3. Spartan.

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"Observo lleno de cólera los cuerpos destazados de sus hermanos y compañeros caídos, mientras amenazaba a los cielos y clamaba por venganza desde el lomo del Pegaso. Porque un Espartano ¡Jamás se rinde! Ni siquiera ante los dioses"

Despertó por el ruido de su estomago, ansioso y deseoso de alimento mientras observaba con cautela aquella habitación de paredes color crema y fina decoración; porque al fin y al cabo aun se encontraba dentro de los dominios de su captor, por lo que debía actuar con precaución. Aun era la presa del mortífero depredador.

Por lo que caminando silenciosamente por aquel pasillo decorado exquisitamente con elegantes cuadros, trato de dar con algún rastro de aquel sujeto que le causaba tanto temor, sin embargo, parecía no escucharle a excepción de lo múltiples sonidos que provenían del salón principal. Siendo allí en donde le vio, sentado en diván de cuero negro, sin camisa y con aquel control de PS3 paseando entre sus manos mientras llevaba otro bocado de comida china a su boca.

─Asqueroso coloso de mierda.

Comentó a la pantalla en un vano intento por desahogarse, ya que se sentía un tanto frustrado, pues el antihéroe de su juego había sido aplastado por la mano del destrozado -Coloso de Rodas-. 

Todo es culpa del cabrón de Zeus, él muy maldito me ha traicionado.

 Y mientras ponía pausa al juego, dirigió su vista a la mujer que se encontraba a sus espaldas, quien parecía perdida en sus pensamientos. 

¿Qué mierdas le pasa? ¿Acaso tengo monos en la cara?─ Preguntó con sorna mientras la fémina parecía reaccionar de su trance, odiaba que interrumpieran su partida.

Si tiene hambre guste de servirse, hay suficiente para ambos Entonces señaló las cajas llenas de comida china que reposaban en la mesa, mientras regresaba de nuevo su vista a la partida. Luego vería como solucionaba aquel asunto.

Así que su mirada dirigió toda su atención a la comida que aun desprendía calor sobre la mesa y ni corta ni perezosa tomó una gran porción, la cual empezó a devorar con premura, su cuerpo se lo solicitaba a gritos; aunque segundos después su atención se dirigió al chico, que ahora parecía demasiado interesado en ese juego como para siquiera dirigirle la mirada; porque en realidad nunca había comprendido esa extraña fascinación que tenían los varones por esos juegos, y en especial por ese que veía en la pantalla justo ahora. No entendía el porque tanta admiración hacia ese personaje llamado Kratos, si a este solo le interesaban sus beneficios personales.

Sin embargo, su mente no pudo evitar compararlo con el joven que ahora yacía perdido dentro del juego. Por lo que una sonrisilla, un tanto inocente, escapo de sus labios; ese joven de mirada de hielo podría haber sido un grandioso espartano en tiempos pasados.

Hitman StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora