Cuatro Días

Capítulo 2

La noche fue una tortura para Harry, había acompañado a la feliz pareja por unas copas a un bar karaoke muggle que a Ron le gustaba y por más esfuerzos que hizo para dejar en evidencia, la que según él era, la verdadera personalidad de Daphne, sólo logró que la chica fuese completamente adorable y que Ron al terminar la noche estuviese aún más enamorado de ella.

Cuando por fin llegó a su hotel le parecía que había sido un día sumamente largo y agotador y aún así no tenía sueño. Maldito cambio de horario. Toda la información del día seguía dando vueltas en su cabeza y la posibilidad de no recuperar a Ron comenzaba a volverse más palpable a cada segundo, lo que sólo terminaba por aterrorizarlo.

Sin pensar en qué hora podría ser en New York tomó su celular y se tumbó en la cama.

—Hola.

—Potter —dijo la sarcástica voz de Draco—. ¿Ya cumpliste tus malignos planes? ¿te robaste al novio?

—Muy gracioso —contestó Harry—. Todo está de cabeza aquí. La novia de Ron, es una chica de tu casa, de nuestro mismo año pero no logro recordarla. Daphne Greengrass.

— ¡Por Merlín! —dijo Draco riéndose—. La comadreja va a casarse con Queenie. Pansy se va a reír por horas cuando se entere, aunque déjame decirte que Weasley ha sido muy astuto, los Greengrass están forrados en galeones.

—Ron no es así, Draco.

—Sí, tienes razón, es irremediablemente Gryffindor.

—Olvídate de eso, es horrible todo aquí, Draco —se quejó Harry—. Ron parece tan embelesado con ella, como si... como...

—Como si estuviese enamorado —dijo Draco—. Pues así debe ser, Harry, por algo piensa casarse con ella y sabemos que no es por conveniencia.

—Me pidieron que sea el padrino de la boda, es tan ridículo, ella casi no me conoce pero tiene todas estas anécdotas de la escuela que yo no recuerdo y me presentó a su familia y todos estaban tan emocionados de tener en la boda al héroe y ya sabes cómo odio esas cosas —soltó Harry abruptamente.

—Hey, respira —dijo Draco—. Necesitas enfocarte en otra cosa... ¿no está Granger en la boda? Puedes salir un poco con ella, ponerse al día en lo que sea que tengan que contarse.

—Sí, ella está aquí, igual que toda la familia de Ron y sé que mañana llegan los chicos de Hogwarts pero yo tengo que concentrarme en Ron, Draco.

Draco respiró hondo frustrado, una de las cualidades de Harry era precisamente ser terco como nadie y sabía perfectamente que no habría quién lo convenciese de dar marcha atrás en esa locura, a pesar, de que él sabía y estaba seguro de que en el fondo Harry también, que todo iba a salir terriblemente mal para él en esa historia sin sentido

—Trata de dormir y quizás mañana veas las cosas de otra manera —finalmente dijo Draco en tono seco.

— ¿Sabes lo que me ha contado Ron? —insistió el moreno ignorando el consejo de su amigo— Que ella va a dejar su trabajo en el Ministerio para poder acompañarlo en la gira de los Puddlemere, Ron tiene que ir para ver la distribución de Sortilegios Weasley mientras George administra la tienda, así que ella va a sacrificar su carrera para irse con él.

—Es lo que hacen los recién casados, Potter, estar juntos, no es tan raro. Además Daphne no necesita el trabajo, puede darse el lujo de jugar a la casita con Weasley si eso es lo que quiere.

—Pero... está mal.

—Quizás para los muggles, Harry —dijo Draco intentando mantener la paciencia—. No para las familias de magos tradicionales. Tal vez el viejo Greengrass le haya ofrecido un mejor puesto en alguno de sus negocios.