-Qué es lo que ves? –preguntó Zerus a su joven pupilo, mirándolo fijamente desde arriba del podio.
El chico miró a su profesor a los ojos y bajó la vista a las luces que brillaban en el suelo y alrededor de sí mismo. Se movió ligeramente dando unos pasos a su costado y siguió con la mirada algunas de las brillantes líneas de colores que recorrían el enorme mapa pintado a sus pies.
Era un mapa realmente grande, pintado delicadamente sobre la lisa superficie de piedra gris del estrado sobre el que estaba parado. Se trataba de una plataforma circular de unos 10 metros de diámetro y que se alzaba medio metro sobre suelo en medio de aquella sala envuelta penumbras y sombras.
Sobre aquel mapa pintado en piedra se detallaban las tierras, castillos, bosques, caminos y ciudades del reino y más allá. Eran trazos elegantes y muy bien dibujados, de un color negro profundo y a unos pocos centímetros sobre este flotaban un centenar de líneas de luz multicolores. Se trataba de la única iluminación del lugar.
El muchacho se tomó su tiempo. Su cabello negro, corto y alborotado brillaba de la misma forma que sus ojos y su túnica en medio de aquel espectáculo de luces y colores en movimiento. Llevaba un vestido largo de algodón con unas mangas anchas que ocultaban sus manos, y una capucha echada hacia atrás. Como la de todos los aprendices la suya era una túnica de un suave color gris con detalles en lila, pero aquellos colores se perdía entre el multicolor destello que emanaba del suelo.
Se estaba concentrando en su tarea, pero se veía ligeramente nervioso, un poco confundido, quizás hasta contrariado.
Por fin levantó la mirada.
– Parece una... una fluctuación anormal de magia. –contestó el joven, tratando de sonar seguro de sí mismo.
– ¿Eso parece? –Preguntó Zerus divertido. -¿Por qué?
La contra-pregunta de su profesor parecía fuera de lugar. Para él su respuesta fue lo bastante clara. Obviamente, para su profesor no lo fue.
Marcus regresó la vista al mapa para examinarlo una vez más. Los demás estudiantes estaban alrededor, casi no podía verlos, pero de alguna manera podía sentirlos, estaban separados de él por los suntuosos pasamanos de madera roja, finamente tallados y decorados que delimitaban el área del mapa. Estaban de pie, a pocos metros detrás de los pasamanos, sobre robustas gradas de madera pulida, eran dos grandes y lujosas tarimas escalonadas, ambas de madera, estaban dispuestas en dos semicírculos a los costados del mapa, tenían apenas tres niveles pero se alzaban casi dos metros. Pese a estar ahí y verse ligeramente iluminados, lo cierto es que difícilmente alcanzaba a "verlos", la oscuridad parecía envolverlos y engullirlos.
Aun así, con algo de atención podía notar a los demás alumnos tan quietos y silenciosos como podían serlo unos chicos de 16 años, algunos estaban tratando de hacer aquel mismo ejercicio para sus adentros, otros susurraban con sus compañeros de al lado, compartiendo alguna respuesta que él no alcanzaba a escuchar. Estaba solo frente al podio del profesor mientras las luces del suelo danzaban en medio de la oscura y solemne habitación.
Sobre el mapa flotaba una etérea red de luces de colores azules, verdes y violetas que fluía lentamente en todas direcciones siguiendo patrones simples de derecha a izquierda, de atrás hacia adelante, incluso algunas ondulaban lentamente de abajo hacia arriba sin desprenderse mucho del suelo. Aquellas estelas multicolores se entrecruzaban unas con otras en algunas partes, encendiéndose, apagándose, e incluso cambiando su tono y color.
Después de pensarlo por unos momentos el joven aprendiz volvió a levantar la mirada y tomó aire.
–El Marjal es una zona de escaza actividad arcana –contestó, apuntando hacia la parte del enorme mapa del suelo que tenía pintado el gran Marjal–. Ahí las venas del mundo son pequeñas y las Líneas Ley fluyen lentamente y emergen sin fuerza. Además ahí solo habitan bestias, fungolengos, trolls y algunos pocos humanos. No debería haber colores así recorriendo los humedales.
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Los Pilares del Cielo
FantasyLos pilares del cielo: En uno de los mundos mortales Sam es una tipica chica que esta teniendo sus vacaciones de ensueño, el chico perfecto esta con ella y parece que nada puede salir mal. Pero lejos, muy muy lejos Los pilares de luz se encienden a...