Maldita celebración

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—¿Una hora? —Negó. — Necesitaré más que eso...

Su cuerpo ya se encontraba caliente gracias a las atenciones que le había entregado el menor mientras intentaba hablar con el anunciante, peor cuando le arrastro con él hasta la cama, donde se dejaron llevar por sus besos sin poder controlarse, es que a esas alturas ninguno de los dos tenía control, se deseaban. Podía detenerse si lo quería, no era como si antes no hubieran dejado a medias el trabajo, no siempre lograban acabar con lo que empezaban, de hecho el llegar al orgasmo mientras se masturbaban no lo consideraba un trabajo completo, para el completar el trabajo era unirse a Jungkook, pero lo había intentado tantas veces que espero finamente por el día en el que negarse, no podía.

—Déjame disfrutarte treinta minutos. —Susurro contra el oído del menor. Lo necesitaba, al menos donde intentara de alguna forma bajar esa excitación de su cuerpo, lo cual duraba lograr, pero con tal de pasar un tiempo entre sus brazos, todo servía.

—¿Treinta? ¿No teníamos una hora? —Se quejó inmediatamente aferrándose al cuerpo del príncipe.

—No llegaría a la celebración si ocupamos la hora. —Sonrió con picardía.

—Hm.. Tienes razón.

—¿Entonces? —Pronunció en un tono más coqueto.

—Disfrútame treinta minutos.

No quería pensar en aquella como la última noche que podría pasar tiempo con Jungkook, aunque no era literalmente la última, solo que no podrían pasar juntos como lo hacían en aquellos días. Le tomo tiempo entender que aun siendo casado, tendría a su guardia personal, por otro lado, solo quedaba esperar a la coronación para decidir quien de los guardias tomaría el puesto de guardia real a los reyes, si Jungkook o Hoseok. Seguirían estando juntos, menos tiempo, pero mientras la muerte no los separé...El matrimonio solo unía a dos príncipes, lo que le seguía era asumir como rey y eso, eso era lo que le alejaría por completo del menor, las malditas responsabilidades que debía tener un rey. Todo su reino no solo se componía de un pueblo, el pueblo en el que le conocían como Chim, era el más cercano, sabía que existían otras tierras más allá de las montañas, aquellas en las que los reyes no se acercaban por más de una razón. Primero, la lejanía, el viaje que existía de un pueblo a otro por más que fueran unas cuantas horas corrían un gran peligro, las personas de Gouryeo se encontraban ocultas en muchos lugares, cualquiera podría atacarlo e iniciar la siguiente guerra. Le seguía el hecho de obedecer a los malditos sabios o consejeros del rey, primero debía preocuparse por el pueblo más importante, el principal, pero todo lo que ellos deseaban era darle más a los que ya tenía y no a los que realmente lo necesitaban.

La pobreza en los pueblos se veía en todo reino, pero claro, se encontraban en sectores que no fuera visible para extranjeros, no perderían la oportunidad de mostrar un atractivo a aquellos que visitaban por primera vez Silla. Era por ello que Jimin se había convertido en Chim, el enmascarado que ayudaba a los pobres.

¿Cómo sería su vida cuando asumiera el puesto de rey? ¿Lograría salir una vez más como Chim? Aunque era clara su respuesta, probablemente el tiempo libre que considerara para visitar al pueblo lo distribuiría con Jungkook, de ese tiempo debía tomar en cuenta a su esposa, los deberes de rey...¿Qué tal si tenían un hijo? Ni siquiera quería pensar en el sexo, necesitaba a Jungkook, el menor debía ser quien le arrebatara lo que muchos llaman "Virginidad"

No quiso llamar a las criadas cuando tenía al menor ahí, era lo único que necesitaba para acabar con los arreglos de su vestimenta. Desde que Jungkook había tocado su cuerpo, no quería que nadie más lo hiciera, por más que insistieran, no lo haría, prefería hacer las cosas por su cuenta. Era indignante que un príncipe, futuro rey, se vistiera por sí solo, las criadas no estaban haciendo su trabajo, pero prefería que estuvieran en otras áreas del castillo, a tener que prepararle todo a él, como mucho pediría un baño de tina caliente, más no.

My King | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora