Capítulo 4

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—¿Y cuándo se supone que eso va a pasar? —preguntó Emma, cruzando los brazos con impaciencia.

—Mira, Emma, las cosas no son tan sencillas para la condición de Regina —respondió Archie, intentando mantener la calma.

—¿Qué "condición" sería esa? —replicó Emma, levantando una ceja con desconfianza.

—Bueno… como médico, creo que Regina necesita seguir en la sala de psiquiatría…

—Pero también eres su amigo y podrías ayudarla —dijo Emma, acercándose a Archie con un tono suplicante—. Mira, sé que si Regina saliera de ese lugar podría mejorar, animarse.

Archie suspiró, dejando su taza de café sobre la mesa antes de responder con cautela.

—Como amigo, te diría que Regina no está en condiciones de regresar a su casa. Henry es un niño y no puede manejar a su madre en este estado, y…

—Archie, te juro que ese lugar es la razón por la que los pacientes están así. Es tan deprimente que solo entrar ahí te aplasta el ánimo. Incluso a mí me afectó la primera vez que estuve. ¿Cómo crees que se sienten los que están internos?

Archie la miró con una mezcla de compasión y cansancio.

—Emma, sea lo que sea, Regina no puede estar sola. Necesita a alguien que la cuide.

—¿Y si digo que lo haré yo? —respondió Emma, con determinación—. Yo estaré con ella y con Henry.

—Emma… Henry es un niño. No debería tener que ver a su madre en estas circunstancias. Y tú… bueno, tú y Regina no se llevan tan bien como para…

—Soy su amiga, Archie. Ella ha confiado en mí antes y no lo hago por obligación, lo hago porque quiero, porque ella lo necesita. Además, si pudiera, castraría a Hood y te aseguro que Regina se sentiría mucho mejor. —Emma frunció el ceño, ya imaginando la escena—. Deberíamos haber hecho eso desde el principio —murmuró.

—¡Emma Swan! Eso no está bien, ni siquiera pensarlo. Y te repito, Regina no saldrá hasta que muestre mejorías —dijo Archie, levantándose para irse—. Lo siento, pero no puedo ayudarte en esto.

Emma observó cómo Archie se marchaba, dejándola sola con sus pensamientos. Tomó un sorbo de su chocolate caliente y caminó hacia el mostrador.

—¿No fue como esperabas? —preguntó la abuela de Granny's, mirándola con curiosidad.

—¿Qué? —respondió Emma, distraída.

—Vamos, que sea vieja no significa que mi audición me falle. Y te diré algo: tienes razón sobre querer sacarla de ahí.

—¿En serio? —Emma se sorprendió—. Pensé que la odiabas.

—Que nos guste fastidiarnos de vez en cuando no significa que nos odiemos —respondió la abuela, limpiando la barra con calma—. Así que, sí, te apoyo.

—Cualquier consejo o ayuda sería bienvenida —dijo Emma, agradecida.

La mujer la miró directamente a los ojos.

—No te rindas, ni hoy ni más adelante —le aconsejó, antes de volver a sus tareas.

Emma suspiró y terminó su bebida.

Dos semanas después

Durante las siguientes dos semanas, Emma visitó a Regina a diario, acompañándola al jardín y a sus comidas. Aunque Regina no volvió a hablar, Emma no se preocupaba demasiado por eso. Estaba contenta de que, al menos, Regina ya no le tirara la bandeja como había hecho el primer día después de su discusión.

Swanqueen .2Where stories live. Discover now