La sexta vez que te vi, fue, como todas las anteriores, en el hospital.
Pero no parecías tú.
Paseabas sola, por los pasillos, saludabas a todos.
¿A qué venía esa repentina y falsa alegría?
Sí, falsa,
porque distinguí tras tu feliz sonrisa la tristeza de tus ojos.
¿Querías engañarte?
No lo creo; no eras así.
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Te vi.
Short StoryTe miraba, y no te dabas cuenta. Poco a poco, observándote con cautela, descubrí que estabas rota. Y tú misma me afirmaste que ya no era posible repararte.