Sueños II

6 1 0
                                    


Has aparecido otra vez,

pero no eras una sombra,

no una imagen nítida,

no un recuerdo borroso de mi mente.

Eras una estatua,

pálida y helada,

estabas recostado junto a mí,

a punto de aferrar tus manos a mi costado.

Empecé a notar un calor,

pensé que eras tú, que te sentía,

 y me alegré por un momento.

Sonreí, como tantas veces había hecho antes de derrumbarme,

y volví a notar un vacío,

como cantidad de veces últimamente.

Busque tu mirada,

tus pupilas dilatadas,

pero, no oí una voz,

no sentí ese calor que me abrasaba,

ni siquiera estaba tu figura.

Todo se volvió oscuro,

lloré,

no grité,

no me quedaban vocales,

no había eco en mi anhelo.



Desechos de lo que fuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora