Debo informar al lector de que, cuando nos referimos a estados menta-
les, la palabra que se traduce como "mente" tendría que traducirse como
“mente/corazón”. Un hecho natural, supongo que se le podría llamar “ley
psicológica”, de nuestra experiencia subjetiva de los pensamientos y las
emociones es que dos pensamientos o emociones que se oponen directa-
mente no pueden coexistir al mismo tiempo. Desde nuestra experiencia or-
dinaria de cada día, sabemos que hay pensamientos que pueden ser clasifi-
cados como válidos y, otros, como no válidos. Por ejemplo, si un pensa-
miento particular corresponde con la realidad, es decir, si hay una corres-
pondencia entre el estado de hechos en el mundo y la propia percepción de
ellos, entonces, uno puede llamar a eso un pensamiento válido o una expe-
riencia válida. Pero también experimentamos pensamientos y emociones
que son completamente contrarios al modo en que existen las cosas. En al-
gunos casos, es posible que se trate de una forma de exageración pero, en
otros, pueden ser diametralmente opuestos al modo de ser de las cosas. Ta-
les pensamientos y emociones se consideran no válidos y sin fundamento.
Los textos budistas, especialmente los de epistemología, hacen esta distinción entre las formas de pensamiento y emoción válidas y no váli-
das para explicar la cognición válida o cognición verdadera y sus resulta-
dos o frutos. Lo que quiero decir aquí es que, para que un esfuerzo tenga
éxito y conduzca al logro de un objetivo, se requieren pensamientos y
emociones válidos.
En los textos budistas, se afirma que el logro de la liberación espiritual
más elevada, el nirvana o la Iluminación, es fruto de pensamientos y emo-
ciones válidos. Por ejemplo, de acuerdo con las enseñanzas budistas, el
factor principal que da origen al logro de la Iluminación o budeidad es un
conocimiento directo y verdadero de la naturaleza de la realidad. Un co-
nocimiento directo y verdadero de la realidad es un modo válido de cono-
cer cosas, como la naturaleza del mundo, etc. Además, si observamos los
numerosos factores complementarios, como la compasión, el altruismo y
la aspiración de alcanzar la Iluminación para beneficio de los seres sen-
tientes (bodichita), vemos que están todos ellos basados en el pensamien-
to válido. Aunque el altruismo y la compasión sean más una emoción que
un pensamiento cognitivo, el proceso que conduce al logro de la compa-
sión universal y la bodichita implica comparar las verdades con las false-
dades. Éste es un proceso de cultivar los modos válidos de percibir y de
experimentar las cosas. Por lo tanto, podemos decir que la budeidad en sí
misma es una consecuencia de los pensamientos y las emociones válidas y
vemos, por el contrario, que la experiencia no iluminada (samsara) es un
producto de modos inválidos de percibir y de experimentar.
Por ejemplo, de acuerdo con el budismo, la raíz fundamental de nuestra
existencia no iluminada y de nuestro sufrimiento es la ignorancia (avidya).
La característica principal de esta ignorancia es un modo distorsionado de
percibir el mundo y a nosotros mismos. De nuevo, los pensamientos y las
emociones no válidos, los modos no válidos de percibir y de experimentar
las cosas y a uno mismo son, en última instancia, la fuente de nuestro su-
frimiento y de nuestro estado no iluminado. La cuestión principal, en el
análisis final, es la correlación entre los pensamientos y las emociones vá-
lidos y la felicidad y la libertad espiritual, y entre las formas de pensa-
miento y emociones no válidos y el sufrimiento y el estado no iluminado.
En la práctica budista del adiestramiento o la disciplina mental, el én-
fasis recae en implicarse en un método o proceso mediante el cual las for-
mas válidas de pensamiento y emoción puedan ser desarrolladas, incre-
mentadas y perfeccionadas y en donde las formas no válidas puedan ser
contrarrestadas, minadas y finalmente desechadas. Algo que debemos
comprender y apreciar, cuando nos aproximamos a una técnica como el
adiestramiento mental budista, es la complejidad de la tarea a la que nos
enfrentamos. Las escrituras budistas mencionan ochenta mil tipos de pen-
samientos negativos y destructivos, que corresponden a los ochenta y cua-
tro mil tipos distintos de enfoques o antídotos. Es importante no tener la
expectativa poco realista de que, de algún modo, en algún lugar, encontra-
remos esa llave mágica que nos permitirá eliminar de golpe todas nuestras
mentes negativas.
Necesitamos contar, pues, con gran determinación y paciencia. No hay
que pensar que en cuanto uno se ponga a practicar el darma, va a ilumi-
narse en un breve periodo de tiempo, quizá en una semana. Esto es impo-
sible y nada realista.
Me gustaría hacer referencia a un hermoso comentario efectuado por
Nagaryuna que habla de la necesidad de tener paciencia y una apreciación
de la medida de tiempo que se necesita para implicarse realmente en un
proceso de adiestramiento o de disciplina mental. Nagaryuna dice que si,
mediante el adiestramiento mental y la disciplina, mediante la sabiduría y
su hábil aplicación, puedes desarrollar en tu interior un sentimiento de
tranquilidad y confianza, una tranquilidad que está realmente enraizada en
un postura confirmada y definitiva, entonces, el tiempo que lleve no tiene
importancia. En contraste con el punto de vista de Nagaryuna, desde nues-
tra experiencia personal, el tiempo sí que importa. Si estamos experimen-
tando un acontecimiento insoportable y doloroso, aunque sea de poca du-
ración, deseamos salir de él lo más rápidamente posible.
Cultivar la Sabiduría y los Medios Hábiles
Los múltiples enfoques para el adiestramiento de la mente y la disci-
plina mental tienen dos aspectos principales. Uno es el desarrollo y el cul-
tivo del conocimiento intuitivo o la sabiduría, es decir, desarrollar, cultivar
e incrementar modos válidos de conocer y de pensar. El otro es el aspecto
del método o los medios hábiles.
Los Ocho Versos para Adiestrar la Mente resumen las enseñanzas cla-
ve sobre la sabiduría, o conocimiento intuitivo, y el método, o medios há-
biles. La obra se centra en el compromiso y en los antídotos que permiti-
rán al practicante contrarrestar dos obstáculos mayores. El primer obstá-
culo son los pensamientos de autoestima y el sentimiento de egoísmo y de
egocentrismo en los que están enraizados. Los antídotos para ellos son,
principalmente, el cultivo del altruismo, la compasión y la bodichita, que
es la aspiración altruista de alcanzar la Iluminación para bien de todos los
seres que sienten. El segundo obstáculo es el aferramiento a un yo dura-
dero que existe permanentemente. El antídoto a éste obstáculo está inclui-
do en las enseñanzas de sabiduría de los Ocho Versos para Adiestrar la
Mente, por lo que puede decirse que el texto contiene toda la esencia de las
enseñanzas del Buda expuesta de un modo distinto.