Descubiertos

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Al día siguiente, en la escuela, Marinnette y Alya conversaban en el patio para asegurarse de que nadie de que nadie, en especial Chloe, las escuche.

Marinnette le contaba a Alya sobre el día en la panadería con Adrien cuando sintió que alguien le cubría los ojos por la espalda.

- Adrien?
- Nope - dijo Nino mientras le quitaba las manos de los ojos- pero él esta al frente tuyo sonriendo tiernamente.

- Buenos días, Mari - Dice Adrien con amabilidad

- A...Adrien.. Como estas?

- Bien. Mari... quiero darte algo.

De su bolsillo saca una caja. Ella la toma delicadamente entre sus manos y al abrirla encuentra un collar con un adorno en forma de mariquita bañado en oro. Ella se sonroja y al mismo tiempo se pone nerviosa por el concepto de mariquita que tenía el regalo de Adrien.

- U...una... mariquita - dice algo nerviosa casi susurrando, pero Adrien logra escucharla y se pone nervioso.

- Yo...si... si no te gusta puedo cambiarlo.

- No... no es eso - Ella sonríe y toma el collar por ambos lados. - las mariquitas son bonitas. Son de buena suerte.

Adrien sonríe aliviado y toma el collar rozando las manos de Marinnette. Mientras sus manos se entrelazan el la mira fijamente a los ojos con un cariño especial.

- Exacto. Es que... me hace feliz estar contigo. El amuleto que me diste funciona de verdad.

Ella sonríe y lo mira tiernamente.

- El que tú me diste también parece ser bueno.

Ambos se miraban tiernamente tomados de la mano con el collar en medio mientras sus amigos contemplaban la escena. Ese momento romántico solo pudo ser interrumpido por el flash del celular de Alya al tomar una foto.

- Quedara para la historia. -Dijo Alya entre risas.

Adrien le coloca el collar y en grupo van a su salón. Adrien y Marinnette compartieron el asiento mientras que Alya y Nino compartían otro. La clase transcurrió entre miradas y sonrisas de ambos hasta que llegó el final de las clases. 

Marinnette caminaba junto a Adrien de la mano. La peliazul solo podía mirar hacia el suelo de lo apenada que estaba de estar tan cerca a Adrien. Él la mira tiernamente y le sonríe. 

- Vamos - Dice el chico rubio señalando su auto llegando.

- A... a donde? - responde con nerviosismo.-

- A mi casa - Responde mientras le abre la puerta del auto y la invita a pasar.

Marinnette entra sin decir otra palabra, estaba tan nerviosa que no podía negarse, aunque, la verdad, tampoco quería hacerlo. Su nerviosismo aumentó al ver la cara del chófer de Adrien quien la miraba por el espejo retrovisor con el ceño fruncido. Marinnette nunca lo había visto sonreír, pero estaba tan tensa que se lo tomó muy personal. Adrien había notado la tensión de la atmósfera y solo atinó a tomar su mano que estaba posada en la pierna de ella. Eso solo hizo que la azabache se pusiera completamente roja.

- Mari... tranquila. - Sonrisa tierna - No muerdo.

- Ah... si... solo... yo... no... quiero decir... tú... quiero de...cir.... lo siento.

Marinnette aprovechó que el auto se había detenido en la luz roja para abrir la puerta y salir del auto. Adrien sale tras de ella y la sigue hasta el parque. Marinnette se sienta en una banca y se cubre el rostro con sus manos. 

- Debes pensar que soy una tonta por lo que acabo de hacer.

- Para nada, también estoy nervioso. 

Siempre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora