Capitulo 2

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~Los monstruos no duerme bajo tu cama, ellos gritan dentro de tu cabeza.~

La siguiente semana después del funeral fue un infierno, la casa se sentía vacía sin el a pesar de que tenia a mi madre y la amaba con todo mi corazón, no era lo mismo que con papá, el era mi mejor amigo y ya no estaba mas. Lloraba día y noche y no salía casi de mi habitación solo a comer y aveces ni lo hacía, mamá me traía la comida a la cama y verla me partía el alma en dos, porque sabía que ella estaba sufriendo al igual que yo todos estos días. Volví a escuchar esas voz esa que sonaba como si fuera yo y me hacía pensar consas horribles sobre mi existencia, lloraba mas fuerte y ella seguí apareciendo: "Cobarde! Deja de llorar niña de papi! Pareces idiota solo sirves para llorar! No vales nada! Ni siquiera tienes la fortaleza suficiente para apoyar a tu madre! Deberías morirte de una vez! Das asco. Decía mientras no podía parar de llorar.

-No, por favor no, no otra vez por favor.- Decía mientras estaba en posición fetal con mis brazos alrededor de mis rodillas abrazándolas, negaba con mi cabeza una y otra vez.

Por mi mente pasaban miles de cosas, pero luchaba con migo misma para empujarlas lejos al lugar mas oscuro de mi subconsciente, a ese que no quiero volver. Traté de levantarme para ir al baño, quería darme un baño caliente ya que eso siempre me relajaba y ayudaba a no pensar en nada aunque sea por un momento.

Ya sin nada, me metí en la regadera. El agua corría por todo mi cuerpo y yo solo no quería pensar más. Porque papá? Porque me dejaste sola? Comencé a llorar con mas intensidad, no se que haré sin ti papá... No se cuanto podre aguantar esto, tal vez nos veamos mas pronto de lo que pensé. En mi mente rondaban infinidades de cosas que no me dejaban pensar con claridad, pero todas tenían algo en común y eso era dejar de existir.

Salgo de la ducha y aun escurriendo agua me poso delante del espejo que esta sobre el lava manos, tengo los ojos tan rojos como si en cualquier momento fuese a llorar sangre. Cierro los ojos y lanzo un suspiro cansado intentando despejar mi mente, pero no puedo... Todos esos recuerdos llegan a mi, todos esos recuerdos tristes que quisiera dejar atrás porque se que me hacen daño, porque se que ya esas personas no pueden hacerme daño... Pero aun así esas heridas no cierran, siguen intactas como el primer dia aunque no lo demuestre.

Abro la alacena que se encuentra detrás del espejo y observó detenidamente, están mis píldoras para la depresión y están también para la ansiedad, mis objetos de limpieza personal y arriba  están las hojillas de afeitar. Tomo la caja de estas y las observó detenidamente, la insidiosa voz de mi cabeza vuelve un vez mas para dejarme en claro que no estoy tan bien mentalmente como quisiera. "Es la única forma de sentirte mejor, solo hazlo. Total a nadie le importas, solo será un pequeño corte". Cierro mis ojos y respiro profundamente, me tomo mi tiempo y los vuelvo a abrir y observo de nuevo la cajetilla; abro lentamente el paquete y observo su contenido, son tres sobres de papel muy pequeño y me decido a tomar uno de esos tres sobres, lo abro lentamente y tomo la hojilla con mis dedos un poco fríos, subo un poco mi brazo izquierdo donde puedo ver en mi pálida piel claramente mis venas azuladas, coloco la hojilla sobre esta y ya estoy apuntó de cortar.

-Annie? Te encuentras bien?.- Es mi mamá del otro lado de la puerta dando leves golpes y suena preocupada.

-Si mamá! No pasa nada ya salgo.- Le respondo mientras guardo las hojillas en su caja y las coloco rápidamente en su lugar.

Cubrió mi cuerpo con una toalla y salgo rápidamente del baño, mi mama tiene expresión preocupada y me mira de arriba a abajo como buscando algo.

-Que hacías tanto en el baño hija?.-Pregunta cuidadosamente mi madre sin apartar su mirada de mi.

-Nada mamá solo me estaba bañando.- le digo con toda la seguridad que puedo imprimir en mi voz a pesar de que estoy nerviosa y se que no me ha creído para nada.

-Hija si tienes algún problema, ya sabes que puedes contar conmigo verdad?.- Dice ella aun con su cara de preocupación en mi y por un momento se me parte mi corazón en dos. Claro si es que aún tengo. Me acerco a ella y la abrazo como si no quisiera que se apartara de mi.

-Lo se mamá eso nunca lo he dudado y tu también puedes contrato conmigo para lo que sea.-Digo porque es verdad y también porque se que esto le afecta tanto como a mi, y porque ella conoce mi problema.

Mi mama asiente y dice que va a preparar la cena, que si me siento bien puedo bajar a comer y si no ella me lo traería a la habitación. Aquella mujer rubia me mira con sus ojos verdes llenos de amor y tristeza por lo que ha pasado en este tiempo, se despide y yo vuelvo a quedar sola en la habitación. Como puedo pensar en eso? No debo fallarle a mi madre, eso la mataría de dolor... Me regaño internamente por lo que minutos antes iba a suceder antes de que mi mama interrumpiera tocando la puerta.

Mañana tendría que volver a el instituto a retomar mis clases que había dejado tiradas cuando supe que papá ya no estaba. Suspire profundamente, odiaba ese lugar y todos en el, todo era un asco, todos me veían como la rara, y para los populares era alguien al que debían molestar. Por suerte no todo era malo ya que allí conocí a mis mejores amigos, Charlotte y Max que era los únicos que les importaba en ese lugar.

Me levante de la cama, me coloque el pillama y baje ya que mi madre me llamaba diciendo que la cena ya estaba lista.

Ángel Del Suicidio. £♠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora