Silencios

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Su humor había cambiado de un momento a otro, despertar a gritos no era la mejor forma de hacerlo, menos si los gritos provenían de el mismo. ¿Es que no respetaban la privacidad de su príncipe? Aunque su madre le enviara en su búsqueda no tenían por qué irrumpir en su habitación de esa forma, ¡Nadie les dio el derecho! Había comenzado su mañana gritándole a las criadas, estas habían ingresado a su habitación sin el llamado a la puerta ni mucho menos anunciarse. No le importaba en absoluto el que algunas de ellas lloriqueara puertas afuera de su habitación, estaba molesto, y mucho, eran ellas quienes creaban los rumores acerca de Jungkook y él, luego el menor era quien no se acercaba para evitar todos esos malos entendidos.

¡Lo único que conseguían era alejarlos más!

Espera Kook...—Tomo una pausa luego de tomar la muñeca del menor.—Duerme conmigo.

No quería que este le dejara cuando estaba tan molesto, quizás aún temía por su vida, pero estaba sano y a salvo en su habitación, no tenía ni un solo rasguño, o el al menos no lo consideraba daño aquel moretón que tenía en su cuerpo, el tipo si realmente había apretado con fuerza, pero en el momento no había sido un gran dolor, estaba preocupado por Jungkook y que este no hiciera alguna estupidez como saltar en su rescate, probablemente condenándolos a ambos. Sabía que su caballero pensaba antes de actuar, por otra parte, cuando se trataba de él solo actuaba, no lograba pensar, lo había descubierto con el tiempo. El menor era capaz de muchas cosas, incluso de planificar un ataque y movimientos de guerra, todo lo que estuviera lejos de él. Jimin era la principal razón del porque Jungkook enloquecía de vez en cuando. Eran como hermanos. Mejores amigos...

Sabes que no puedo, si se enteran...—Susurro el menor en respuesta sin quitarle la mirada de encima, hasta claro, pronunciar aquellas palabras que le obligaron a desviar su mirada.

Ahí estaba, una vez más Jungkook evitándole por comentarios de los demás.

Entendía, si el pueblo se enteraba que su futuro rey estaba a escondidas con un hombre, peor con su propio guardia personal, crearía una gran guerra entre el pueblo contra la realeza, buscarían bajar del trono a los Park luego de años de ser la cabeza en el reino. Pero la gente debía comprender la parte más importante, ¿Qué hacían los hermanos? ¿Los mejores amigos? ¡Pasaban el tiempo juntos! ¡Debían comprender! Jungkook era el único con el que vivió su infancia, sino fuera por él seguramente sería un tipo estricto que no disfrutara de la diversión, de seguro estaría casado a esa corta edad como rey en una tierra no muy lejana de sus padres.

No eran nervios lo que estaba sintiendo, él podía interpretarlo como un miedo. Cada vez que llegaban a un momento como ese, esa sensación lo llenaba, estaba perdiendo al menor por simples rumores. ¿Qué era lo que imaginaban que hacían? ¿No era normal dormir con su mejor amigo? Si, se abrazaban durante la noche, de hecho era él quien pedía que este le abrazara, más de una vez busco excusas como el tener frio para que esos brazos lo rodearan, disfrutaba de sentir esa protección, sin ver al menor como un guardia personal, sino como él, Jungkook cuidándole. A veces se preguntaba si este realmente descansaba cuando estaba junto a él, pues a su parecer, el pelinegro jamás bajaba la guardia, podía quejarse por la noche y este lo notaría.

¿Qué debía hacer? Jungkook deseaba irse, pero él solo quería tenerlo en sus brazos y hacerle entender que estaba bien. ¿Tendría que recurrir a esa estrategia otra vez? Con todos los rumores y el miedo del menor, había tenido que asumir varias veces su título, odiaba hacerlo, lo quería a su lado porque este lo deseaba, no por una...

Jungkook... Es una orden.—Pronunció sin titubear, seco, aguantando su respiración por unos segundos.

Conocía al menor, no se negaría a una orden de él, menos cuando tomaba ese rol de príncipe. Lo que menos podía hacer Kook cuando ordenaba algo, era negarse, su familia lo había educado bien, se respetaba a la realeza, por ende debía asumir lo que estos ordenaran. Kook giró su mirada a la puerta, tardo unos segundos observando el lugar para luego desviar su mirada a la propia, asintió. Había temido que este no aceptara, aunque hubiera seguido insistiendo con su título, al menos se había quedado tranquilo.

My King | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora