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Tae no había podido ver a Jungkook a la cara después de lo que hicieron en el cuarto de lavado.

No exactamente era por que sintiera vergüenza, el ver el perfecto rostro del fuerte hombre le recordaba como él había degustado el agujero de su trasero como si se tratase de el platillo más costoso de un restaurante cinco estrellas...

Hace bastante tiempo Tae era consciente de que su novia no lo encendía, era algo que se había vuelto de lo más natural en vez de ser preocupante. El rubio muchacho había descubierto de que a parte de que su pareja no dejaba que la tocará, cuando lo hacía, su pene a penas se movía dentro de su pantalones.

En cambio, con Jungkook, a pesar de que era un hombre, se había excitado ni bien la mano del chico había conectado con su respingado culo.

No era cuestión de vergüenza.

No era cuestión de que tuviera un orgullo de parte del sexo masculino que mantener.

Era cuestión de que le excitaba, punto y final. Crudo y sin censura. No había por que usar palabras de más para decir algo que se resumía en Jungkook comiéndole el trasero.

Tae simplemente evitaba a el hombre por que ver a Jeon solo significaba que estaría muy caliente, imaginando como el otro hombre lo había hecho venirse con potencia.

Al parecer Jungkook había comprendido la indirecta luego de pedirle dos veces a Taehyung que le pasará una camiseta y el delgado chico simplemente se limitará a tomar la prenda entre sus manos y entregársela, sin ningún intercambio de palabras.

Jungkook lo había entendido después de las dos ocasiones y había mantenido distancia desde esa vez, solo hablándole a Tae cuando era verdaderamente necesario.

Tae agradecía eso, no quería parecer un maldito adolescente hormonal en frente de todas las personas en el retiro si es que andaba con una erección en los pantalones solo por haber visto a su compañero de cuarto.

Independientemente de que las personas supieran si su rigidez era causada por un hombre o por una mujer.

Siendo sinceros Taehyung veía a los demás chicos de su edad, algunos bastante parecidos físicamente a Jungkook, y cuando se imaginaba con ellos el encuentro sexual que había tenido con el castaño en vez de con éste, tenía que ir corriendo al baño para poder devolver su comida.

Y sin embargo, Jungkook le causaba una buena erección.

Al final, Taehyung había descubierto que el castaño tenía algo especial que no tenían los demás como para excitarlo a ese nivel, cabe decir que era el único, con los demás simplemente sentía mucho asco.

Ese día había sido diferente, bastante diferente.

Taehyung había estado organizando el material de la segunda y última noche en el retiro, colocando una que otra carpeta en el escritorio que estaba en el extremo del aula, justo a la vista de todos.

Y fue diez minutos luego de que había terminado todo que sigilosamente y al igual que una sombra, Jungkook apareció por la puerta del salón, ingresando y corriendo de puntillas hacia donde estaba el rubio muchacho.

Para ese momento Tae no se había dado cuenta de que alguien más lo acompañaba en la habitación. Debido a que estaban en un lugar que se encontraba en medio de la nada y Tae todavía no había prendido la luz, todo estaba en penumbras, por lo que cuando Jungkook tapo con una mano su boca, detrás suyo y sin que Taehyung lo pudiera ver, él grito, asustado, contra la palma.

- Tranquilo, muñeco. Soy yo. -susurro el hombre en su oído. Tae suspiro, como sacándose un peso de encima al haber descubierto que era Jungkook y no un posible violador dentro del retiro.

Liberación (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora