Capítulo I - El cerro de las estrellas

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Sam cantaba y reía a todo pulmón mientras sacaba los brazos del descapotable. El aire salado mecía y revolvía su cabello. La música sonaba al máximo, tenía que hacerlo para oírse por encima del viento.

Ella y Josh llevaban como una hora y media o algo así cantando a todo pulmón. El auto de Josh era un deportivo increíble, era rápido, lujoso y genial. Pero tenía dos cosas aún mejores, lo primero era, que era de Josh. Y lo segundo era que ella estaba ahí adentro.

La canción terminó y en lugar de que otra sonara empezaron a llegar un montón de avisos, una docena de silbidos y pitidos se alzaron uno tras otro como locos desde las bocinas del carro. Sam se apresuró, desconectó su celular y empezó a checar las cientos de notificaciones que le llegaban.

-Mira. –Gritó emocionada para que él la ollera. –Aquí  hay señal.

Josh le respondió algo, pero entre el viento y su prisa por revisar su celular no pudo entender lo que le dijo. De todas formas él tomó su propio celular y empezó a revisarlo.

Ella tenía algunos mensajes de su mamá y de su papá, otros de Mónica y de Ana, pero lo más importante era que tenía una centena de corazones y comentarios de sus fotos en la playa, sobre todo en las que estaba en bikini.

Algunos eran de sus amigos en casa, otros de su familia, pero la mayoría eran de tipos raros que no conocía, algunos le habían escrito en inglés, otro montón en un idioma árabe o algo así, pero la mayoría estaban en español, y por desgracia podía leer sus idioteces. Mónica tenía razón, tendría que cambiar su perfil a privado después de todo. Además tendría que traducir y seguramente borrar un buen puñado de comentarios.

Eso lo haría el lunes o el martes que regresaran a la zona hotelera, estos días eran muy importantes como para desperdiciarlos en el celular, además no había casi nada de cobertura por esta área, por lo que tenía que apurarse a escribirle a su mamá para decirle que estaba bien y más o menos por donde estarían.

Se le ocurrió una idea.

Josh estaba conduciendo mientras revisaba su propio celular,  leía, escribía y le echaba una mirada rápida a la carretera. Le apuntó con su celular y mientras él levantaba la mirada hacia el frente, ella le tomó una foto. Salió buenísima.  Josh se veía guapísimo con esas gafas oscuras mirando como al horizonte mientras conducida con una expresión relajada en pleno atardecer.

La foto era tan pero tan buena que ni siquiera necesitaría un filtro ni nada, se veía increíble con esos colores rojos y naranjas que ayudaban a destacar el color miel de sus cabello, incluso su playera sin mangas y sus bermudas se veían increíblemente bien.

Parecía un actor de Hollywood, de hecho, tal vez él había estado alguna vez allí, aunque fuera solo de visita, seguro sí, él era de California, o algo así, seguro que sí, le preguntaría apenas llegaran.

De verdad quería conocerlo mejor, le gustaba mucho su voz, su acento extranjero, y la forma tan chistosa que tenía de decir algunas palabras en español.

Le mandó la foto a su mamá junto con el texto “me portaré bien, lo prometo” un corazón, una carita feliz y otra sonrojada.

Pensar en que cara pondría su mamá la hizo reír a carcajadas.

Josh la estaba mirando. La veía a través de sus lentes oscuros, podía ver sus ojos claros mirándola mientras le sonreía. Sintió que su rostro se convertía en un gran tomate rojo. Qué vergüenza. ¿Cómo se ponía así solo por una mirada? Rayos, no quería parecer desesperada o algo así. Además, como decía Mónica: “Apenas le muestras a un chico que te gusta y como por arte de magia se vuelve un idiota”.

Los Pilares del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora