Aaron Mcfly:empresario más reconocido mundialmente.
•el hombre sin imperfecciones.
•frío.
•calculador.
• posesivo.
•egocéntrico.
Amber Wilson:una bailarina de ballet decidida a conseguir su mayor deseo.
•simpática.
•amorosa.
•chistosa.
•comprensi...
No dije nada más, no puedo gritarle, porque Kate está dormida, no puedo refunfuñar porque ya no soy una niña, ni tampoco hablarle porque siempre ganará él.
-Llegamos-informa Aaron, el chofer le abre la puerta y sale, toma a Kate con delicadeza y la carga como toda una princesita. Mi vista se va hacia el altísimo y lujoso edificio. El mismo al que vine cuando la traje a Kate. Camine tras suyo, los de seguridad nos abrieron las puertas y entramos, como la primera vez, todo impecable y exuberante. Tomamos el ascensor, Aaron no habló ni yo tampoco. Apretó el último piso y una melodía de fondo nos acompañó.
- Le dije a Will que vaya a tu departamento y traiga lo que necesites para esta noche-me dijo.
- Tu sabes lo que necesito? -le pregunto, no me dijo nada ni me pidió permiso para que uno de sus hombres entre a mi casa y tome mis cosas. -No me pediste permiso para que entren en mi casa-dije seria, esta parte de mi, de la indiferente no me agrada. Siempre fui alegre y abierta a cualquier cosa. Pero con Aaron, él despierta todo lo opuesto a mi.
- No necesito que me digas lo que necesitas, porque ya lo se, aparte te hubieras rehusado a que Will entre a tu departamento. -dijo sin importancia.
- Ah si?! Y qué es lo que necesito? Me lo dices -lo desafie. Iba a hablar pero justo las puertas del ascensor se abrieron, se fue hasta la única puerta que se encontraba y sacó una tarjeta, la pasó entró. Me dirigí rápidamente hacia allí y cuando entré quedé con la boca lo más abierta posible. Es increíble, es el primer penthouse que piso. Mi departamento puede fácilmente ocupar el living.
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Ventanales que ocupan toda la pared, muebles de colores neutros, un estilo minimalista. Me gusta. Aaron se me perdió de vista, hay tantas puertas y pasillos. Me quedé sentada en un pequeño sofá, esto seguramente vale más que mi vida.
Aaro aparece por una puerta, Kate ya no está en sus brazos, me mira y viene hacia mi, me levanto y miro la gran y afelpada alfombra color negro con formas geométricas. Los zapatos de Aaron se hacen visibles, su aroma me vuelve loca, levanto mi cabeza y lo encaro.
- Ven, te mostraré la cocina-toma de mi mano y me guía. Unos metros más y ya nos encontramos en su lujosa y resplandeciente cocina.
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