Cuatro Días

Capítulo 3

Salieron de la chimenea en un pequeño pero elegante saloncito y Ron los dirigió hacia los jardines. La Mansión Greengrass estaba llena de gente y elfos yendo y viniendo preparando las cosas para la próxima boda. Draco continuaba abrumado por la situación y por la mano de Harry que seguía entrelazada con la suya y no vio venir a la ráfaga rubia que se lanzó a los brazo con grititos emocionados.

— ¡Por Merlín! ¡Draco! No puedo creerlo —dijo Daphne abrazando al rubio y luego haciendo lo mismo con Harry—. ¿Por qué no me contaste nada? Es una gran noticia.

—Yo no... —titubeó Harry.

—Ron me lo contó todo y estoy tan emocionada. No puedo creer que Pansy no me mencionase nada —continuó la joven Slytherin—. ¡Merlín! Si llevas el anillo de los Malfoy, no sé cómo no lo vi antes.

Harry sentía que todo transcurría en cámara lenta, Ron mirándolo con curiosidad, los Weasley y algunos de sus amigos platicando al fondo del jardín y señalándolo, sentía la mirada de Draco clavada sobre su rostro y Daphne con su inagotable energía brincoteando a su alrededor prendida de su mano mientras observaba el anillo de los Malfoy, Harry recién se dio cuenta que este se había ajustado a su dedo mágicamente al momento en que se lo había puesto.

—Es bueno verte Queenie —saludó Draco cortésmente—. Han pasado varios años.

—Sí, eres un ingrato, desde que te fuiste no volvimos a saber de ti. Sigo sin poder creer que no nos contases nada de esto Harry.

—Él no quería arruinar tu momento —explicó el rubio.

—Harry siempre pensando en los demás —dijo ella con una sonrisa—. De todas formas no es excusa, me encontré con tu madre hace unos días en el Callejón Diagon y no me dijo nada.

Draco pudo notar como Harry se puso tenso ante la mención de su madre y comenzaba a mostrarse nervioso porque la mirada de Weasley era de clara sospecha, el pelirrojo presentía que algo no estaba del todo claro en el repentino compromiso de su amigo.

—Tienes que ver a Astoria, Draco... —continuó Daphne ajena a la tensión del momento— se va a poner tan contenta de verte. Mi hermana estaba enamorada de tu novio en el colegio, Harry.

—Claro, vamos a saludarla —contestó Draco dándole un beso en la mejilla a Harry y comenzando a caminar con su amiga.

—Queenie, sé que no hemos estado en contacto últimamente —dijo Draco con su sonrisa más galante— pero quisiera pedirte un favor.

—Por supuesto, lo que necesites.

—Mi... compromiso con Harry es un... tema delicado con mi familia, ya sabes cómo es mi padre y nosotros hemos preferido ser discretos con eso.

—Entiendo —contestó Daphne—, no tienes que decir nada más, no mencionaremos nada, no te preocupes. La prensa tiene prohibido el ingreso a la mansión así que tampoco tienes nada que temer.

Draco sonrió y se dirigió a saludar a los Greengrass que lo recibieron tan efusivamente como lo había hecho su amiga.

Por su lado Harry se había quedado con Ron y sin saber qué decir, estaba increíblemente nervioso y se preguntaba mentalmente por qué se había metido él solito en ese enredo. Ron lo miró fijamente dispuesto a preguntarle si todo estaba bien, cuando se vieron rodeados por Seamus, Dean y Neville. Hermione se les unió al poco rato y Harry tuvo que inventar mil respuestas para las preguntas que sus amigos comenzaron a hacerle sobre su relación con Malfoy.

****

Los Greengrass fueron los anfitriones del almuerzo para todos los invitados aquella tarde; el jardín lucía hermoso con una larga mesa y flores por todos lados. Harry y Draco fueron el centro de atención, inevitablemente. Harry pudo sentir durante la comida la penetrante mirada de Ron sobre él cada vez que les preguntaban algo, felizmente la mayoría de preguntas curiosas habían sido contestadas por un encantador Draco que estaba disfrutando de la atención y de hacerlo quedar como un adolescente enamorado con todo lo que se estaba inventando.