PREFACIO DEL EDITOR

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El texto básico de esta enseñanza de Su Santidad el Dalai Lama se
escribió hace ochocientos años, poco después de que el maestro in-
dio Yowo ye o Atisha Dipamkara introdujera en Tíbet la escuela ka-
dampa. La tradición kadampa influyó profundamente en todas las otras tra-
diciones de práctica espiritual que por aquel entonces existían en la Tierra
de las Nieves. De la escuela kadampa emergió la secta guelugpa.
La mayor contribución de la escuela kadampa fue el énfasis en tres co-
sas: sostener la visión filosófica correcta, observar los principios de con-
ducta moral y aproximarse correctamente a la práctica contemplativa. Los
reformadores kadampas hicieron también hincapié en la importancia de
una clara comprensión de la moralidad y de los tres votos (dom sum) de la
vida monástica, de los seguidores del camino del bodisatva y de los prac-
ticantes del vajrayana. La mayor parte de las cuestiones principales que to-
davía se debaten en el budismo tibetano aparecieron en tiempos de la
emergencia de la orden kadampa.
Con la tradición kadampa nacieron tres sub-tradiciones principales: (1)
los seguidores de los seis textos (shungpa); (2) los exponentes de las prácti-
cas sútricas, como el adiestramiento mental (damngakpa); y (3) los maestros
de las enseñanzas tántricas especializadas (mengakpa). La literatura sobre el
adiestramiento mental (loyong) pertenece a la segunda sub-tradición.
Las enseñanzas de loyong eran compendios sucintos adecuados para la
memorización y contemplación de los puntos esenciales más profundos
del budismo. El gueshe Langri Tangpa (1054-1123), uno de los discípulos
directos de Dromtonpa, que era el discípulo principal de Atisha, resumió
la enseñanza extremadamente profunda en sólo ocho versos, que aquí se
presentan como Ocho Versos para Adiestrar la Mente. Nacido en una fa-
milia nómada del Tíbet Central, el gueshe Langri Tangpa alcanzó durante
su vida los profundos logros del camino espiritual. Todo Tíbet conocía los
versos de Langri Tangpa, pero la comprensión más profunda de los mis-
mos y el modo de emplearlos para la transformación espiritual sólo se los
transmitió a su discípulo principal, Sharawa (1070-1141).

El verso clave en los Ocho Versos para Adiestrar la Mente es:
Cuando otros, debido a sus celos,
se revelen contra mí y me traten de forma injusta,
pueda yo aceptar la derrota
y ofrecer la victoria a los demás.
Este verso se centra en la necesidad de eliminar la competitividad ex-
cesiva y las ideas erróneamente concebidas sobre el prestigio y la fama que
todavía siguen complicando las relaciones humanas en nuestros días.
El gran maestro Chekawa Yeshe Dorye (1101-1175) había encontrado y
memorizado los Ocho Versos para Adiestrar la Mente, pero tenía cierta
confusión con respecto a este verso en particular, que encierra el ejemplo
más perfecto de fusionar el yo con el otro. Nacido en Loro, en el sudeste de
Tíbet, vagó por todo el país en busca de maestros que pudieran enseñarle el
budismo y dedicó su vida al estudio y la práctica del mismo. Entre sus
maestros más célebres se encontraba Rechung Dorye Drak, uno de los dos
discípulos principales de Milarepa. Chekawa, evidentemente, había estu-
diado los textos más importantes de los kadampas. Los dos métodos más
preciados en esa tradición eran las enseñanzas de los estadios del camino y
del camino gradual (Tenrim y Lamrim) y el adiestramiento de la mente.
Chekawa supo intuitivamente que la totalidad de las enseñanzas budis-
tas estaban contenidas en estos ocho versos y buscó a Sharawa para que
fuera su maestro raíz. Con gran dificultad, Chekawa logró convencer a
Sharawa de que él era un estudiante adecuado y válido para recibir lo que
hasta entonces había sido una transmisión restringida de las enseñanzas del
adiestramiento mental.
Chekawa sabía que una comprensión profunda de estos versos, tanto a
nivel intelectual como emocional, era capaz de transformar la existencia
humana. Fue este verso que se ha citado anteriormente el que inspiró a
Chekawa a escribir su Adiestramiento Mental en Siete Puntos, que es esen-
cialmente un comentario a los Ocho Versos para Adiestrar la Mente, de
Langri Tangpa. La fama del Adiestramiento Mental en Siete Puntos llegó
a rebasar la de los Ocho Versos para Adiestrar la Mente.
Con la aparición del Adiestramiento Mental en Siete Puntos, de Che-
kawa, lo que previamente había sido transmitido de maestro a discípulo en
un único linaje, se transformaba ahora en una enseñanza adecuada para las
masas y, en la actualidad, el texto se considera como una de las exposicio-
nes más célebres con las que cuenta la tradición budista tibetana.
Su Santidad, en esta maravillosa enseñanza, ha optado por explicar el
loyong original de los Ocho Versos.

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