16. De compras

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No faltaba mucho para el fin de semana en el cual se celebraba el popular cotillón del que todo el mundo hablaba. Ya llegado el viernes, las chicas de la universidad salieron de compras para presentarse decentes a dicha fiesta. Los chicos... Bueno, hacían lo que podían.

—¡Esta mierda no me cabe! —gritaba un furioso Katsuki, intentando ponerse una de las camisas de su pelirrojo compañero.

—Lo siento tío, tienes la espalda más ancha que yo —dijo en un tono de derrota, pues realmente se esforzaba por mantenerse en forma.

—¿Y qué hago ahora? No puedo llevar esto, así no conquistaré a... A nadie—. Se ajustó la corbata, disimulando su error.

—Pues no sé. Sal de compras —le propuso.

—¡Odio ir de compras! —se volvió a quejar. Era como tratar con un niño de cinco años, o incluso peor.

—Vamos, yo te acompaño. Así puedo aconsejarte —se ofreció voluntario el pelirrojo, sin ganas realmente de pasar la tarde de tienda en tienda con ese demonio rubio.

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Ya en la calle, ambos chicos —muy bien abrigados— charlaban tranquilamente, lo cual era bastante inusual tratándose de aquel rubio.

—¿Y qué tal con Izuku?, ¿te ha vuelto a dirigir la palabra? —inquirió el pelirrojo.

—Pues no, aunque al menos no parecía evitarme tanto estos últimos días... —respondió pensativo.

—¿Y no se te ha ocurrido hablarle?

—No quería arriesgar mi orgullo por enésima vez. Además, ya tengo algo planeado para el día del cotillón —comentó con una sonrisa pícara en el rostro.

—¿Qué vas a hacer, emborracharlo? —Aquello le produjo bastante gracia a Katsuki, ya que recordó la vez en la que se emborrachó en su apartamento con un simple vaso de whisky.

—Yo no juego sucio —admitió—. Además, Todoroki estará con él y seguramente no dejará ni que me acerque.

—¿Y qué piensas hacer? —volvió a preguntar Kirishima, sin poder averiguar qué tenía el otro en mente.

—Darle celos —respondió Katsuki con convicción, a lo que el pelirrojo se echó a reír como si su vida dependiera de ello.

—Amigo, mucha suerte —Le dió una palmadita alentadora en el hombro.

El rubio solo chasqueó la lengua con molestia. No le importaba la opinión de Kirishima, su plan funcionaría. Debía hacerlo. Entraron en la primera tienda que encontraron. El rubio no tardó en empezar a probarse trajes, pues deseaba acabar cuanto antes.

«¡Muy caro!»
«¡Demasiado colorido!»
«¿¡Esto es de hombre!?»

Eran algunas de sus quejas. Para odiar ir de compras, era bastante quisquilloso. El pelirrojo le pasó un traje de camisa en un tono granate, pantalón de lino negro y americana clásica.

—Pruébate este, yo voy mientras a echar otro vistazo —dijo antes de desaparecer entre los maniquíes nuevamente.

Katsuki chasqueó la lengua con molestia, harto de no encontrar nada de su gusto. Entró en el probador por enésima vez y comenzó a ponerse la ropa. Escuchó a más gente entrar a los probadores. Aquel sitio era demasiado concurrido para su gusto.

—Ahora vuelvo —Escuchó a alguien hablar afuera seguido de unos pasos. Esa voz le resultó familiar.

Cuando acabó de probarse el conjunto entero, salió del probador apartando la cortina de golpe. Observó a su alrededor buscando a Kirishima para que le diera su opinión, pero no lo veía por ningún lado.

—¿Dónde se ha metido ahora? —lanzó la pregunta al aire, observándose en el espejo de cuerpo entero. Aquel traje no le quedaba nada mal.

—¿Todoroki? —preguntó alguien desde el interior de un probador, abriendo la cortina al mismo tiempo.

El rubio giró su mirada, encontrándose ni más ni menos que a Izuku.

—¿Katsuki? —preguntó el pecoso al ver al rubio mirándolo de arriba a abajo—. Eh... ¿Qué haces aquí? —El de ojos carmín observaba con minucia aquella camisa ajustada color verde pino. Se mordió el labio inferior inconscientemente.

—¡Katsuki! —volvió a llamar el pecoso.

—¿Qué quieres? —preguntó en un tono seco. Se dió una palmada mental al darse cuenta de su respuesta. ¿Cómo pensaba arreglar las cosas con esa actitud?

—Te queda bien... —comentó el de ojos verdes con timidez, ruborizando al contrario.

—A tí también —habló, intentando mantener la compostura

—La camisa resalta tus ojos... —Izuku se interrumpió a sí mismo al ver a Todoroki aproximarse.

—Te veré el domingo —espetó Katsuki, para después meterse de vuelta al probador y evitar problemas con el chico teñido, dejando a Izuku anonadado.

—Midoriya, te ves genial —le dijo su novio, llamando su atención.

—¡Ah! ¿En serio? —Recordó las palabras del rubio—. Sí, creo que me llevo este... —comentó con una leve sonrisa. Dentro del probador, el de ojos carmín sonrió de medio lado ante la respuesta.

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—¡Tío, te estaba buscando! ¿Dónde te habías metido? No te encontré en los probadores —comentó un agitado Kirishima.

—Da igual, ya he escogido —respondió Katsuki, entregándole el traje a la chica del mostrador.

—Seguro que te queda genial, el rojo de la camisa resalta tus ojos —le comentó la cajera.

—Sí, eso me han dicho.

Ya en el exterior de la tienda, Kirishima miraba a Katsuki con desconcierto.

—¿Qué fue eso? —preguntó.

—¿El qué?

—Eso de que te han dicho que la camisa resalta tus ojos, yo ni siquiera te he visto con el traje puesto —explicó.

—Lo sé —Fue todo lo que dijo Katsuki mientras una extraña sonrisa se formaba en su rostro.

Al cruzar la esquina [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora