Actuar no fue tan sencillo como lo parecía. Tener que alejar a Jungkook como si nada pasara entre ellos, aunque sus miradas los delataban, realmente lo odiaba, pero no podía culpar a Sunghee ni al matrimonio, era algo que estaba haciendo el reino por el bien de ambos, más bien por el pueblo en general. Era una especie de sacrificio, dos personas por el resto del pueblo, la unión a la fuerza para mantener a los demás bien; era la cruda realidad.
Por un momento pensó que Jungkook cometería una imprudencia, la forma en la que le agarraba la muñeca altero a más de un guardia pero él se mantuvo como si nada sin expresión en sus labios, la idea era no alertar a los demás del posible enojo que tenía su guardia, además de que este justamente le guio a un salón vació, podría crear aún más malos entendidos, no por imaginarse que estuvieran en algo, que de eso ya todos lo pensaban, más bien por las expresiones de ambos y creer que existía algún tipo de problema. Con su mirada panorámica noto como dos de sus guardias se acercaron a la puerta en forma de protección, logro ver sus espaldas cuando las puertas se cerraron, siempre, aun cuando estaba con Jungkook estos les seguían a menos que el líder de escuadrón diera el aviso negativo. Como no lo hizo, ahí tenían a dos guardias que podrían escucharles.
Hablarle al menor era inútil, lo conocía, sabía que este no se detendría hasta estar completamente seguros, ya que con ese enojo sobre él era bastante obvio que necesaria desquitarse por culpa de Sunghee y aquel beso que aún tenía rastro en sus labios. El castillo estaba lleno de pasadizos secretos, anteriormente pasillos que se utilizaban para protección del rey y solo eran conocidos por la familia real y sus guardias. Con el pasar del tiempo, solo la familia real y los guardias personales conocían aquellos lugares, la finalidad era más protección. Utilizaba alguno de ellos para evitar uno que otro trabajo de la realeza y en otros caso, más bien cuando era pequeño, para escabullirse a la habitación de Jungkook por las noches y continuar sus juegos. Esta vez entendía perfectamente la utilidad que quería darle el menor, y no demoraría en reaccionar.
No se resistió a tomar el rostro del menor para calmar esa ira contenida, era su culpa que Jungkook estuviera molesto, aunque claramente trataba de evitar que así fuera, fue imposible no hacerlo. Tenía que actuar, demostrar que estaba de acuerdo con esa unión, aunque Sunghee sabía claramente que toda relación a su lado era de amistad, incluso como su esposa, jamás la dejaría de proteger, no diría que se enamoraría de ella porque su corazón ya pertenecía a alguien más, pero si podría llegar a amarla, sería como su amiga, nada más que eso.
—Cálmate... —Pronunció contra los labios del menor con su respiración ya entrecortada ante la unión de sus bocas. — No significo nada...—Aclaró.
—Te odio...—Respondió el menor.
La fuerza de Jungkook contra su cuerpo lo estaba matando, esa forma en la que se mostraba posesivo le gustaba en demasía. Tan bien agarrado de la cintura, apegado a su cuerpo, con sus piernas casi enredadas con el otro, mientras sus brazos ya se encontraban rodeando su cuello y este acariciándole sobre las telas.
Disfrutar de esos labios era un acto que podría hacer el resto del día, podría acompañarlos por caricias que convertiría en gemidos si logrará tocar más a Jungkook de lo que lo estaba haciendo. Para mala suerte de ellos, no podían hacer más que ausentarse unos pocos minutos nada más, lo suficiente como para dar una excusa en caso de preguntas. Si se trataba de más de una hora, ¿Cómo aclarar que estuvo haciendo? Sin referirse claramente al acto que podría hacer con el moreno en ese momento.
—Debes acostumbrarte a esto...—Pronunció acariciando el rostro del menor, se había dado el tiempo o más bien tener la resistencia de mantener sus frentes unidas y nos sus labios.
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My King | Kookmin
FanfictionLos cuentos de hadas siempre cuentan las mejores historias de príncipes y princesas en épocas medievales. Pero, ¿Esa era la realidad de todos aquellos que heredaban el trono?, ¿Eran realmente los príncipes felices de casarse por el bien de sus reino...