Todo sobre camarones

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Bubba era un negro que no dejaba de chingar la madre. Se la pasó hablando de camarones y que eran la fruta del mar, lo que no sabía es que los camarones me daban un pinche perro asco y no podía evitar las náuseas cada vez que escuchaba esa maldita palabra. El viaje fue horrible, y asqueroso a madres.

Pasó mucho para llegar a Vietnam, donde nuestro ejército estaba combatiendo a unos granjeros de arroz encabronados. Hasta el helicóptero que nos transportaba llegaba el pinche olor a obo de esos mugrosos. "Sentirán la verga democrática de América", pensé, pues *Spoiler* resultó que al final nos tragamos enterito su arroz, pero en ese pedo ya no estuve yo; entonces vale tres kilos de reata.
Bubba seguía hablando de camarones, hasta que aterrizamos en el campamento. Caminamos hasta la tienda de un tal Teniente Dan, yo me esperaba a un rico todo encabronado, pero lo que obtuve fue un joven apuesto, mamado y con un rollo de papel higiénico en la mano (El teniente cacas jajjjj).
Sus abdominales parecían de acero, y debido al calor estaban muy sudados.

-Soy el teniente Dan, pinches mierdas

Nos dijo.
Yo estaba muy concentrado en esos abdominales que no escuché todas las mamadas que dijo. Quería que dejara de decirlas y se pusiera a darmelas. Seguí bajando con la mirada hasta llegar a sus pantalones y... Dios, ese bulto. Se veía enorme, apretado, jugoso, exquisito... Quedé completamente hipnotizado por tremendo pitote.

Desde entonces me empezaron a gustar los camarones.

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2019 ⏰

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No puedes correr del amor (Forrest Gump) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora