake cuando por fin lo encuentro lo tomo y veo en él.

Allyson Jade Smith, 18 años de edad. Cabello marrón oscuro, ojos marrones, estatura 1,75cm -niego cansado -la estupidez de Jake nunca se va siempre exagera tanto en los detalles.

Sigo leyendo más sobre ella y me impresiona el hecho de que estaba a un año de ser profesional en el baile, también que daría clases como profesora de danza en una de las academias más prestigiada de Londres. Sus notas eran regulares, no es la típica sabelotodo por lo menos. Sus padres son unos importantes empresarios y casi no se encuentran en casa -lo típico- su hermana de 8 años falleció en un accidente en el cual ella era la conductora, como consecuencia del accidente tuvo un traumatismo craneal que la ha dejado invalida temporalmente. Por ultimo las fotos, observo expectante.

Levántate y baila (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora