I. ¿Un espejo o una puerta?

18 1 0
                                    

¿Un espejo o una puerta?

Cuando era niña Sal pensaba que el agua era un espejo, todos los días corría hacia el río para imaginarse en él. Ese día no sería así.

Por la mañana al salir el sol, se levantó y cambio su pijama por ropa de calle, se amarro el cabello, o lo intento, en un chongo desordenado, tomo las botas de lluvia y sigilosamente fue a la cocina a tomar unas galletas y jugo para el camino, teniendo todo en su poder, salió corriendo hacia su destino, el río.

Su actividad favorita era observar el agua, después de comer galletas claro está, y todo lo que esta reflejaba, por lo regular se conformaba con las tinas de agua que su madre usaba para lavar la ropa, pero un día, aburrida de lo mismo, camino al bosque encontrando el río, había descubierto que era mucho más entretenido e interesante, observar el reflejo de algo cuando el agua permanecía en constante movimiento. Creía que más que reflejos, eran una vista a otros mundos.

Al llegar a su lugar de siempre, junto a la orilla, se sentó y comenzó a devorar las galletas mientras daba pequeños sorbos al jugo hasta que algo llamo su atención, de pronto todo estuvo en quietud, no había sonido alguno, el agua había dejado de correr y permanecía siniestramente tranquila, Sal, extrañada, dejo la caja de jugo de lado, se levantó de su lugar ocasionando que las migajas cayeran de sus ropas, lentamente se acercó al rió y cuando las puntas de sus botas doradas tocaron el agua, no sucedió lo que esperaba, no se creó la típica onda producto del movimiento en el agua, ni vislumbro su reflejo en ella, en su lugar, comenzó a tornarse de un extraño color rojizo que lentamente comenzó a cambiar a un tono cada vez más oscuro, el tono perfecto al combinar sangre con agua.

Molesta, Sal comenzó a preguntar al aire que era lo que estaba sucediendo con su gran espejo, como era que no veía su reflejo ya, sin darse cuenta, sus preguntas se transformaron en demandas y no fue silenciada sino hasta que pudo observar como a sus pies se formaba el reflejo de una niña idéntica a ella que solo sonreía y le llamaba con la mano.

Curiosa e hipnotizada por la sonrisa de su reflejo, saltó al río.

Sal jamás imagino que ese sería el último día que iría a su lugar favorito y mucho menos imagino que sería la última vez que vería el reflejo de lo que un día fue y nunca más seria.



-P E N G U I N  B L U E



Crónicas de un corazón pensanteWhere stories live. Discover now