—¡Esto es imposible! —repetía Serena ya turbada tras su segundo encuentro con el grupo de bailarinas—, por más que lo intentemos todo el año no lograremos que las chicas de Alola quieran involucrar Pokémon en sus danzas. Lo ven como si fuera una forma de explotación o algo... ¡Están difamando el modo de vida que amo!
Brock se rió con ganas ante las frustraciones infantiles de la Pelimiel.
—Serena, le das más peso del que debería tener —opinó el moreno—. Es sólo cuestión de tiempo para que ellas solas noten que todas las actividades que realizamos con nuestros pokémon son una forma de nutrir las relaciones que nos unen a ellos.
Los orbes azules se cerraron en un gesto cansado y Satoshi se apuró a consolarla con un abrazo. —Hoy hablé con Dawn y me contó que las cosas se pusieron muy complicadas desde que salimos de Mele Mele.
—¿Cómo así?
—Tu amiguita de pelo verde y el chico que arrojó su ropa desde el Charizard estuvieron diciéndoles a todos que abriríamos la liga pokémon y los concursos de coordinadores, y la aparentemente la gente reaccionó mal a eso.
El dúo la observó sorprendido.
—Ella no es mi amigui... —Rápidamente Brock le apoyó una mano en el hombro al azabache y negó con la cabeza de manera silente para ayudarlo a prevenir el caos que estuvo a punto de desatar—, ¡digo!, ellos no saben bien de qué se trata, bastará con experimentarlo un poco y verás como lo van a amar.
—No lo sé, Satoshi. Dawn se oía molesta cuando conversamos... Creo que tuvo discusiones serias con algunos isleños. Yo no quiero enfrentarme a nadie, no busco imponer mi cultura por sobre la de ellos.
Sin pensar en lo que hacía, Satoshi la enfrentó para poder estar cada a cara con Serena al decir. —¿Acaso estás pensando en abandonar?
Serena se sonrojó. —Yo no estoy pensando en... —Súbitamente se inclinó hacia adelante transitando los escasos centímetros que la separaban del rostro del Mostaza para robarle un beso juguetón antes de completar su frase—. No voy a abandonar, no me rendiré hasta el final.
Satoshi retrocedió con timidez para luego tomarla de las manos y sonreír en una mueca cargada de ternura. —Eso.
El barco arribó a Poni, pero al bajar una comitiva inusual les dio la bienvenida: comerciantes, padres y madres de familia, chicos del colegio, personas casuales, en fin, todo tipo de habitante de Alola había dejado de lado sus obligaciones para ir a aquella isla a confrontar al trío de entrenadores con las demandas insatisfechas que habían tomado fuerza desde que los mismos se encontraron en el archipiélago.
—¡¡Satoshi!! —increpó Kiawe liderando a la turba—, toda esta locura de la liga pokémon debe ser detenida ahora.
El chico intentó contestar, pero las voces comenzaron a crepitar como una pila de leños secos a la cual le acaban de lanzar una antorcha encendida: "Van a llenar la isla de entrenadores furiosos queriendo ser mejores los unos que los otros", "Los pokémon no son armas de pelea para el entretenimiento, no queremos que los chicos pierdan los lazos que nos unen a ellos y a la naturaleza", "Los lazos con nuestra historia se reflejan en nuestras danzas, todas son para mostrar la grandeza de Alola, no podemos dejar que las cambien por esa cosa que están enseñando ahora!", "Los chicos de Alola se dedican a seguir los negocios familiares, no a salir a bailar y a pelear como unos cavernícolas", "En la Liga Pokémon la gente ensucia todo, no queremos que contaminen nuestra preciada isla", "Nuestra cultura se va a ver violentada con esos combates por diversión, al igual que nuestras tradiciones si permitimos que esas chicas sigan bailando". Las voces eran demasiadas, sus argumentos también. Las más pequeñas, como la de Satoshi, se perdían en la multitud.
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Te veré en el bosque de los Morelull
FanficEn medio del campamento con sus compañeros de la escuela Satoshi recuerda a Serena y decide hacer una llamada que desencadenará una serie de eventos con resultados inesperados para nuestro querido entrenador mostaza. Desde ese momento muchos de sus...