Cercania

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Estaba camino a ese lugar, ya había ido con un par de ex novios, lo conocía bien, salí antes que ella de casa, me había bañado muy bien, elegido mi ropa de manera especial, me perfume, y tome algunas cosas de mi habitación, llegue al punto de encuentro unos minutos antes que ella.
Estuve escuchando música y platicando con la única familiar que seguía en contacto conmigo. Ella sabía algunas partes de nuestros "juegos" por lo cual estaba en contexto. Tengo que admitirlo, estaba muy nervioso, ¿Que tal que no era como esperaba?,¿que no fuera tan bueno?, ¿Que no le gustara mi cuerpo?... el sobrepeso dejó estragos por todos lados, piel suelta, estrías, cicatrices, y esos malditos tatuajes mal hechos que tenía por andar de loco ... ademas aún no estaba en línea, ni mucho menos musculoso como yo quería.
Que horror conmigo ... entonces las cosquillas en mi barriga se volvieron un cúmulo de malestar, no quería arruinarlo... comencé a pensar a 100 km/h. Pero algo me detuvo, una nalgada bien puesta, me ardió y me asustó, la vi saltar de detrás mía, su sonrisota, su cabello algo rebelde pero lindo y un perfume muy delicioso me inundó los sentidos. Sonreí y solté una carcajada, ambos caminábamos hacia el puente mientras yo sacaba una platica común para que no se sintiera tensa o nerviosa. Hablábamos sobre unos chicos del colegio, y fue donde nos detuvimos ante la puerta corrediza, de aquel viejo pero ya conocido Hotel. Entramos y ella estaba algo nerviosa, se notaba, saque mi cartera y pague una habitación sencilla, la mujer de la caja nisiquiera me miró, me dio la llave y recibió el dinero. Ambos caminamos al ascensor y al tomarlo, la comencé a besar. De poco a poco, esto no nos duró nada ya que el ascensor abrió sus puertas y tuvimos que salir. Caminamos por un largo pasillo hablando fuertemente, riendo. Entonces me encontré contra esa puerta, pasada de moda y vieja. Intente abrir, estaba muy duro, la puse a abrir a ella, tampoco, hasta que cambio la llave de lugar y logramos abrir, ella entro primero. Cuando yo lo hice me acerqué a las cortinas y las cerré, dejé mis cosas en una pequeña salita que el lugar poseía, me quité los zapatos y puse música, preparé algunas cosas como los condones a usar, ella cerró la puerta con seguro, prendió la luz y se dio una vuelta por la habitación, otras veces me habían dado alguna más grande, esta era más sencilla, pero tenía privacidad y una cama grande, no importaba más. La música era suave, tenía ritmo, me puso algo más cómodo y me acerqué a ella, la abracé por la espalda, le comencé a besar el cuello, embriagándome del aroma y sabor de su perfume. Me encantaba, ella respiro profundo y dio una leve vuelta para comenzar a besarnos suavemente, caminábamos lento hacia la cama, nos acariciábamos tímidamente, al fin lo íbamos a hacer, la conduje hasta quedar yo acostado y ella sobre mi, aún besándonos, no sabía ni cómo empezar, mis manos corrían bajo su sudadera, acariciaba su cintura, sus piernas, su cuello, el beso subió un par de niveles y ya nos mordíamos, mis besos siempre bajaban a su cuello y clavículas, tal vez ya no tan insistentemente como la vez anterior, mis manos ya estaban en sus pechos, tome fuerza y la giré, para quedar sobre ella, le quité la sudadera y los tenis, todo salió volando, irónicamente era la misma sudadera gris enorme de aquel día, aunque ahora si tenía una blusa debajo. Los besitos bajaban, ella solo jadeaba y cerraba los ojitos disfrutando. Sus piernitas ya estaban enredadas en mi cuerpo mientras yo le quitaba la blusa y la lanzaba lejos, ella se quitó el bra, un lindo bra negro. Que también salió volando hacia algún rincón de la habitación. - Te toca quitarte algo no?- Me dijo con una voz sexy. Sonreí y asienti- que quieres que me quite? -. -sorpréndeme - Me dijo.
Yo reparé en quitarme los jeans, dos segundos y ya estaban en el suelo, seguía muy nervioso, no podía con que ya íbamos a hacerlo, aún no estaba duro, así que mis bóxers se veían normal, pero carajo... la tenía más cerca que nunca. Me puse sobre ella de nuevo, cuello, pechos, sus pezones... en esas tres partes mi lengua jugueteaba, dejaba mordidas y chupetones por todo su pecho. Me encantaba quería más, su perfume ya estaba impregnado en mi boca, no importaba. Deje algunas marcas muy lindas. Otras no duraron nada, ella ya estaba retorciéndose bajo de mi, el peso lo distribuía entre mis piernas y brazos para no aplastarla. Ella acariciaba mi cabello, deshaciendo el esfuerzo que tome en la mañana para tener un peinado decente, nunca me había preocupado tanto al ir a coger con alguien. Pero x ya estaba ahí.
Bajaba por su barriga y mordisqueaba su cintura, dejé marcas, sus costillas también se me cruzaban y recibían el mismo trato. Mis manos apretujaban sus pechos y acariciaban sus pezones, baje de poco a poco y le quité los jeans, los lanzamos igual y me encontré con unas bragas verdes bastante preciosas, con encaje, se veía deliciosa, sus piernas y su trasero... tan apetitosos. Para mi era como un gran dulce. Baje a besar sus piernas, estaba fría, reí un poco, y le sonreía desde abajo, la música aún ponía un ritmo para mi, me hacía querer bajarme los bóxers y penetrarla hasta el cansancio. No lo hice, quería probarla un poco más. Me recosté y me quité la camiseta, esa tan boba camiseta que rezaba "Porn Star". Ella la tomó y la lanzó lejos. De nuevo mi enorme barriga estaba expuesta, otro impedimento para bajar mi mood, pero no me importó más cuando volteé a verla y estaba ahí, sobre mi cadera, nos frotábamos Justo como aquella primera vez, comencé a ponerme duro, la quería para mi, subía mis manos por sus piernas, cadera, cintura, y pechos, ella con sus manos me hizo tomárselos con fuerza, gimió y mordió sus labios, continué de esa manera un rato, el ritmo ya subía y se me ocurrió una manera de hacerlo durar más, tome una almohada y le hice "sentarse" en mi cara, ella al parecer nunca lo había hecho por lo cual al principio estaba dudosa. Comencé a lamer sobre su ropa interior, exactamente como la última vez, pero ella ya estaba más cómoda, inmediatamente buscó recargarse de la cabecera de la cama, gemía levemente y movía su cadera con los espasmos que le causaba el placer, debido al material de la ropa interior ahora si podía saborearla más, me encantaba el sabor para ser sincero. Comencé a excitarme más, baje una de mis manos y me tocaba sobre los bóxers. Tocaba la punta, mojando con mi pre cum, necesitaba poder tenerla, así que un par de minutos después, la moví, e hice que se quitara las bragas, nos besábamos en esas pequeñas pausas, le daba cariño a sus pechos, me volteé a ver al enorme espejo y vi algo que me confundió, me sentía raro, yo, siendo yo, con mis kilos de más, y todo lo malo de mi, en contraste de su cuerpo tan precioso, me encantaba... solo me enfocaba en que ella se sintiera bien, distraerla de mi...
Se recostó un poco y baje mi mano para masturbarla, como sabía hacerlo, suave, con ritmo, sin usar mucha fuerza o presión, ella gemía en señal de placer, otro escalofrío recorrió mi espalda, me volví a poner bastante duro, estaba mojada, ella cerraba los ojos con fuerza y gemía... necesitaba que gimiera mi nombre, solo era un anhelo, pero la dejaba ser, le estaba gustando mucho al parecer. La recosté y me puse manos a la obra de nuevo, ahora me tumbe boca abajo y le abrí las piernas, acerqué mi boca ahí, y lamía suavemente, succionaba la piel, daba lamidas cortas y rápidas, otras más largas, lentas, usando toda mi lengua, lamía su clitoris y presionaba con la punta de mi lengua en el. Bajaba un poco más, para lamer el interior de sus labios, movía mi mandíbula un poco para aprisionar su clitoris entre mis labios y hacer la leve presión de una mordida en ella, esos movimientos eran bien recibidos con gemidos cada vez más sonoros, excitantes, ya estaba dejando salir su voz real, yo estaba que no podía. Mi ereccion dolía, presionada bajo mi cuerpo, quería bajar una mano y meterla para tocarme, pero en ese momento ella tomó ambas manos y las puso sobre sus pechos, para que estimulara sus pezones de nuevo. Lamía todo, de arriba a abajo, metía la punta de mi lengua, succionaba más y más esa parte tan delicada. Quise cambiar un poco y subí, estaba caliente, comencé a frotarme con ella, sin introducirme, ella me miraba, hacia un gesto muy lindo, una mezcla entre curiosidad y preocupación, la boca ligeramente abierta, mejillas rojizas, cejas levantadas y algo fruncido el ceño. Además de unos ojos brillantes y hambrientos, me miraba a los ojos, ella seguía gimiendo, me movía lento, no buscaba asustarla o dar algo duro. Tampoco meterme en ella, de hecho aún traía los bóxers puestos. Me levante y fui por uno de los condones, me lo puse rápidamente y me acerqué. Comencé a jugar con ella.
-De quien eres? - le dije con una voz autoritaria, mientras le asestaba una buena nalgada. -TUYA!- gimió mientras se retorcía, la tome de la cadera y le levante el culo, -En cuatro te dije! - ella quería ponerse rebelde y me contestaba, cuando se giraba yo la miraba a los ojos. Tratando de dar ese look de hombre autoritario a pesar de que por dentro estaba algo nervioso aun, no soy muy grande, así que tenía que saber moverme, trate de entrar en ella y no pude, no sabía por qué, simplemente no lograba entrar, quería metérsela toda. No se me ocurrió otra cosa que solo frotarme, ella gemía muy muy fuerte, algunos de sus gemidos eras simples "ah", otros eran gritos, gruñidos, risitas leves, y los muy conocidos gemidos de placer absoluto; metí uno de mis dedos en ella  e inmediatamente busque ese tan "perdido" punto en las chicas, (el punto G), no tarde mucho en encontrarlo, ella se retorció más al sentirlo, ese pequeño espasmo de su espalda y que alzara más su lindo culo, aún es medió inexperta así que arqueaba de manera incorrecta, yo con algo de brusquedad presione en su columna para que adaptara su posición a la correcta. Metí otro dedo y ya la tenía a mi disposición. Repentinamente escuché unos golpes en la pared, los del cuarto de al lado estaban escuchándonos, y en señal de molestia hicieron eso. No me importo lo más mínimo. Yo seguía dándole placer, su piel erizada y sus gritos me motivaban a darle más, metí otro dedo y literalmente fue como si me gritara que me la cogiera. Yo estaba que babeaba, mi cuerpo me pedía que la penetrara, que entrara y sintiera cómo era estar dentro. De nuevo lo volví a intentar, no pude, aún no sabía qué sucedía. Nunca había tenido tantos problemas para entrar en nadie, por ningún lado.
La volví a voltear para hacerle otro oral, las mismas tácticas, lamidas, succión, y ahora agregue meter mis dedos en ella. Nunca creí escuchar a alguien gemir tan tan fuerte, cuantas ganas de grabarla tenía... pero la regla no fotos, no grabar, estaba latente. Si nisiquiera nudes me mandaba. Cómo esperar dejarse grabar.
Mientras me la seguía comiendo aprisionó mi cabeza con sus piernas dándome a entender que se vino. Paramos el ritmo un poco, que se relajara. Se dobló y alzó mi cara, depósito algunos besos y yo me recosté con ella. Ella usó mi brazo de almohada un par de minutos mientras nos besábamos, yo solía tener la regla de no besos después del sexo oral. Siempre iba, me enjuagaba el rostro y volvía a besarles. Algo me había dejado estar a gusto con eso ahora, yo pasaba mi mano por  su espalda, nos mirábamos a los ojos... sus pestañas... ese castaño... si cabello revuelto y esa carita de inocente que hacía, tan linda, en serio, me daba algo al saber que minutos antes gemía por más. 
Mis caricias tiernas, suaves, con cariño, al parecer se interpretaban como una insinuación en su piel, se mordía los labios y suspiraba, momentos después ya la tenía sobre mí de nuevo.

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2018 ⏰

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